PIRIBEBUY. 151 AÑOS
El 12 de agosto de 1869, hacía mucho frío. Los paraguayos pasaron en vela. Con el amanecer se inició el bombardeo aliado (40 cañones modernos) que precedió al asalto de 20.000 hombres que rodeaban a la posición paraguaya de 1.600 hombres, mujeres y niños.
El 12 de agosto de 1869, hacía mucho frío. Los paraguayos pasaron en vela. Con el amanecer se inició el bombardeo aliado (40 cañones modernos) que precedió al asalto de 20.000 hombres que rodeaban a la posición paraguaya de 1.600 hombres, mujeres y niños.
Los comandaba Pedro Pablo Caballero. La artillería paraguaya (18 cañones de variados calibres y 1 obús), al mando de Hilario Amarilla, protegía la fortificación de 2.422 ms. Luego del bombardeo de 4 hs (otras fuentes dicen 2 hs), los aliados cargaron por los 4 puntos cardinales.
En poco tiempo tomaron las trincheras. Tres veces fueron rechazados los aliados por un desorganizado ejército que no podía cubrir todas las líneas. Los paraguayos se defendieron con todas las armas posibles: mosquetes, cuchillos, ramas, tacuaras afiladas, botellas rotas y piedras
incluso, los artilleros paraguayos cargaron los cañones con la más variada metralla: vidrios rotos, piedras, restos de vasijas de cerámica, cubiertos e instrumentos de metal y hasta cocos, mientras que las mujeres arrojaban agua hirviente a los soldados de la Triple Alianza.
También pelearon los niños del Reducto Escuela, con el maestro Fermin López al frente. La lucha llevó al último defensor hasta dentro de la Iglesia de Piribebuy. En la escaramuza, cayó por una herida en la ingle el coronel imperial Juan Manuel Mena Barreto. Luego vino la barbarie
El comandante paraguayo con otros combatientes fueron asesinados brutalmente. Igual suerte corrieron varias mujeres que combatieron. Para culminar ese espectáculo dantesco, el hospital de sangre fue incendiado con los heridos y personal de sanidad adentro, por soldados imperiales
Piribebuy, décadas después se convirtió en parte del discurso nacionalista y se volvió en memoria del Paraguay. Piribebuy fue incluso motivo de polémica entre Juan E. O’leary y el conde D’Eu, que dirimieron diferencias en periódicos en el año 1920.
Hoy, lejos de la locura de la guerra, es nuestro deber recordar a aquellos que dieron la vida por la patria, un concepto que con el tiempo se hace más difícil definir.
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