Thread by @elpais_america

Mientras México caminaba hacia la fase masiva de contagios de la pandemia, murió Araceli, la señora que hacía tacos en Peralvillo 22, una vieja vecindad de la colonia Morelos, en Ciudad de México.

🖋️ @Ferritortola
📷 @MonicaGIslas

HILO [1/10]

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2. Su hija la llevó al hospital el 13 de abril, pero ya estaba muy mal. Aguantó una noche más y a la mañana siguiente dejó de respirar. Tenía 65 años. Iraís, su hija, dice que el lunes tuvo un ratito de lucidez: “Nos despedimos, cerramos ciclos y nos pusimos en manos de Dios”

3. Cuando Araceli murió, sus vecinos organizaron un rosario en su honor en el patio, frente al altar de la virgen de Guadalupe. Lo organizó Minerva, que la conocía desde niña, cuando la vecindad era un pasillo rodeado de cuartos y baños compartidos

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4. Hacía semanas que las autoridades recomendaban no salir y mantener distancia, pero los vecinos decidieron hacer un rosario. Empezaron el miércoles 15 y continuaron el resto de esa semana y la siguiente. Cada día a las 19.00, sacaban sillas al patio, frente al altar y rezaban

5. Acostumbrados a la vida colectiva —a tener la puerta abierta, a bajar al patio a pasear, a verse, olerse y tocarse a diario desde hace décadas— un rosario por una vecina muerta resultaba del todo incuestionable: nadie habría pensado en no hacerlo

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6. En México, el 70% de la vivienda es informal. La industrialización de mediados del siglo XX atrajo a la capital a millones de personas, que necesitaban lugares baratos donde vivir. Familias enteras dejaban su pedazo de tierra por un futuro mejor

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7. Mientras en países como España muchos no pueden despedirse de sus difuntos, en Peralvillo 22 los vecinos se juntan durante nueve días para rezar por una vecina que algunos apenas conocían. En la vecindad —y más en un país como México—, la muerte es un asunto comunitario

8. Araceli Figueroa murió de insuficiencia renal por años de no tratarse la diabetes. Los que la conocieron dicen que era una gran vendedora. Que sus especialidades eran la cochinita y el pozole rojo con carne de puerco. Que la última vez que cocinó fue a finales de marzo

9. Su muerte podría haber sido causada por covid-19, pudo contagiarse en el hospital general. Pero no. Su muerte fue una muerte más. No dejó ninguna moraleja, sino apenas la confirmación de una realidad: en muchas partes de México, la vida es colectiva de la cuna a la tumba

10. Desobedecer la distancia social no es cuestión de indolencia o de rebeldía. Es una forma de supervivencia. En México, mantener la distancia social choca contra una convicción arraigada en muchas vecindades: que la adversidad se supera colectivamente

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Hilo: @annielagos