Sin otra voluntad que compartirlo por si pudiera servir a quien intenta mejorar.
Eres tan importante como la compañera de la limpieza. Lo mismo que el telefonista.
La gente es esencialmente formidable. Siempre queriendo dialogar, que perciban que deseas escuchar y entender su padecimiento, háblales como adultos conscientes y no como ignorantes.
Es la clave de bóveda de todo. El pilar fundamental sobre el que ha de girar todo y desde el que deben partir tus demandas de mejora de los recursos y la gestión.
Aprende de ellas y logra una relación profesional creadora de iguales.
Eres no tanto la puerta de entrada a un sistema (que también) como el principal interlocutor de una población sana y adulta que, a veces, enferma, sufre, padece y tiene miedo.
Habla.
Levanta el culo. Para recibir a cada paciente. Para explorar, para, si tienes tiempo, ir a hablar con el personal administrativo en lugar de llamarles por teléfono.
Conoce y entiende el sufrimiento de los pacientes y ayuda a aliviarlo.