Era el año 2009, un equipo llamado Barcelona se volvía moda. De repente, personas que ni siquiera veían fútbol o sabían sufrir una derrota lucían camisetas del club azulgrana.
Un joven Messi recibía la posta del crack Ronaldinho y hacía que el equipo ganara con talento, pero también ganaba con polémicas arbitrales, con penales simulados y offsides no cobrados.
Daba igual, no había visión crítica de los "hinchas" de moda, lo que importaba era estar en el bus de la victoria, al que solo se subían para finales o clásicos contra el Madrid.
Ese equipo, indestructible, acababa con las gestas lindas del fútbol, de un Estudiantes de la Plata con un crack en el crepúsculo de su carrera como Verón. Un estudiantes que da la lucha hasta el tiempo extra pero cae ante un todopoderoso equipo español.
Acaban con un Manchester United que tiene en sus filas al legendario Ryan Giggs, en el banco Ferguson y en el arco al gran Edwin van der Saar...
Un Van der Saar que quiere jugar su último partido antes del retiro, de descansar con su esposa recién recuperada de un cancer. El Barcelona acaba con esos sueños.
Esa misma base de jugadores azulgranas, conforman la selección española que le arrebata el título a Holanda en el 2010. Holanda, a quien el fútbol le debe esa copa mundo hace mucho.
La Holanda de los hermanos de Boer, de Seedorf, de Robben, de Rikjard y sobretodo del inigualable e irrepetible Johan Cruyff.
En ese 2010, la selección de España crece en hinchas, igual que aquellos que no veían al Barcelona, tampoco ven a España, obviamente a excepción de las finales.
La ven pasar por encima de la Italia de Buffon, que ya son cambios se queda con 10 por la lesión del recién ingresado Thiago Motta.
El fútbol es un reflejo de la vida, cuenta muchas historias, cuenta historias de talentos, de Aquiles imbatibles, del efecto innegable del azar y del destino escrito.
Tengo dos historias favoritas en la mitología del fútbol, la del débil que a pesar de sus limitaciones, logra vencer al fuerte, David vs Goliath.
La otra, a falta de otra analogía, diría que es la que se relaciona con The Dark Knight de Frank Miller, el guerrero presto a dejar las armas luego de una vida de gloria...
... ese guerrero cansado, que ya merece el retiro, pero decide pelear una última batalla y la gana.
En ambas historias, el Barcelona ha sido el monstruo, mi monstruo, imparable, cobrando como última víctima a la Juventus del mágico, campeón del mundo y exmilanista, Andrea Pirlo.
El monstruo ha perdido varías veces, pero como una Hydra, renacía más cabezas por cada una que era cortada.
Hoy, el monstruo llego a su fin, humillado en cuartos de final por el Bayern Munich, siento que se hace justicia.
Y no me malentiendan, el Barcelona no fue un equipo mediocre, fue un equipo talentoso en su historia de 10 años pisoteando sueños ajenos, fun un rival de temer y con brillo propio concedido por sus astros.
A los hinchas de siempre del Barcelona, a los fieles, los que veían al Valencia, La Coruña y al Madrid superarlos, que veían tan lejos una Champions, a los que sin importar el resultado los han seguido.
Mi sentido pésame, termina una leyenda, entiendo su dolor y desconcierto, a levantarse y como mi amado Milán, a recomponerse y reescribir la historia.
A los “hinchas” que llegaron en el 2009, que solo ven finales y se ponen la camiseta en las victorias:
Gracias 😊
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