Parte I
#PanicoSiniestro, espero les guste.
Yo era un niño tendría cinco o seis años, no recuerdo bien. Mi padre vivía a media calle de un río era una calle larga de unos 800 metros, más o menos, él vivía justo a la mitad de esa calle.


Nos fuimos a dormir, eran los once y media de la noche, de repente la noche se hizo helada, como cuando va a caer escarcha, el aire se veía espeso y denso.
¿Escuchaste eso? – preguntó mi padre.
Lo escuche hermano. – respondió mi tío.
Los dos estaban lívidos, ambos son morenos. No recuerdo haberlos visto así.
Yo no entendía bien que estaba pasando, era demasiado pequeño y aún no aprendía a leer, ni a escribir. Papá, ¿qué fue eso, quién grita: ¡Ay, mis hijos!?, le pregunté.
El grito se repetía, cada vez más cercano, pero se aproximaba de manera lenta: ¡Ay, mis hijos!, ¡Ay, mis hijos! Decía de manera incesante.
Ambos ya tenían sus armas listas y habían amartillado.
Ahora que he logrado captar tu atención te puedo decir lo siguiente: “esta historia continuará”.