Por desgracia, hoy en día, este tipo de llamadas se dan con mucha frecuencia.
Pero este no es el caso.
HILO 👇
Nos señala a una mujer. La miro. Ella, aún con nuestra presencia, no deja de observar a los niños. Es raro, ya que una persona con malas intenciones, en cuanto ve a la Policía, o sale corriendo o te cuenta una excusa.
Me perdonarán los defensores de uno u otro género, pero este tipo de cosas (el delito en cuestión que no hace falta nombrar) suelen ser hombres. Hay excepciones claro está, pero hablo desde mi experiencia.
- No, nieto no. Mi hijo. Pero no lo veo.
Confirmo mis sospechas de que algo pasa. ¿Una mujer de 60 diciendo que tiene un hijo jugando en ese patio? Podría ser, porqué no, pero la edad de los niños ronda los 5 años.
Paso los datos a Sala. Espero. La mujer no deja de mirar el patio buscando con su mirada a su “hijo”.
- No tiene nada pendiente compañero – me dice el compañero de Sala - Pero póngase a la espera que voy a consultar unas cosas.
- … sí a ver compañero, le informo, al parecer esta mujer tiene varias denuncias por desaparición. He estado mirando algunas y es una persona que padece Alzheimer.
- Sí, afirmativo - me contesta.
Mi compañero de zeta todavía sigue hablando con la directora.
- Es un niño super bueno – me dice la mujer -. Siempre que sale del colegio y me ve, viene corriendo a abrazarme y darme un “mua”.
Hace el gesto de que “mua” significa un beso.
Comienzo a sentir cierta pena por la situación.
Comienzo a saber de qué va todo esto.
- Es la primera vez que viene aquí – me dice.
- Verá agente, ella tiene Alzheimer. Tuvimos un hijo que estudió en este colegio. Juan. Tenía 20 años cuando se mató en un accidente de tráfico...
El hombre rompe a llorar. Llora por su hijo. Por su mujer. Porque lleva años luchando con esa mierda de enfermedad.