En los últimos días vimos un protagonismo ampliado desproporcionadamente por los medios de comunicación de quienes, enojados con la cuarentena, piden flexibilización.
Existe una disputa por parte de la oposición de representar estas voces +
Existe una disputa por parte de la oposición de representar estas voces +
Este claro intento por sacar rédito político es legítimo en democracia. Es esperable que haya demandas de diferente orden y que haya una disputa por representarlas.
Pero, ¿Qué es ‘representar’, en un contexto democrático?
Pero, ¿Qué es ‘representar’, en un contexto democrático?
La representación es un tema complejo, pero podemos reducirlo a una cuestión etimológica: representación política consiste en volver a presentar algo en un lugar distinto. Por ej: la gente construye una petición en la calle, representarlo es llevar esa demanda al parlamento
En ese traslado, el representante debe hacerla compatible con las demás demandas, con los marcos legales y los valores. Por lo tanto, nunca implica un rol puramente pasivo: siempre se modifica y añade algo.
Y eso termina influyendo sobre los representados, construyendo ciudadanía
Y eso termina influyendo sobre los representados, construyendo ciudadanía
Por ejemplo, cuando los familiares de alguien asesinado en un asalto piden angustiados justicia por mano propia, lo primero para representar políticamente ese reclamo es hacerlo compatible con el Estado de Derecho. Un representante no podría prometer matar al delincuente.
La pregunta entonces es ¿qué está haciendo la clase política opositora con la demanda de flexibilización, con la demanda de gente que quejándose grita “prefiero contagiarme a que Alberto me diga que hacer”?
Pareciera que hoy la respuesta de la oposición es comparar la cuarentena con la doctrina de seguridad nacional y hablar de ‘infectadura’, amplificar la voz de Susana Giménez respecto a Venezuela y hablar del ‘enamoramiento’ de la cuarentena.
Las razones de esto no están claras: si es por irresponsabilidad, por ingenuidad o por ceguera ideológica. Pero seguro, lo que no hay en el discurso opositor, es un genuino y honesto intento por representar políticamente estas peticiones.
