Capítulo XXI
Con el permiso de Mensalcoatl, y contando con que mi vochito (yo quería un Tsuru blanco) siga jalando me dispongo a relatarles los acontecimientos acaecidos en el Reino de Pejetitlán .
Nos despertamos con la noticia que a
Hilo
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El morenarca anunció con bombo y platillo que iba a barrer las escaleras de arriba para abajo, una perogrullada más de las que hacían famoso al rey, y que se refería a que sus achichintles eran tan
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Es forzoso dar noticia del decálogo que Perejil preparó para sus súbditos, en el cual daba instrucciones precisas para cursar sin problemas la fiebre defecativa que asolaba al país, permítaseme transcribir
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DECÁLOGO
1 No es bueno enfermarse porque se siente muy feo
2 Hay que mantenerse informado de las recomendaciones del Gran Tell, aunque Perejil se las pase por el forro (Diría el rey de España, íntimo amigo de Perejil)
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4 Si tiene uno gallinas en el patio no tiene uno que andar comiendo clembuterol, ni carne Kobe Wagyu porque es
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5 Hay que bajar de peso, y no comer comida chatarra, primero porque es muy mala y luego porque Sabritas todavía no existía, el exceso de peso es muy malo para los que no tienen qué comer
6 Los bienes materiales son para los nobles del
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7 Hay que gozar del cielo, no sabemos si se refería a los que se iban a morir de fiebre en estado de gracia, o al cielo lleno de humo de la quema de pastos resultado de la fábrica de las Dos
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8 Recomiendo tomar mucha agua pura, en vez de tepache o agua de zapote
9 Hacer ejercicio, cuando vayan a la letrina háganlo corriendo para que no les vaya a ganar en el camino
10 Y abandonar las actitudes clasistas o racistas, porque es muy feo andarles
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No contento el Morenarca con su decálogo, al día siguiente les ofreció el secreto para no caer en la fiebre defecativa, fruto de su sabiduría ancestral de
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Cabe mencionar que más de una boca se quedó abierta ante tanta sabiduría.
Estaba tan contento nuestro personaje, que se fue de gira a la Vera Cruz
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Y hablando de carruajes, habría que preguntarle al Morenarca Perejil I si ya se rifó el carruaje de marras, o si
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No puedo irme sin ponderar la sabiduría de una sentencia real merecedora del bronce:
A LOS POBRES NO LOS SECUESTRAN, A LOS RICOS SI, LUEGO ENTONCES HAY QUE SER POBRE.
Ocurrencia que dejó en el olvido a un tal
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Se desafiló la pluma de oso negro que uso para contar a ustedes estas peripecias, tendré que continuar otro día.
RT a libre albedrío, el que usan para salir, o no, y que los responsabiliza del contagio galopante que no han podido reducir.