Thread by @JaViviendo_

Es bastante curioso que la cuestión sobre la Comunión haya generado tan poca comunión.

Es para hacérnoslo mirar.
Todos.

¿Y si partiesemos de una premisa? No dudar de la buena intención de nadie.
Ni de los protagonistas de los vídeos. Ni de los difusores. Ni de los defensores. Ni de los detractores. Ni de los obispos que abren los templos. Ni de los que no lo hacen.
Difícil, ¿Eh?

¿Cuantos comentarios descarnados nos habríamos ahorrado? ¿Cuántas miradas altivas, de un lado y otro? ¿Cuántas ganas de hacerse las víctimas? No lo meto todo en el mismo saco, también habrá habido diferencias mesurada y desde el respeto, no me cabe duda.

Pero tampoco dudaremos de que el Demonio, "como León rugiente" (que alguien busque el versículo) buscaba esto... Y se ha dado un festín.

¿Y si nos mirasemos todos desde la herida? Desde nuestra vulnerabilidad, desde la mirada sincera de la herida de quien tenemos enfrente, desde el misterio del otro que Dios pone delante de nuestros ojos. Herido como nosotros.

Empiezo yo: mi anhelo sacramental, mi hambre. Cuando tengo hambre a veces me pongo de mala leche... Supongo que algo habré ganado en mansedumbre en este tiempo, pero no habrá sido mérito mío. No obstante, no he dejado de creer ni mucho menos en la Presencia Eucaristica.

Y ha crecido en mi la necesidad de sentir la Hostia en mi lengua (y a veces en el paladar...), La mirada arrodillada pero firme en la televisión viendo día tras día a los sacerdotes que comulgan mientras saboreo la oración de la Comunión Espiritual que está grabada a fuego.

"Creo Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el Cielo y en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma. Pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
...

Y como si ya te hubiera recibido, te abrazo y me uno del todo a ti.
Señor, no permitas que me aparte de ti.
Amén."
En estos días, semanas quizá, me ha dolido leer algún comentario sobre la fe de los que ahora, por obediencia, apenas salimos de casa.

De forma más o menos sutil se acusa de falta de fe, cobardía... En fin, que estos días de retiro de Twitter me han venido muy bien, en general. Lástima que los ánimos por aquí se sigan encendiendo con tanta facilidad. Pero bueno, tengo más claras algunas cosas

1- Despellejar a mi hermano opine como opine no calmará mi hambre.
2- La comunión, sacramental o espiritual es un don. No cesaré de creer ni de anhelar comulgar
3- La comunión en la Iglesia es don y tarea de todos. Como hijo de la Iglesia también me duele tanta batalla estéril

4- Seguiré obedeciendo a mi obispo y rezando por él, por mi párroco y por todos los sacerdotes. Conozco y comprendo su dolor también y tengo la certeza de que estamos en su corazón cada vez que celebran la Eucaristía.

5- Muerte, duelos durísimos, soledad, decisiones negligentes e indecisiones caóticas, paro, precariedad, ruina, censura, desesperanza...
¿Podrán decir "mirad como se aman"? ¿Podremos dar esperanza o solo les señalaremos quienes tienen fe y quienes no?
"Señor, aumentamos la fe"

Perdonad por el rollo, escrito a las 4:00 a.m, pero con todo el corazón, a quienes pueda ayudar. Con todo el aprecio.
Buenos días.