Esta es la historia de un grupo de 11 ancianos que viven cada día vendiendo helados. Desde que se implementó el toque de queda, estos se quedan a dormir en una bodega cercana al Cerrito del Cármen, donde se guardan los carritos y los helados.
Texto y fotos: @Sonny_Figueroa
Texto y fotos: @Sonny_Figueroa
Once adultos mayores pasan las noches en una húmeda bodega, pues con la cancelación del transporte público y las bajas ganancias no pueden llegar cada día a sus casas.
Dionisio Aguilar tiene 63 años, cuenta que nunca vio una crisis igual y explica que no le alcanza para comprar la medicina de su esposa y pagar sus alimentos y servicios básicos.
Hasta que les regalaron colchonetas, algunos de estos vendedores de helados, quienes sobrepasan los 60 años, se veían obligados a dormir en el piso.
Pedro Osoy tiene 75 años y debe caminar cada día varios kilómetros para vender sus helados. Estos días esta consiguiendo menos de Q20.
Bernardo Pineda tiene 57 años y le falta un brazo, pero sus hijos se quedaron sin empleo y ahora es su responsabilidad llevar el dinero a la casa con la venta de helados.
La bodega cuenta con seis espacios, uno es un patio en el que se bañan con agua fría y el que tienden su ropa que lavan a mano en la pila.
"Salir a trabajar y arriesgarse a contraer el virus no es lo difícil para este grupo. Lo más difícil es luchar contra las bajas ventas y tener presente que en tiempos de crisis las personas no quieren gastar su dinero en helados, sino en comida".
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Por si alguien quiere ayudarlos, la dirección donde se encuentran ubicados es 11 avenida ¨A¨ 1-32 de la zona 1, a un lado del Cerrito del Cármen.
