Él es Gregorio. Hace taxi afuera del Comisariato de Urdesa. Como vivo cerca, preferí tomar sus servicios de transporte en lugar de llamar Uber, como siempre hago cuando no ando en bici. (Abro hilo) 
El viaje, de no más de diez minutos, transcurrió en silencio. De hecho. No vi su rostro al subirme, sino una hora después de llegar a casa, cuando Gregorio llegó, desde muy lejos del norte de Guayaquil, para devolverme el celular.
Lo dejé olvidado en la parte de atrás y si hijita de 8 años se dio cuenta de que sonaba cuando él llegó a su casa, porque fui su última carrera.
No me alcanzaban las palabras de agradecimiento, así que le di todo mi efectivo como recompensa por su honestidad. Él empezó a llorar. Me contó que los tiempos son malos para el taxismo y que, pese a que hoy no le fue bien, pasó esto.
"Hago todo lo posible para ser una buena persona. Es el segundo celular que devuelvo esta semana", me dijo Gregorio con la voz quebrada. Yo también lloré.
Le prometí que contaría la historia en redes sociales para que el mundo sepa que las buenas personas aún existen y están por allí, esperando hacer el bien.
Si quieres un taxista honesto, llámalo. 0982555490
Si quieres un taxista honesto, llámalo. 0982555490
La historia completa la próxima semana en #mishistoriasurbanas
Hubo un error en el número. El verdadero número de Gregorio es
0982558490.
0982558490.
