Lo que comenzó como una protesta por brutalidad policial en Minneapolis, se transformó en una revuelta violenta utilizando al racismo como motivo, y ya ha evolucionado en un movimiento que exige el desmantelamiento de los departamentos de policía en varias ciudades de USA.
En Seattle los manifestantes desalojaron un cuartel policial y declararon una “zona libre de policías”. Otras ciudades estudian reducir presupuestos de seguridad y redirigirlos al apoyo a minorías, mientras, algunos funcionarios se arrodillan en las protestas, en señal de perdón.
A estas alturas, el giro que tomó la protesta por reivindicaciones es ahora un arma política de sectores que se denominan de izquierda progresista dirigida a desmontar el eje de toda la institucionalidad norteamericana, que nos es otro que el “rule of law” y el “law enforcement”.
En Venezuela sabemos bien, lo que significa una “Zona de Paz”, las hemos sufrido desde hace años y hemos visto como se han convertido en guarida de delincuentes, secuestradores y matones. Pero lo que se monta en USA, va mucho más allá; es teledirigido y manipulado.
Primero, se trata de desmoralizar a los cuerpos policiales y hacerlos sentir culpables. Luego forzarlos a salir de sus precintos y después, impulsar la narrativa que no son necesarios porque son responsables de la violencia en las comunidades empobrecidas.
Lo increíble de todo esto es cómo la agenda de destrucción de las policías la han entramado con causas de sociales, consiguiendo así el apoyo de incautos que salen a manifestar sin darse cuenta que se están quedando sin policías en los momentos de mayor conflictividad social.
Aún es pronto para que estos grupos salgan a cantar victoria, mientras tanto, lo que hacen les sirve a múltiples propósitos: desgastan al gobierno de Trump, debilitan la institucionalidad y suman gente a su causa, pero no es suficiente, la 2da enmienda también juega…
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