Thread by @ItecPsicologia

En estos meses hemos escuchado muchas apelaciones a la "responsabilidad individual" de la población para evitar llevar a cabo comportamientos que faciliten contagios por covid.

¿Es suficiente esta mera atribución a la responsabilidad para el cambio comportamental? #psicohilo.

En nuestra cultura, parece existir una tendencia a explicar el comportamiento humano en base a entidades internas (alma, mente, voluntad, etc).

Si la agencia del comportamiento es interna y volitiva (autogenerada, automotivada), entonces suponemos que la mera apelación a la responsabilidad debería ser suficiente para que esos comportamientos adecuados “broten” de dentro.

Quizás este mito no sea tan potente en asuntos relacionados con la obtención de información (aprendizaje semántico), pero sí en otros, como la motivación para iniciar y mantenerse en un comportamiento. No es extraño escuchar frases como “no hace tal porque no quiere/es malo/etc”.

El afirmar de un individuo que es "agente de sus actos", nos suele llevar a evitar o ignorar la tarea de explorar las causas ambientales de ese comportamiento (ya sean presentes en su contexto inmediato, o distales, aprendidas).

¿Existe algún apoyo de la idea del libre albedrío desde el enfoque científico? La respuesta es poco halagüeña, por lo pronto. Pero hay bastante más: ni siquiera este punto de partida es un principio plausible de una empresa científica.

El determinismo es un principio básico de la aplicación del método científico al estudio de la realidad. Al igual que otras ciencias debieron librarse de concepciones animistas o teológicas al explicar el movimiento de los planetas o la existencia de los organismos vivos,

en asuntos de comportamiento humano parece que aún nos cuesta desembarazarnos de esta idea.
Encontramos que muchos autores/as hablan sobre comportamiento desde el rechazo a una posición determinista más como deseo sobre cómo debería ser lo humano que como realidad o hecho probado

Una muestra sistematizada de esta tendencia cultural a dar explicaciones internas sobre el comportamiento lo representa el conocido "sesgo de correspondencia" o "error fundamental de atribución" (tendencia a atribuir la causa de los actos de los demás a disposiciones internas).

Estos sesgos no son sólo debidos a que el uso de conceptos como libertad individual, iniciativa y responsabilidad hayan sido considerablemente reforzados por nuestra comunidad verbal para (pseudo)explicar el comportamiento,

sino a que también se obtienen "beneficios" de realizar estas atribuciones: si situamos las causas en el otro, nos libramos socialmente de la obligación de invertir esfuerzo/economía en cambiar el ambiente de esa persona o invertir en su educación.

¿Qué alternativas tenemos a esta idea de responsabilidad individual en el cambio comportamental? Hagan énfasis en variables hipotéticas o ambientales, las teorías explicativas no se libran del aprendizaje como un proceso de adquisición conductas, creencias, disposiciones, etc.

Así, cuando hablásemos de responsabilidad, esta no se daría en el vacío, sino que la persona responsable (que se comporta de forma socialmente esperable para su bienestar y el de los demás a largo plazo) lo es porque ha aprendido a ser así, y tiene los recursos para serlo.

Por poner un ejemplo de esto: una persona joven sale de su casa y visita un lugar cerrado, sin ventilación y sin mascarilla. El comportamiento de esta persona seguramente sería explicado como “irresponsable”. Pero no es una supuesta irresponsabilidad interna la que le llevaría

a comportarse así, “irresponsable” es una etiqueta que ponemos sobre su comportamiento a posteriori (el hecho de que lo hayamos descrito así, en lugar de dar otra descripción, dice, por tanto, más sobre nuestro comportamiento verbal que sobre el suyo).

¿Qué otras alternativas no pseudoexplicativas hay? Si exploramos la historia de aprendizaje de esa persona, quizás encontremos que no ha tenido oportunidades en su contexto de aprender a demorar gratificaciones inmediatas,

tampoco ha sido reforzada por emitir verbalizaciones donde ponga en valor el bienestar de su comunidad frente al suyo inmediato (y que pudieran guiar su conducta en el futuro en este sentido). Esto por poner algunos ejemplos.

Aparte de factores aprendidos, pueden existir "disposicionales" que dificulten la aparición de esos comportamientos calificados como "responsables". Por ejemplo, el contexto de precariedad laboral puede llevar a esa persona a tener que trabajar en un local con malas condiciones

de seguridad, ventilación e higiene por no perder su única fuente de ingresos. Todo lo mencionado se trata de comportamientos que se aprenden, no que broten de dentro, pese a que pueda existir variabilidad entre-individuos en la facilidad de adquisición de estas competencias.

En definitiva, encontramos muchas razones para pensar que los comportamientos que protegen nuestra salud y la de los demás (responsables) deben ser entrenados, motivados (reforzados) y posibilitados (dotar de recursos para que se lleven a cabo).

Y que este cambio de concepción , más cercano a las bases de la ciencia de la conducta, puede ser muy útil para una sociedad que requiere cambios importantes en su comportamiento para afrontar los diferentes desafíos sobre la salud mundial que implica la pandemia del covid-19

Pero también otros asuntos, como los hábitos insanos, una de las causas más relevantes en el desarrollo de enfermedades crónicas e incapacitantes.