La partida de Enrique Múgica Herzog, con quien tuve el placer de coincidir como periodista durante su etapa de @DefensorPuebloE, me han vuelto a hacer reflexionar sobre la importancia que tiene salir fuera del territorio habitual que uno habita👇
Para poner en perspectiva los detalles cotidianos de nuestras vidas y, así,llegar a conocernos mejor a nosotros mismos, y a nuestros vecinos. 👇
Crecí en Madrid en la década de los 60 convencido de que en España no quedaban judíos porque, el Chincheta, el profesor de historia de mi colegio, nos explicó que en 1492 les habíamos expulsado a todos. 👇
Años más tarde, en la ciudad de Nueva York, donde predomina la cultura judía, me sorprendió que algunos de los cánticos religiosos entonados en las sinagogas coincidiesen exactamente con las canciones que cantábamos en el autobús cuando íbamos de excursión a la Boca del Asno. 👇
Españolas e internacionales. Entre otras, el Bella Ciao italiano que ha vuelto a popularizar @lacasadepapel pero con la letra en hebreo y alabanzas a Adonai. 👇
“No es que no haya españoles judíos. Es que hay muchos que ni siquiera saben que lo son” me atreví a comentarle a Enrique Múgica en un almuerzo organizado por @rielcano en el que tuve la suerte de compartir mesa con él. Entonces me relató su anécdota. 👇
Me contó que él creció, en el San Sebastián de los años 30, hablando español en casa. Que los únicos que hablaban euskera eran sus abuelos, los padres de su madre, y que ni él ni su hermano Fernando les entendían. 👇
Y que, años más tarde, cuando Fernando fue a estudiar la carrera a París le llamó un día por teléfono y le dijo: “¿Estás sentado? Pues siéntate porque vas a alucinar: somos judíos.” Enrique no daba crédito. “¿Pero cómo que somos judíos? ¿Estás loco?” 👇
“Que si” le confirmó su hermano, “que resulta que el idioma que hablan los abuelos no es euskera, sino yiddish. Lo mismo que hablan los señores de la casa en que me estoy quedando.” 👇
Enrique me dijo que quedó confundido. Eran judíos en una España donde se daba por sentado que los sionistas tenían cuernos, rabo terminado en punta de flecha y, además, por si fuera poco, habían asesinado a Cristo. “¡Somos judíos! ¿Qué vamos a hacer ahora?” 👇
El resto es historia. Una historia difícil y trágica de no haber sido por la ternura y el humor con que me la confesó el propio Defensor del Pueblo. 👇
Uno no suele fijarse en lo que le han dicho que no existe. Uno no puede ver lo que ignora. ¿A quién se le va a ocurrir asociar al barbero de su infancia, ese que viajaba los sábados de pueblo en pueblo, con el rabino que prepara las casas para el Sabbath? 👇
Es lo que tiene viajar y salir fuera de casa, que observas otras costumbres y las comparas con las tuyas. Las cotejas y sacas conclusiones. Nada como salir para poner nuestras vidas en perspectiva. 👇
O para cambiar de lugar el punto de fuga de nuestra perspectiva. Y luego regresar y disfrutar más de nuestra gente y de nuestras cosas. Enrique Múgica ya ha salido fuera del todo. Buen viaje. A saber cómo nos verá desde tan lejos…
