Si hay un conocimiento histórico aglutinante de la identidad jujeña, ese es el #ÉxodoJujeño. ¿Qué hay de realidad y qué de mito en el Éxodo de 1812? ¿Por qué se rememora ese y no otro –por ejemplo, el de 1817, mucho más dramático? ¿Cuánto hubo de obediencia y cuánto de necesidad? 
El #23deAgosto se rememora el 208° aniversario del #ÉxodoJujeño de 1812. Presentamos la octava entrega de #JujuyCientífica donde compartimos una parte del trabajo del equipo de la Unidad de Investigación en Historia Regional (UNIHR- #UNJu) sobre los Éxodos Jujeños
La narrativa oficial presenta al pueblo jujeño frente al enemigo invasor español y a #ManuelBelgrano como su guía; así se inserta en el mito fundador de la Patria. El sacrificio jujeño va hacia el sur, mientras el enemigo viene del norte, imponiendo la frontera de la argentinidad
Primero ¿Por qué la palabra #Éxodo? En la terminología de la época –lo que se lee en la documentación oficial privada- de hablaba de exilio, destierro, ostracismo, abandono. Nuevamente es la historia decimonónica quien le adscribió un carácter mítico y sagrado.
La jurisdicción de Jujuy integraba el Virreinato del Río de la Plata y la Intendencia de Salta del Tucumán. Era pequeña pero, por su ubicación en la desembocadura de la Quebrada de Humahuaca, constituía un centro de tránsito obligado entre el altiplano y las tierras bajas
La llegada del ejército revolucionario en setiembre de 1810 transformó la vida de Jujuy. La imagen de paz y orden provinciano fue sustituida por el campamento de campaña –de ambos ejércitos, el revolucionario y el realista-, las exigencias de la guerra, los despojos y los saqueos
Las guerras de la independencia, en territorio jujeño, se desarrollaron desde la llegada del Ejército del Norte hasta la liberación del Alto Perú (Bolivia) en agosto de 1825. Durante ese tiempo Jujuy sufrió 12 invasiones realistas y en su suelo se libraron 124 batallas
Los primeros traslados de población comenzaron a fines de julio de 1812. Las familias con recursos buscaron con tiempo un lugar de resguardo. La mayoría de los indígenas se refugiaron en los cerros, llevándose consigo a las familias y las posesiones.
En la tarde del 23 de agosto, los rezagados, la gente sin recursos y los refugiados partieron siguiendo al Ejército del Norte con lo poco que tenían; junto a ellos iban las autoridades del cabildo, últimos en abandonar sus funciones, llevando consigo la documentación capitular
No se destruyó ni quemó ninguna propiedad civil o municipal, en ello estaba basado el principal de “retroceso ordenado” que había dispuesto Manuel Belgrano; solo se demolió la maestranza y los hornos de fundición, para que no pudieran utilizarlos las fuerzas realistas
Los exiliados del éxodo de 1812 regresaron en marzo de 1813 y en abril el grueso del Ejército revolucionario ya estaba en Jujuy, reponiéndose para una nueva empresa: la segunda campaña al Alto Perú
Después de la derrota de Belgrano en los campos de Ayohuma, los restos de las tropas huyeron a Jujuy, perseguidos por los realistas, que ocuparon nuevamente la ciudad y provocaron el segundo Éxodo de la población civil (1814). Esta emigración fue casi exclusivamente masculina
La imagen se repitió agravada tres años después, cuando en enero de 1817, unos 7000 soldados realistas persiguieron al Ejército del Norte derrotado en Sipe Sipe (Bolivia), con el objetivo de reconquistar el antiguo Virreinato del Río de la Plata
Las noticias de invasión a Jujuy por un ejército de tal magnitud, provocó el pánico y la huida de sus habitantes, quienes en esta oportunidad tuvieron el tiempo justo para evacuar el territorio. En ese contexto se produjo el Tercer Éxodo de la población jujeña
En 1821, las huestes jujeñas detuvieron al ejército realista en León (Día Grande de Jujuy), con lo cual evitaron un nuevo saqueo y destrucción de la ciudad y las haciendas, pero en la Puna y la Quebrada las incursiones continuaron hasta 1825.
En Jujuy la guerra pasó a formar parte de la vida cotidiana; vivir en un territorio sujeto a continuas invasiones y sometida a la obligación de abastecimiento de ambos ejércitos beligerantes fue una experiencia poco conocida en el resto del Río de la Plata.
Los jujeños debieron abandonar sus hogares, aprendieron a vivir con la carestía de alimentos, la militarización de su población y una ciudad sitiada por tropas; conocieron el saqueo, los robos y el pillaje de ejércitos profesionales sobre la población civil.
Los índices de descenso demográfico son contundentes. La muerte en batalla, el exilio, el desplazamiento redujeron drásticamente la ya escasa cantidad de habitantes de la jurisdicción, lo que se sintió en la reproducción de la economía regional
Fuente: Teruel, Ana (coord.) (2012). El Éxodo Jujeño: Significado y contexto histórico, UNIHR-ISHIR-CONICET. Min. de Educación de de Jujuy. Cartilla para Nivel Medio y Conti, Viviana (2012) Éxodo jujeño: 200 años. San Salvador de Jujuy: UNJu. Sec. de Turismo y Cultura de Jujuy
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