Os cuento una historia que empieza con el que fue mi instituto, el histórico Santa Clara de Santander, que estos días es noticia por su 180º aniversario.
He estado mirando un grupo de facebook de antiguos alumnos del instituto, y hay hilos hablando de los profes que tuvimos.
He estado mirando un grupo de facebook de antiguos alumnos del instituto, y hay hilos hablando de los profes que tuvimos.
Yo recuerdo a muchos y buenos, pero especialmente al de Historia, Fernando P. Celada (¡un saludo si le llega!). Hizo que por primera vez me gustara la Historia y empezara a entenderla. Dejó de ser una retahíla de nombres y hechos, para convertirse en algo vivo, algo con espíritu.
He visto que en el grupo de facebook hay muchos comentarios que coinciden conmigo. Bastantes profesores fueron buenos..., pero este profesor en concreto debía tener algo especial, ya que parece que todo el mundo recuerda lo que aprendió con él.
Ahora que yo también soy docente, me quedé pensando a qué puede deberse esto. Por supuesto, un excelente profesor. Gran dominio de la materia, capacidad para transmitir, clases muy bien preparadas, con mapas, diapositivas...
Sí, pero también había en el instituto otros profesores con similar capacidad y actitud. ¿Qué podría ser lo que este profesor había hecho distinto de los demás?
Y entonces, al hilo de unos comentarios recientes con @lolamenting, @MsIdeasMnosCtas y más gente, se me encendió la bombilla.
Y me di cuenta de que...
Y me di cuenta de que...
El temario de Historia llegaba hasta la época actual. Pero el profesor Celada mandó el currículo a paseo. SOLO DIMOS GRECIA Y ROMA.
Eso sí, lo dimos con una profundidad extraordinaria. Posiblemente, casi a nivel de universidad.
(Y sí, a los 14-15 años éramos capaces de estudiar cosas con esa profundidad. Que nadie piense que no.)
(Y sí, a los 14-15 años éramos capaces de estudiar cosas con esa profundidad. Que nadie piense que no.)
Aprendimos a comprender a la gente de esas civilizaciones. Cómo era su mentalidad. Qué pensaban, qué sentían, por qué hacían las cosas. Qué era lo importante para ellos. Cómo lo expresaban a través del arte. Qué huellas nos han dejado, materiales e inmateriales.
Nada de esto hubiera sido posible si hubiéramos dedicado una semana a Grecia y otra a Roma.
¿Bajó el nivel del curso? ¿Salimos de allí siendo unos ignorantes en historia medieval o moderna?
Pues no creo.
Primero, porque esos temas se repitieron en otros cursos.
Y segundo, porque esto despertó nuestro interés y nuestra comprensión de la Historia.
Pues no creo.
Primero, porque esos temas se repitieron en otros cursos.
Y segundo, porque esto despertó nuestro interés y nuestra comprensión de la Historia.
Yo ahora leo algo sobre la Edad Media (por ejemplo) y lo veo bajo el prisma de lo que aprendí en aquellas clases. Y termino aprendiendo sobre la Edad Media mucho más que si mi profesor de Historia le hubiese dedicado una semana o dos en el instituto.
Ojalá en cada curso nos hubiéramos dedicado a ver una época distinta, con esa misma profundidad, en vez de pasar resbalando por encima de tantas cosas.
Resumiendo, como decía mi abuela, “más vale poco y bien, que mucho y mal”.
No sé si estáis de acuerdo, pero yo votaría por un currículo más "intenso" que "extenso", en todos los niveles educativos. Profundizar más, aunque se den "menos cosas".
Porque la información está por doquier... Pero lo que no está por doquier es la capacidad de comprenderla. FIN
Porque la información está por doquier... Pero lo que no está por doquier es la capacidad de comprenderla. FIN
Luego nos quejamos de que vienen a la Uni y no son capaces de profundizar en nada. Pues claro, si han estado los 15 años anteriores aprendiendo que cada vez que te empiezas a enterar de algo tienes que dejarlo y pasar a lo siguiente.
Y partir la vida en trozos de 55 minutos probablemente tampoco ayuda.
