PASO 2: Dejar de hablar de abstracciones como "República", "Democracia", "Autoritarismo", "Abrirse al mundo", "Venezuela". Son cosas importantes, pero la gente que las valora YA NOS VOTA. A los que tenemos que convencer es a otros.
PASO 3: Hablarle a la gente de lo que le interesa. ¿Su bolsillo está mal con Macri? Bueno, ¿cómo le explicamos a esa gente que, con Cristina y su mascota, va a estar peor? ¿Cómo hacemos que valore un bienestar futuro comparado con una mejora efímera pero inmediata?
PASO 4: Acercar los logros a la gente. El Paseo del Bajo puede ser una maravilla si vivís en Buenos Aires, pero al tucumano medio le importa un rábano. ¿Se hicieron obras en Tucumán? Andá con esas. Twitter nos acerca a todos, pero es más fácil persuadir a tu vecino cara a cara.
PASO 5: (de esto ya hablé otras veces) Escuchar antes de hablar. ¿Para qué le vas a hablar de cloacas a quien ya las tiene y su problema es que en su cuadra ya entraron a robar en la mitad de las casas? Hay que saber qué le preocupa a la gente.
PASO 6: Generar esperanza. La gente vota pensando que, de alguna forma, ese candidato le va a mejorar la vida. "Cristina se robó un PBI" ya no suma votos: si alguien la vota, es porque no lo cree (ni lo va a creer) o porque no le importa. ¿Qué tiene Macri para ofrecer? Es por ahí
PASO 7: Lo que repito hasta el hartazgo: salí de Twitter. Acá nos seguimos por afinidades, bloqueamos a piacere y hablamos más de lo que escuchamos. En Twitter ya no se convence a nadie. Que sea un espacio para organizarnos y darnos manija, genial. Pero el laburo es afuera.
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Voy a usar una conversación que vi hace un rato en Twitter para ilustrar un problema con el que deberemos lidiar por un buen rato en este país, quizás por un par de generaciones.
No nombro a los involucrados porque la idea es ejemplificar, nada más.
Todo comenzó con un hilo de una médica a la que sigo. Ella señala, a mi entender con razón, que uno de los problemas de las fotos de recetas médicas por WhatsApp (no las recetas electrónicas) es que no existe un mecanismo para que el profesional pueda cobrar por esa receta.
Allí entra en escena nuestro objeto de estudio, a quien llamaremos Especimen 1.
A primera vista, Especimen 1 se parece a muchos de los que nos seguimos de este lado de la grieta. En su bio, se define como antipopulista.
Si están embriagados de espíritu navideño, y desean continuar así, mejor abandonen este hilo y sigan juntando botellas de sidra vacías, pues, en un típico acto de empatía invertida (si yo estoy amargado, que todos estén amargados), vengo a joderles la Navidad.
Veo mucha esperanza puesta en las próximas elecciones. Cuentas regresivas, día por día, celebrando cómo nos acercamos cada vez más al 10 de diciembre de 2023. Mucho triunfalismo adelantado, mucho "se van".
Cosa complicada, la esperanza. Un arma de doble filo.
Es verdad que, sin ella, el náufrago aferrado al madero se soltaría y se entregaría al océano. Pero la esperanza también hace que el condenado a muerte se siente a esperar el indulto en lugar de planear su fuga.
UNA FORMA JUSTA DE SUBSIDIAR LA ENERGÍA (hilo cortito)
Soy enemigo de cualquier tarifa subsidiada. Pero si, considerando que más de medio país está hundido en la miseria, aceptamos subsidiar el consumo de electricidad como medida excepcional, hay una forma más justa de hacerlo:
En lugar de subsidiar un porcentaje de la boleta, el Estado puede regalar A TODOS LOS CIUDADANOS (millonarios o indigentes) una misma cantidad, mínima, de Kw/h. Lo necesario para que funcione una heladera, un TV, algunas lamparitas, cargar dos o tres celulares. De ese modo...
...se asegura que nadie se vea privado de los beneficios BÁSICOS de la electricidad. Cualquier consumo por encima de eso, lo paga el usuario. ¿No te alcanza? A cuidar la luz.
Sería más justo, porque llegaría a todos por igual, y nadie subsidiaría el exceso de consumo de otros.
Yo no tengo ni una maceta, y se me secan las plantas de plástico, pero hace ya un par de años que, por Campo+Ciudad, estoy en contacto con productores agropecuarios y conozco algo de su realidad.
Desde 2008, la Argentina libre, democrática, republicana, deposita sus esperanzas (y también sus frustraciones) en el campo, con la convicción de que el productor tiene en su bolsillo la llave para quebrar al kirchnerismo.
Bueno, resulta que no. Que lo que se propone resulta muy fácil en Twitter, pero bastante más complejo de aplicar en la práctica. Dejar de sembrar por un año o meter mil tractores en Plaza de Mayo sólo es factible en las fantasías de quien nunca sembró ni movió un tractor.
Los invito a jugar un rato. Un ejercicio sencillo, con un par de preguntas. Les pido que sean honestos en las respuestas, y que no las piensen demasiado.
Por supuesto, se agradece el retuit.
¿Empezamos?
1) Estás encerrado en una habitación con un asesino.
El tipo es más grande que vos, más ágil, joven y fuerte que vos, y tiene un cuchillo.
Vos estás desarmado, salvo por algo que puedas manotear por ahí.
¿Qué hacés?
2) Vamos a agregar un elemento al escenario. Detrás tuyo hay una puerta.
El asesino está en la otra punta de la habitación, y es una habitación grande. Para abrir la puerta, tenés que darle la espalda, pero sabés que llegarás a huir a tiempo. ¿Qué hacés?