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🔥-Especial Fly With Me-🔥
#DragonEyes
Jimin y Namjoon quieres jugar y por eso piden ayuda a sus amigos que saben tanto, sobre tantas cosas.
Aquí tenéis otro especial de FWM, si queréis leer todos los especiales que hay de este fanfic lo podéis hacer aquí. Antes de cada especial especifico el orden de cómo os lo deberías leer.
#DragonEyes ocurre años después de #MILEHIGHCLUB

Recuerdo de nuevo que hay temática de D/s, BDSM y swingers, si no os de vuestro agrado por favor no lo leáis.
🔥💜🔥
Jimin sonrió como un idiota cuando su hijo apareció por la puerta. No quería ser de esos padres, pero Michael era tan alto y guapo que siempre que podía lo decía en voz alta. El chico ya había cumplido los veinte y
ya llevaba unos años estudiando en Nueva York, justo en la otra punta del país. Tal vez por eso Sunnie le estaba mirando con esos ojos.
Estaban todos ahí reunidos, en su propia casa, para celebrar el cumpleaños de la chica que ya tenía la peligrosa edad de diecisiete años.
Estaba más que guapa, alta y con un carácter muy parecido al de su madre, aunque por suerte, era tan dulce y bueno como Jungkook.
La chica chasqueó la lengua cuando vio entrar a su amigo.
—¡Hola Mike! —saludaron todos al unísono.
El chico sonrió y movió la mano en el aire mientras se acercaba a sus padres para darles unos besos antes de abrazar a sus tíos. El chico recibió halagos y alguna que otra queja, desde que se había mudado no aparecía por allí.
—Cariño —dijo Jimin acercándose a su hijo—, ¿te quedas hoy o te vas ya?
—"Me voy mañana."
—Vale, entonces te prepararé un poco de comida para que te la lleves.
El chico sonrió y afirmó mirando de reojo a su amiga que le estaba asesinando con la mirada.
Sunnie se levantó asqueada y salió al balcón con su refresco mientras los adultos acababan de preparar la cena. Estaba harta de que su amigo apareciera como un fantasma.
Como supuso, Michael salió a hablar con ella. Antes de hacerlo fue hasta el sofá para coger una manta.
Salió al balcón y se la tiró a SunHee que la cogió con la mano libre.
—“Te vas a congelar.”
—Oh, que te preocupas por mí —la chica negó con la cabeza y se colocó la mantita por encima.
—“Siempre me preocupo por ti, no sé a qué viene eso ahora.”
La chica cogió aire como si estuviera intentando no tirarle el refresco a la cara. Dejó el vaso en el suelo y levantó las manos.
Eso era peligroso. Cuando la chica hablaba con las manos significaba que estaba o muy enfadada o muy afectada como para verbalizarlo.
—“Llevas más de medio año sin aparecer, el último mensaje que tengo tuyo es de agosto. Si eso a ti te parece normal, tienes un puto problema.”
—“He estado ocupado.”
—“Follándote a esa rubia con cara de gilipollas.”
Michael abrió los ojos y le dio un golpecito en el hombro.
—“No te pases ni un pelo Sunnie, yo no digo nada del novio ese que tuviste que tenía cara de imbécil.”
—“No tienes derecho a decirme nada, no apareces por aquí.”
—“¿Y tú si tienes derecho? La última vez que hablamos me enviaste a la mierda.”
SunHee respiró con fuerza y le giró la cara.
Michael se movió y se colocó justo delante para que sus padres no pudieran ver lo que estaba hablando.
—“Te he echado de menos, pero veo que tú a mí no.”
La chica le miró con los ojos vidriosos.
—“Sí que te he echado de menos idiota…Solo estoy enfadada.”
Michael sonrió y le regaló un toque cariñoso en el mentón para que le mirara. Para que esos ojos le miraran como tanto había necesitado.
“Es tan guapa. Es tan perfecta, aunque me envíe a la mierda cada dos por tres.”
—“He compuesto algo…—SunHee le clavó los ojos y sonrió avergonzada—, quería enseñártelo, pero no sabía si querías escucharla.”
—“Qué dices, sabes cuánto me gusta tu voz —Michael se pegó más a ella hasta sentir su olor surcar el aire—, a veces me doy cuenta de lo mucho que hace que no te escucho cantar.”
SunHee se sonrojó un poco y apoyó la frente en el pecho del chico.
—No quiero pelearme contigo. No me gusta. Es raro y -…—calló cuando Michael la abrazó apretujándole contra su pecho—, no quiero.
Se quedaron en silencio durante unos instantes hasta que ella empezó a cantar.
Su voz lo ocupó todo y Michael pudo notar ese escalofrío que le llegaba hasta los huesos. La abrazó con más fuerza y dejó que su voz le curara el alma como solo ella sabía.
Perfecta.
Única.
Cuando SunHee acabó le miró desde abajo algo ansiosa.
Si Michael le decía que no le gustaba sabía que iba a afectarle de una forma muy distinta que cuando sus profesores se lo decían.
El chico sonrió y le besó en la mejilla. Sus besos siempre quemaban, aunque fueran un roce contra la piel.
Siempre quemaban.
Dejó sus manos muy cerca de su cara.
—“Preciosa, como siempre.”
SunHee se sonrojó.
Preciosa la canción, supuso.
—Tengo una noticia, pero no sé si te va a gustar.
El chico dio un pasito hacia atrás y levantó la ceja.
—“¿Qué has hecho?”
Ella rio con ganas y negó con la cabeza colocándose la mantita bien.
—No es eso…Es que estoy convenciendo a mis padres para que el año que viene —La chica sonrió con fuerza—, quiero ir a Julliard, me han ofrecido una beca.
Michael abrió la boca y aplaudió con fuerza.
Julliard, una de las escuelas de arte más prestigiosas del mundo y que además estaba en Nueva York.
—“¡Eso es increíble!”
—Lo sé, lo sé…Mis padres quieren que estudie algo antes de-…Esto no lo sabes.
Michael se acercó de nuevo muy intrigado.
—La agencia de mi padre quiere que debute el año que viene.
—“OH DIOS MÍO SUNNIE —dijo vocalizando dramáticamente—. ¿Por qué no me lo habías dicho?”
—“Me da mucha ansiedad todo esto y como estabas enfadado conmigo..”—respondió con sus manos.
Michael negó con la cabeza y le tocó el rostro suavemente.
—“Soy tu amigo puedes contarme lo que sea y no, no estaba enfadado contigo, solo algo...molesto.”
—“Estoy ansiosa con esto y-…bueno, estoy nerviosa, por eso soy una borde de mierda, lo siento.”
El chico sonrió y negó con la cabeza.
SunHee era un portento de la música y era más que evidente que en algún momento la agencia que llevaba a su padre querría que la muchacha sacara algo de música al mercado.
Desde que había sido pequeña se había dedicado a hacer covers y a colgarlas en internet. Sabía producir y componer con diecisiete años, tocaba la guitarra y el piano, bailaba como nadie, cantaba como una Diosa. Lo lógico e inevitable era aquello.
—“Vente conmigo a Nueva York.”
SunHee abrió los ojos y toda la sangre le subió a la cara.
—“Si tus padres no quieren que estés en el campus sola, puedes vivir conmigo. Yo me ocupo de ti.”
—A tu novia no le va a hacer ni puta gracia.
—“Ah, bueno, ya no salimos juntos.”
La frase quedó en el aire y SunHee sonrió encantada con esa noticia.
—Bueno saberlo.
—¡Chicos a cenar! ¡Dejaros de tanto parloteo!
Los dos dieron un respingo asustados y sonrieron a Taehyung que les estaba llamando con mucho ímpetu.
Entraron al salón y se sentaron uno al lado del otro.
“Le acabas de pedir que viva contigo. Si es que eres imbécil Michael Kim.”
SunHee le miró de reojo y se puso a comer.
Le acababa de pedir que vivieran juntos en Nueva York.
Así, como si nada.
—Sigo pensando que es muy joven para irse sola —dijo Taehyung suspirando con dramatismo.
—Es en la otra punta del país —Namjoon frunció el ceño y miró a la chica—, ¿estás segura de que quieres ir Sunnie?
—Sí, vosotros queríais que estudiara y Julliard es el mejor sitio, lo sabéis.
—Claro que lo sé cielo, déjame ser un padre dramático por una vez —dijo Jungkook mirándola con intensidad.
Todos rieron y Michael aprovechó para coger la mano de su amiga por debajo de la mesa.
Ella le miró extrañada y le vio señalando a sus padres con la cabeza.
—¿Qué pasa? —preguntó Jimin viendo a los dos mirándose como idiotas.
—Ahm…esto…Que Michael me había ofrecido vivir con él en Nueva York…—SunHee vio las caras de sus padres y sus tíos y nos las supo leer—, por si así os sentíais más seguros y me dejabais ir.
Jungkook levantó una ceja y miró al chico que de repente se sintió el más pequeño de todos, aunque le sacara dos cabezas a cada uno de ellos.
—Vivir con mi hija, a ocho horas de avión de aquí. Con una menor.
—¡PAPÁ POR FAVOR! —SunHee estaba roja como un tomate.
Hoseok y Yoongi rieron por lo bajo e intentaron disimular que aquella situación no les estaba haciendo mucha gracia.
El chico tragó y miró a su padre Namjoon.
—“Pensé que estaríais más tranquilos si estaba conmigo. Es mi amiga, no dejaría que le pasara nada.”
—Dice que pensaba que estarías más tranquilos si estaba con él, que no va a dejar que le pase nada.
Jungkook y Taehyung miraron al muchacho con mucha intensidad y después a su hija que estaba nervios moviendo el pie bajo la mesa.
—Luego lo hablamos.
—Vale papá.
Siguieron cenando, aunque con una tensión algo extraña. Todos eran conscientes de que entre ellos dos había una magia especial, aunque los dos protagonistas de esa historia no se hubieran dado cuenta aun.
Los mayores intentaron volver el ambiente divertido de nuevo y
dejaron que Hoseok contara alguna historia para animar la cena.
Jimin observó a su hijo que estaba algo tenso, disimuladamente desvió la mirada debajo de la mesa para ver su mano juguetear con la rodilla de su amiga.
Volvió a sentarse bien y le guiñó un ojo a su hijo.
—“Cuidado.”
—“Perdón…”
Michael estaba muy rojo y acabó de cenar más deprisa de lo que pretendía. Namjoon miró a su marido que parecía pasárselo muy bien con el sufrimiento del joven.
Cuando acabaron de comer Taehyung trajo un pastel con unas cuantas velas encima, SunHee las sopló sonriendo y aplaudiendo.
—Felicidades cariño —Taehyung la abrazó el primero dándole un beso muy sonoro en la cara—. Por muchos años más.
—Gracias Tata —susurró ese mote que solo decía cuando estaban solos.
Jungkook se acercó y le dio otro abrazo, uno con mucha más intensidad de lo que pretendía.
—Te quiero mucho cielo.
—Y yo papá…
—Feliz cumpleaños —le dio un beso y se apartó un poco emocionado.
Luego vinieron todos sus tíos a abrazarla y a darle sus felicitaciones entre risitas y bromas. Hoseok y Yoongi le dieron una caja enorme, era un bolso que había estado llorando por él desde hacía meses, pero sus padres no le habían querido comprar.
—¡Gracias! —la chica dio unos saltitos emocionada y abrazó a sus tíos.
—Lo siento Jeon —soltó Hoseok con una risita—. El punto nos lo llevamos nosotros.
El hombre sonrió sentándose en una silla de la cocina.
Namjoon y Jimin fueron los siguientes con un sobre enorme entre los dedos. La chica lo abrió llena de entusiasmo y dio un gritito al ver un vinilo muy antiguo de Frank Sinatra.
—¡OH DIOS MÍO! ¡OH DIOS MÍO! —Se abalanzó sobre sus tíos y jadeó muy emocionada—. ¡CÓMO!
—Tu tío tiene contactos en todos los sitios. Es una edición exclusiva —explicó Jimin sonriendo.
—Lo sé, lo sé, Dios mío, gracias.
Todos aplaudieron y automáticamente miraron a Michael que estaba rojo como un tomate.
No llevaba nada y parecía ser el único que no tenía un regalo para ella.
SunHee desvió la mirada e hizo ver que no le importaba que su amigo se hubiera olvidado de su regalo.
—Muchas gracias a todos, os quiero mucho.
—Y nosotros a ti cariño —dijo Yoongi dándole un abrazo muy fuerte.
SunHee se emocionó con ese abrazo, Yoongi era su único tío de sangre, lo único que le quedaba de su madre. Le abrazó con fuerza antes de apartarse al borde del llanto.
—Gracias —repitió sonriendo—. Yo ahm-…
—Has quedado —dijo Taehyung acercándose a ella —. Venga que nosotros también nos iremos ya, te llevamos.
—Vale.
Michael dio un pasito hacia delante y todos le miraron.
—“¿Puedo llevarte yo?”
SunHee frunció el ceño y afirmó en silencio girándose hacia sus padres.
—Mike me lleva.
—¿Seguro? —Jungkook miró al chico con intensidad.
—Sí, así no tenéis que dar tanta vuelta —susurró la chica apremiando a sus padres para que recogieran sus pertenencias.
Iba a quedarse a dormir en casa de una amiga así que en realidad no necesitaba que sus padres le acompañaran.
Los cuatro se despidieron y Michael le dijo a sus padres que había quedado con unos amigos para tomar algo y que llegaría tarde. Bajaron los cuatro en el ascensor con un ambiente algo enrarecido, Jungkook estaba incómodo con aquello, no con Michael, amaba a ese chico, pero…
—Michael, ¿cuándo te vas? —preguntó Taehyung con una sonrisa.
—“Mañana por la noche” —contestó sabiendo que su amiga le traduciría.
—Mañana por la noche —repitió SunHee con una sonrisa triste.
—Oh, qué pronto.
—“Sí…”
El ascensor se abrió y salieron a la calle donde se separaron despidiéndose con la mano. SunHee le dio sus regalos a sus padres para que los guardaran en casa y miró a Jungkook antes de volver donde estaba su amigo.
—¡Nos vemos pronto Michael!
El chico sonrió afirmando mientras abría su coche.
—¡Sunnie, pórtate bien!
—¡Papá! —chilló la chica avergonzada.
Taehyung le dio un golpecito en el hombro a su marido cuando el coche de los jóvenes desapareció calle abajo.
—Kookie.
—Mmm…—Jungkook abrió su coche y entró enfurruñado.
—Algún día —Tae cerró la puerta y le miró con una sonrisa—. Va a pasar. Michael es un buen chico, ¿por qué te pones así?
—Porque es una niña.
—Tiene diecisiete años cariño, ha tenido novio…
—Ya, pero —Jungkook jugó con el volante con un tic nervioso—, la forma en que ese chico mira a nuestra hija es diferente.
—Es amor, ¿o es que tú nunca has estado enamorado?
El hombre sonrió y le dio un toque en el mentón.
—Estoy enamorado.
—Entonces déjales tranquilos, ¿mmm?
—Lo intentaré.
En el otro coche SunHee tenía la cabeza apoyada en el cristal con los ojos fijos en las luces de la calle. Michael acababa de llegar después de tanto tiempo y volvía a irse, era casi como un fantasma. ¿Dónde quedaba ese tiempo en el que se pasaban el día juntos?
Suspiró débilmente y la mano del chico le acarició la suya.
Ella le miró apretando su agarre, le había echado de menos.
—No sabía que te ibas mañana.
Él afirmó lentamente mirando hacia la carretera.
—Mmm…N-..No tardes una eternidad en volver, idiota.
Michael le apretó la mano con fuerza y paró en un semáforo. Se giró hacia ella y sonrió de esa forma tan especial.
—“Estas navidades estaré aquí de nuevo. Me quedaré unas semanas, ¿qué te parece?”
—Genial…
El semáforo se puso en verde y el chico tuvo que volver a retomar la conducción. La chica le indicó por dónde tenía que dejarla y durante ese rato volvieron a quedarse en silencio, aunque no fue incómodo ni extraño, el silencio era parte de ellos.
SunHee se miró las manos con un peso extraño en el pecho, el coche giró y vio la casa de su amiga. Michael aparcó en doble fila como pudo y paró el coche, quería despedirse de ella.
La chica sonrió incómoda y abrió la puerta, pero por supuesto él la frenó.
—“Voy a volver en Navidad.”
—Mike…
—“Te llamaré, ¿vale?”
—Eso dijiste la última vez —SunHee se tocó el pelo tan oscuro con pena—. Oye, que si no quieres ser mi amigo porqu-…
El chico le agarró de la carita con fuerza provocando que sus mofletes se aplastaran de una forma graciosa.
—Shhh —siseó el chico dejando ir el aire.
La soltó y siguió hablando.
—“Cómo puedes decir algo así.”
—“Porque —SunHee empezó a mover las manos—, joder, no he sabido nada de ti en meses. ¿Qué querías que pensara?”
El chico desvió la mirada sintiéndose incómodo consigo mismo.
—“Eso no va a pasar más.”
—Claro…
—“Te lo juro. Venga dame un abrazo, no nos despidamos así.”
SunHee sonrió y se pegó a él, le encantaban esos abrazos le hacían sentir muy pequeñita y calentita. Michael le besó en el pelo y la meció con fuerza haciéndola sonreír, quería tenerla así para siempre, aunque supiera que no estaba bien,
que eran amigos, que ella era muy joven, que…
Se apartó nervioso y le dio un beso en la mejilla, un último roce antes de dejarla ir.
—“Te llamaré, te lo prometo.”
—Vale…
—“Mañana me voy después de cenar, podemos vernos si quieres.”
Ella afirmó emocionada.
—V-..Vale…Vale, te llamo y me invitas a comer.
Él rio con ese sonido tan ronco y especial.
Levantó el pulgar y los dos sonrieron.
—Me voy, hasta mañana Mike.
—“Adiós Sunnie.”
La chica se despidió con la mano y dejó al chico suspirando como un idiota dentro de su coche.
¿En qué momento se había enamorado de su amiga?

---
Jimin suspiró dramáticamente sentándose en su propio sofá.
—A Jungkook le va a dar algo un día de estos —dijo Yoongi bebiendo de su cerveza.
—Es que maldito Michael —replicó Jimin dándole un trago a su bebida—. Este chico se cree que nadie se da cuenta.
Hoseok acercó una silla de la cocina y se sentó al lado de Namjoon que llevaba un buen rato riendo. Michael creía que nadie se daba cuenta de lo enamorado que estaba de SunHee y todos le seguían el juego para que no quedara en evidencia.
—Cariño, es idiota como nosotros, qué le vamos a hacer —contestó Namjoon cogiendo su cerveza—. Cuando se den cuenta ellos solitos va a ser divertido.
—Quiero ver la cara de Jeon cuando eso pase —susurró Hoseok también contra su bebida.
—Sé que no es por Michael, sé que adora a mi hijo, pero está con SunHee de un protector…
—Es normal —susurró Yoongi haciendo que la casa quedara en un silencio nostálgico.
Todos suspiraron al recordar esa maldita noche y Hoseok intentó darle un poco de calor al momento.
—Bueno, ahora que tenéis a Mike en la universidad estaréis tranquilos en casa, ¿mmm? —dijo riendo por lo bajo.
Jimin y Namjoon rieron con fuerza.
—Más o menos igual, no os creáis.
—No somos tan interesantes como vosotros —susurró Jimin contra su botellín de cerveza.
—Oye, como si estuviéramos todo el día metidos en orgias.
Los cuatro rieron y Hoseok recibió un golpecito en el brazo de su marido. Yoongi estaba un poco rojo porque sabía que Jimin era muy vergonzoso para esas cosas.
—¿Puedo —Namjoon se giró lentamente hacia Hoseok—, haceros una pregunta?
—Mmm, claro.
—Joonie... —susurró Jimin muy rojo y avergonzado.
—Es curiosidad —dijo tragando con fuerza—. ¿En serio folláis los cuatro juntos?
Hoseok afirmó lentamente.
—Sí. Algunas veces.
—Vale.
—Quiere más detalles —le provocó Yoongi con media sonrisa.
—Ah, pues os los doy si queréis-...
—No, no, a ver...Ya está, no hace falt-...
—Vamos, pregunta, pregunta.
Namjoon miró a su marido que estaba rojo como un tomate y balbuceó un poco.
Jimin movió los pies sobre el suelo de su propia casa.
—¿Jimin? —Yoongi le dio un toque cariñoso en el brazo.
—E-..Es que ahm —El chico volvió a mirar a su marido—. C-..Como vosotros sabéis t-..tanto pues queríamos p-..preguntaros unas cosas.
Hoseok y Yoongi afirmaron lentamente con una sonrisa.
—Sin problema Jimin, puedes preguntar lo que quieras.
—Ya, ahm-...
Namjoon también estaba un poco rojo y se rascaba el cuello con intensidad.
—Era p-..pues si sabías de a-..algo divertido que pudiéramos hacer.
—Divertido —repitió Hoseok—. ¿Te refieres a algo parecido a lo que hacemos nosotros? ¿Cuerdas y cosas así?
—N-..No, ahm-.. Joonie di a-..algo tú también —le apremió al borde del llanto.
El hombre estaba muy rojo y le costaba un poco entrar en la conversación.
Podía notar la mirada de Yoongi sobre la suya y eso le estaba poniendo muy nervioso.
—Creo que se refieren a otro juego —dijo Yoongi acomodándose en el sofá—. ¿Algo para mirar?
Namjoon notó la sangre subirle a la cara de golpe, se sentía especialmente estúpido y avergonzado.
Jimin y él tenían ese juego donde el joven usaba todo su poder sobre él, haciéndole sufrir con las vistas de su cuerpecito desnudo sin poder tocarle. Ese juego le volvía loco y como un idiota creyó que sus amigos, que parecían saber tanto, les darían algunas ideas.
—Oh, así que voyeur —susurró Hoseok por lo bajo—. ¿Ese era tu secreto Joon?
Namjoon se pasó la mano por la cara, le temblaba la pierna de pura vergüenza.
—A-..Algo así.
—Todos somos un poco mirones, no te preocupes —El hombre rio desviando la mirada hacia el joven de la sala—. ¿Y tú Jimin?
—Y-..Yo qué.
—¿Qué querías preguntar?
Jimin y Namjoon se miraron con tanta intensidad que la otra pareja pudo notarlo en el aire.
—¿C-..Cómo podemos-...A ver ahm-.. —Jimin tartamudeó un poco.
—¿Cómo conseguimos a una tercera persona?
Namjoon lo dijo del tirón agarrando la cerveza con tanta fuerza que la podría haber aplastado entre sus dedos.
Hoseok parpadeó varias veces antes de hablar.
—Eso depende, ¿para qué la queréis? Entiendo que es para que folle con Jimin y tú mires, ¿cierto?
Namjoon afirmó tan rojo que se quería morir, que su amigo hablara con tanta facilidad de todo aquello le estaba poniendo aun más histérico.
—Yo os puedo buscar a alguien, pero tenéis que estar muy seguro de esto. Meter a una tercera persona entre vosotros es peligroso.
La pareja los miró tan atentos como sus cuerpos le dejaban.
—Debéis poneros normas y cosas así, si hay algo que os hace sentir inseguros sobre vosotros mismos o el otro por tener a otra persona en medio, debéis decirlo.
—Ya..
—No es por romperos la fantasía, a veces cuando se intentan hacer realidad no son tan geniales como uno imaginaba.
La pareja afirmó lentamente.
—Pero vosotros lo hacéis —susurró Jimin.
—Sí, pero Yoons y yo vivimos nuestra sexualidad un poco diferente que las personas de a pie, al igual que Jungkook y Tae.
—Ya..
—No os digo que no lo hagáis, pero tenéis que estar muy seguros y pensarlo bien.
Namjoon miró a su marido que tenía los ojos fijos en sus manitas. ¿Se habían vuelto locos? Tal vez pretendían cosas que no iban con ellos, aunque la idea les erizara la piel y les calentara la sangre.
—Joon.
Namjoon miró a Hoseok que estaba serio a su lado.
—Dime.
—¿En qué piensas al imaginarte a tu marido con otro?
La pregunta surcó el aire.
—¿Ellos dos solos?
Hoseok sonrió.
—No, contigo mirando.
El hombre se sonrojó muchísimo y balbuceó un poco.
—M-..Me gusta la idea, mucho a decir verdad —Se tapó la cara con la mano—. Es que suena fatal, no estoy bien de la cabeza.
—N-..No digas eso...—Jimin intentó consolar a su marido.
—¿Por qué está mal? El sexo es sexo, a ti puede gustarte eso y hay personas que disfrutan no sé ahm...mirando pies.
Los cuatro rieron con fuerza.
—Si a los dos os parece bien no hay nada de malo en ello.
Namjoon y Jimin se miraron con demasiadas cosas por decir.
Viendo el ambiente tan tenso Hoseok y Yoongi decidieron irse a su casa, esos dos tenían que hablar antes de decidirse a hacer algo así.
—Nosotros nos iremos.
–Ah, claro...vale, vale...
—Si queréis preguntar algo más no lo dudéis, ¿vale?
El matrimonio se despidió con la mano dejando a la pobre pareja callada y avergonzada por partes iguales. Namjoon era quién tal vez lo estaba pasando más mal, era su pequeña fantasía y le daba la sensación de que estaba arrastrando a Jimin con él.
El joven se puso a recoger las cuatro cosas que había por medio mientras su cabeza iba a mil. ¿Qué le podía decir a su marido? Parecía muy taciturno limpiando la mesa del salón.
—Joonie...
El hombre le miró con unos ojos que no había visto nunca.
—Siento haber sacado el tema —dijo Jimin acercándose a él.
—No, no, es solo que tal vez no lo hemos pensado bien.
Jimin afirmó girándose hacia la cocina.
—Vale cariño, sin problema.
Namjoon se acercó dejando las sobras en la basura, se sentía extrañamente culpable por pedirle aquello a su marido.
—No quiero que creas que ahm-...Yo te quiero Minnie.
—Ya lo sé cariño.
—Vamos a dormir, ¿mmm?
—Joonie...
Namjoon desapareció por el pasillo y dejó a Jimin con ese malestar ácido en la boca.
Pasaron un par de meses y no volvieron a sacar el tema. Jimin estaba un poco triste, quería hablar con él y hacerle entender que también quería hacer una locura como aquella.
Sus amigos hacían cosas que no podían ni imaginar, ¿por qué ellos no podían intentar hacer su fantasía realidad?
Namjoon estaba taciturno y por mucho que siguieran follando como siempre no quiso jugar con Jimin durante esos dos meses.
Le encantaba quedarse en ese butacón de su habitación mientras su marido se tocaba hasta hacerle perder la cabeza, pero ahora se sentía estúpidamente culpable por ello.
Una tarde después de estar tantas horas trabajando se encontró a Jimin esperándole medio desnudo en el salón.
Llevaba una de sus camisas, como hacía siempre, con nada más que su piel caliente debajo.
Se acercó a él lentamente, ¿estaba bien pedirle aquello?
—Hola —susurró Jimin desabrochándose la camisa lentamente—. Llegas pronto.
Namjoon cogió aire con fuerza y se pasó la mano por la cara.
—Minnie...
—Ven...
Jimin intentó agarrarle de la mano, pero Namjoon le apartó suavemente.
—Estoy cansado cariño.
¿Estaba bien pedirle aquello?
—Ah, e-..está bien...—El joven se vio de repente muy desnudo y avergonzado—. V-..Vale.
Empezó a abotonarse la camisa a toda velocidad, era la primera vez que su marido le ponía una excusa barata para no tocarle.
—Si no quieres que hagamos esto más dímelo, así no me siento ridículo esperándote.
—Jimin...
Su marido se giró y despareció pasillo abajo lleno de vergüenza y terror. Namjoon suspiró con fuerza y dejó sus cosas en el suelo.
Claro que quería jugar con él, pero no entendía por qué le costaba tanto dejar de pensar en lo que le había pedido.
¿Le estaría obligando a aquello? ¿A quién más le gustaría tener un marido que prefiere mirar a follar?
Chasqueó la lengua y, por primera vez en mucho tiempo, cenó solo.
Al tumbarse en la cama su marido era una bolita diminuta y él se sintió estúpidamente grande e idiota. Le abrazó por detrás sabiendo que estaba despierto.
—Te quiero Minnie...
El chico no contestó.
Al día siguiente no coincidieron para desayunar y Namjoon se fue a trabajar amargado. Quería que Jimin hiciera lo que quisiera sin sentirse presionado por sus propias fantasías. ¿A qué persona sensata le parecería bien que alguien se follara a su marido?
—A nadie joder...
Estuvo todo el día metido en la sala de producción intentado concertarse en la música y no en ese aguijón que le estaba quemando en el pecho.
Cuando estuvo agotado y hambriento paró a comer y alguien llamó a su puerta, Hoseok.
Abrió un poco nervioso y le dejó pasar con una sonrisa.
—¿Has acabado de torturarlos? —le preguntando viéndolo un poco sudado.
Desde que Hoseok y Yoongi habían decidido vivir en Los Ángeles, su amigo había acabado trabajando para la misma agencia que Namjoon y Jungkook.
No había sido difícil, aunque una parte de él fuera de metal seguía siendo el mejor coreógrafo del mundo.
—Sí, iba a comer. ¿Te apuntas?
—Oh, ahm...tengo aquí algo de comida.
Hoseok frunció el ceño con fuerza.
—Qué mala cara Joon.
—No he dormido muy bien...
—¿Y eso? —Hoseok se sentó en una silla cercana.
Namjoon se frotó el rostro con más violencia de la necesaria. Se sentía estúpido.
—Jimin está enfadado conmigo...
—¿Qué has hecho?
El hombre rio lleno de nerviosismo y se acomodó en su silla.
—Ayer ahm-...cuando llegué me estaba esperando y me inventé una excusa para ya sabes...
—¿Pero por qué?
—Porque quería que jugáramos un poco y no sé, es que tengo la sensación de que le estoy obligando a todo esto.
—Espera, repite. ¿Me estás diciendo que llegas a casa y tu marido te espera para hacer lo que sea que hacéis y le pones una excusa barata?
—S-..Sí..—respondió avergonzado.
—Le has herido el orgullo y la confianza amigo.
Namjoon jadeó harto de sí mismo.
—No me digas que le has dicho que no y él estaba desnudo...
—S-..Sí, casi, más o menos.
—Eres idiota. Con lo vergonzoso que es Jimin...—Hoseok suspiró con fuerza—. Eres muy idiota, debe haberse sentido estúpido porque sabe perfectamente que era una excusa barata.
—Lo sé, es que desde que hablamos de aquello, me cuesta mucho ahm-..¿Cómo voy a pedirle que se folle a otro?
—¿Por qué no? Si es lo que los dos queréis está bien, Joon.
—¿Y si le estoy presionando? ¿Y si lo hace porque sabe que a mí me pone? Sabes como de complaciente es Jimin.
—Háblalo con él, pero no le hagas eso más. Para una persona tímida sacar el valor de tomar la iniciativa es muy difícil. No le hagas sentir que no le deseas.
—C-..Claro que le deseo, mucho...
Hoseok suspiró con tanta fuerza que rebotó en las paredes de la sala.
—Vale, habla con él y cuando lo hayas hecho llámame.
—¿Q-..Qué?
—Tú llámame y cenamos los cuatro, tranquilo que no os vamos a comer.
—Vale...
Namjoon intentó que su jornada laboral pasara de la mejor forma posible.
Tenía que hablar con Jimin y pedirle perdón de nuevo, le amaba tanto que no sabía qué hacer con todo lo que se le acumulaba en el pecho.
Esa tarde acabó pronto, tampoco podía concentrarse en nada más que el recuerdo de la cara avergonzada de su marido.
Le había hecho sentir débil y no se lo perdonaría jamás.
Cuando llegó a casa también parecía que su marido acabara de entrar por la puerta porque sus cosas del trabajo estaban sobre la silla del salón. Entró en casa nervioso y le buscó.
—Hola cariño, ya estoy aquí.
Jimin apareció por el pasillo con el pelo húmedo, acababa de salir de la ducha.
—Hola.
Seguía molesto.
—¿Podemos hablar un poco?
Jimin hizo una mueca llena de incomodidad y afirmó con la cabeza.
—Solo será un momento, pero llevo todo el día pensando en ello.
Namjoon le agarró de la mano y los dos se movieron hasta el salón dónde el mayor se sentó en el sofá nervioso y avergonzado. Jimin le miraba con esos ojos llenos de pena que había visto muy pocas veces, pero que siempre le abrían en canal el alma.
—Lo siento mucho Minnie, no quería hacerte sentir mal ayer…
El chico desvió la mirada.
—N-..No quiero que te sientas en la obligación de hacer estas cosas.
Jimin frunció el ceño y le miró con los ojos llenos de frustración.
—¿Por qué dices eso todas las veces? ¡¿Quién te ha dicho que me veo obligado?! –Le golpeó el brazo con fuerza— ¡Eres un idiota!
—Jimin…
—¡Joder! ¡Por una vez q-..que hago algo con lo que estoy a gusto tienes que soltar esas estupideces!
El hombre se levantó y Namjoon fue lo suficientemente rápido como para cogerle de la mano antes de que se alejara demasiado.
—Vale, vale, perdona cariño.
—¿S-..Sabes cuánto me cuesta p-..ponerme delante de ti de esa forma?
—Lo sé mi vida, lo siento…
—Sé que es tu fantasía, pero también es la mía. Si no lo quieres hacer porque no estás seguro está bien, pero no porque creas que no estoy de acuerdo con ello.
Namjoon afirmó lentamente y sentó a su marido de nuevo a su lado.
—Sabes —susurró Jimin alterado—, ¿crees que yo no pienso en lo mal que puede salir todo? ¿Y si te enfadas al verme con otro? ¿Y si nos ponemos celosos?
—Yo también he pensado en eso…
Jimin le pasó su manita por la cara y el chico sonrió como un idiota al notar el calor de su piel contra la suya.
—Me aterra que pienses que acepto esto porque no estoy satisfecho contigo Joonie, porque eso no es verdad.
—Ya lo sé cariño, claro que lo sé.
Le dio un beso rápido y le abrazó con fuerza para pegarlo a él tanto como le era físicamente posible. Dejó su boca pegada a su cabello y aspiró ese aroma que era único en ese hombre tan bonito y perfecto.
No importaba lo mayor que se hicieran, Jimin seguía siendo igual de precioso y cariñoso como cuando eran jóvenes.
—Cada vez que te miro el mundo se para Minnie —le susurró con calma—, sé que te sonará extraño, pero es verdad. Cuando me dejas ahí sentado y
no puedo tocarte, el mundo empieza a dar vueltas y solo puedo mirarte a ti.
Jimin jadeó con ese calor que lo estaba abrasando todo.
—Solo te miro a ti, a nadie más, siempre.
---
Hoseok abrió la puerta sonriendo, tenía que echarles una mano a esos dos antes de que hicieran un buen desastre. Tal y como le había prometido, Namjoon le llamó y el fin de semana se presentaron a cenar con un par de botellas de buen vino.
—Gracias por la invitación.
—Nada, nada, venga que Yoons está acabando de preparar la cena.
El matrimonio entró sonriendo se les veía bastante contentos y conectados. Jimin se coló en la cocina y se quedó con Yoongi hablando y ayudándole un poco a acabar de preparar las cosas.
En el salón Hoseok le hizo un movimiento con la cabeza a su amigo que le acompañó hasta el pequeño balcón.
—Veo que estáis bien. ¿Habéis hablado?
—Sí, sí, todo solucionado.
Hoseok levantó una ceja intrigado.
—¿Entonces ya tenéis a alguien?
—Ah, no, eso no, pero lo encontraremos o no sé…Bueno no lo hemos hablado aún.
—Mmm, ya…
La puerta del balcón se abrió y Yoongi sacó la cabeza.
—A cenar guapos.
Los dos entraron y se sentaron en la mesa dónde ya estaba todo dispuesto oliendo de una forma deliciosa y
haciéndoles olvidar por un instante todo el caos de la última semana. Durante la cena los cuatro se lo pasaron genial, riendo y contándose mil tonterías mientras comían y bebían sin parar.
Hacía tantos años que se conocían que era difícil no conectar de esa forma hasta hacerles olvidar sus propios problemas. Esa noche Jimin estaba contando alguna aventura que había tenido con Taehyung y los demás reían sin parar.
—Y entonces llegué a casa y ahí estaban los dos, ¡en mitad de la cocina! —Jimin estaba rojo como un tomate—. ¡Casi me dio un infarto!
Namjoon jadeó muerto de la risa secándose las lágrimas.
—¡A quién se le ocurre hacerle una mamada a alguien en mitad de una cocina!
—¡A ellos! —le contestaron los tres al unísono.
—¡P-..Pues casi me da un infarto!
Aplaudieron y rieron sirviéndose otra copa, pobre Jimin, no era la primera ni la última vez que había pillado a su amigo en una situación indiscreta.
—Seguro que les puso más que los pillaras —dijo Hoseok recogiendo la mesa.
—Qué va —Jimin les ayudó entre risas—, Jungkook casi se muere, al único que le hizo gracia fue a Tae, pero él es idiota así que no nos sirve como vara de medir.
Todos volvieron a reír y dejando las cosas en la cocina caminaron de nuevo hasta el salón dónde Hoseok y Jimin se sentaron hablando sin parar. Namjoon cogió una silla y la colocó delante mientras Yoongi daba vueltas buscando algo de soju para seguir bebiendo.
—Son unos inconscientes, un día la pobre Sunnie les pillará y verás qué disgusto.
—Muy probablemente.
Yoongi volvió con unos vasitos y brindaron encantados con ese ambiente tan especial que había en la casa.
—¿Y vosotros qué tal? —preguntó Yoongi sentándose al lado de Jimin.
—¿Nosotros? —El chico se sonrojó—. Oh, ahm-…
—No hemos hecho nada —susurró Namjoon contra su vasito antes de darle un trago—. E-..Estamos pensando en ello todavía.
—Pensando —repitió Hoseok sonriendo con un brillo en los ojos que le erizó la piel—. Pero estáis decididos.
—Sí, sí —contestó Jimin bebiendo con prisa—. Creo. Sí, no sé, me pongo nervioso.
—Tal vez es lo que dijiste Hobs —replicó Namjoon pasándose la mano por el cuello—, tal vez llega el momento y nos echamos atrás.
—Oh…Ya —Hoseok miró a su marido que estaba sonriendo contra su bebida—. ¿Y por qué dudáis?
—Ahm-…
Hoseok desvió la mirada lentamente hacia Jimin que tenía los ojos fijos en su vasito, estaba nervioso.
—¿Crees que vas a ponerte celoso?
La pregunta flotó en el aire y abofeteó a Namjoon de una forma extraña.
—Puede.
Los dos se miraron y Jimin se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando allí. Miró a su amigo que estaba sonriendo de esa forma tan especial y tuvo que tragar con fuerza.
—Jimin-ah…
—¿Sí?
Hoseok se acomodó en el sofá y le guiñó el ojo.
—¿Me darías un beso? Puedes decir que no, tranquilo.
Jimin parpadeó rojo como un tomate y miró a su marido que estaba apretando los dientes sentado en esa silla. ¿Qué acababa de preguntarle su amigo?
—¿No? Vale…
—Yo ahm-…—se giró hacia Yoongi que sonreía con calma—. ¿Y q-..qué pasa con Hyung?
—Oh, ¿con Yoons? Mmm, ven aquí.
Yoongi se movió automáticamente y caminó hasta quedarse enfrente de su marido.
—Siéntate aquí.
Se sentó sobre el regazo de Hoseok y le besó tranquilamente mientras sus amigos le miraban.
—¿Color? —susurró Hoseok contra su boca.
—Azul…
—¿Ves? Mi chico se porta más que bien.
Jimin estaba tan rojo que quería morirse, ¿qué estaba pasando?
Volvió a mirar a Namjoon que estaba respirando demasiado deprisa allí sentado.
—¿J-..Joonie?
—Oh, ¿le pides permiso? Vaya, yo pensaba que quién ponía orden eras tú.
Jimin se pasó las manos por la cara alterado.
—Es solo un beso —susurró Hoseok contra la boca de su marido.
—Joder Hyung, que somos a-..amigos…
—Es verdad —El mayor pasó los dedos por las piernas de Yoongi sin mirar a ninguno de sus dos amigos—, son aburridos.
—Ah…—Yoongi jadeó cuando la mano se coló por debajo de su camiseta.
Jimin volvió a mirar a Namjoon que estaba tan tenso que podría explotar en cualquier momento. Sus amigos hacían todas esas cosas divertidas y ellos no hacían más que lamentarse. Se giró hacia Hoseok y tiró un poco de él hasta que pegó su boca a la suya.
Solo un beso.
La boca de ese hombre era caliente y diferente a la de Namjoon, suave y húmeda como imaginaba. Jimin le mordió un poco y jadeó sin pretenderlo cuando su amigo le atrajo más hacia él, se estaba mareando.
Se despegó con el cuerpo temblando y vio a Namjoon de pie justo delante de él, estaba duro y tenía una cara que no había visto nunca.
Su marido intentó besarle, pero Jimin le apartó con un golpecito muy débil.
—¿Vas a dejar que haga lo que quiera? Se supone que solo está aquí para mirar —susurró Hoseok contra su boca de nuevo—. ¿O es que no tenéis normas en casa?
Jimin jadeó mareado por la situación y volvió a mirar a Namjoon que seguía allí de pie temblando desesperado.
—V-..Vuelve a la silla.
—Dile por qué —le susurró Hoseok al oído.
—P-..Porque no me puede tocar.
—M-..Minnie..
—Siéntate.
La voz de su marido ya no era tan dulce y de alguna forma eso le dejó la piel quemando y los huesos chillándole dentro del cuerpo.
Namjoon volvió a la silla jadeando de pura frustración, ¿qué estaban haciendo?
Hoseok sonrió y dejó su mano enterrada en el cabello de su joven amigo.
—Y hasta aquí la demostración —dijo con picardía.
—¿Q-..Qué? —preguntó Jimin desubicado y muy cachondo.
—Oh, ¿queréis que sigamos? A mí no me importa, pero…—El chico levantó los hombros disfrutando de la situación.
Jimin se tapó la cara tan avergonzado que la sangre le quemaba en el rostro. Se habían vuelto completamente locos, eso había pasado.
¿En qué momento habían creído que estaba bien besar a su amigo?
—Joder…—Namjoon se pasó las manos por las piernas y miró sus amigos con intensidad—. ¿Y ahora qué?
—¿Ahora? Puedo decirte que no me importaría follarme a Jimin mientras nos miras, porque es verdad, pero esa no es la cuestión —Hoseok besó a Yoongi que hacía rato le miraba con devoción—. Eso no lo tengo que decidir yo. ¿Queréis a alguien desconocido o nos preferís a nosotros?
Namjoon miró a Jimin que estaba tan nervioso que creía que se pondría a llorar en cualquier momento.
—Habladlo, solo es sexo, ¿vale? Si no queréis nadie se va a enfadar, os busco algún amigo y listo.
—Hobs…
—Qué.
—Somo amigos.
—¿Y?
Namjoon desvió la mirada con ese calor que todavía ocupaba cada fibra de su piel y se levantó de la silla. Su marido le imitó y se acercó a él con demasiadas cosas en la cabeza, ¿lo harían?
Hoseok y Yoongi se quedaron en el sofá mirándoles con esa intensidad que volvía el aire irrespirable.
—Si queréis hacerlo, llamadme, yo me ocupo de todo.

---
Jimin no se lo podía creer, iban a hacerlo. No importaba cuánto negaran lo que había pasado en casa de sus amigos, los dos sabían cuánto les había gustado la experiencia.
Namjoon le preguntó decenas de veces esa semana si estaba seguro, no eran solo sus amigos, Yoongi había sido su pareja.
—Si vas a estar incómodo no lo hagamos.
—Es mi amigo Joonie…No pienso en él de esa forma, hace décadas de eso.
—L-..Lo sé, solo quiero que estés seguro.
—Sí. Lo estoy.
Y fue el mismo Jimin quién llamó a Hoseok, iban a hacerlo. Su amigo le pidió que fuera a hablar con él y que no le dijera nada a Namjoon, parecía iban a prepararle una sorpresa muy especial.
Jimin sentía que podía confiar en él plenamente, al fin y al cabo, Hoseok sabía de todo aquello más que ninguno y eso le daba mucha seguridad.
Antes de hacer nada más Jimin decidió ir a hablar con Yoongi,
no quería que nadie se sintiera más incómodo de lo que ya era en sí la situación.
Su amigo le recibió una tarde en su casa con toda la naturalidad del mundo.
—Si no lo ves claro no lo hagamos Jimin, pero te aseguro que no hay nada con Joon. Hace muchos años que no lo hay.
—Lo sé —El joven le miraba agobiado—. También eres mi amigo.
—Y tú el mío, sabes cuánto os quiero a los dos, pero no de esa forma, así que por mí no te preocupes.
Jimin afirmó lentamente.
—Solo quería hablar contigo porque no me gustaría que hubiera mal entendidos ni nada así.
Yoongi sonrió con cariño.
—Jimin —se acercó un poco a él sabiendo como de inseguro era su amigo—. Joon te quiere de una forma que no se parece ni un poquito a lo que una vez tuvimos. Te lo prometo, nunca me miró así, nunca nos miramos así, te lo juro.
El joven afirmó sonrojado, a veces le daba vueltas a la cabeza con demasiada intensidad. Claro que sabía que entre su marido y Yoongi no había nada de nada, solo hacia falta ver como su amigo miraba a Hoseok.
Y no solo eso, habían pasado por tantas cosas que era imposible creer que pensaran en otras personas, se amaban tanto que podía notarse en el aire.
—Perdona, debo parecerte un imbécil.
—No, para nada. Tú solo deja que Hoseok haga su magia, ¿mmm? Dile qué quieres y qué no y él hará que lo pasemos bien. Solo es sexo Jimin, que seamos nosotros solo hará que si estáis incómodos el juego se pare enseguida.
Al día siguiente, Jimin quedó con Hoseok que le dio unos consejos y le preguntó sobre algunas cosas que le gustaría hacer. Jimin fue sincero y entre los dos planearon algo divertido donde Namjoon sufriera un poquito y el joven pudiera sentirse tan poderoso como le gustaba ser.
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-
Namjoon estaba tan nervioso que le temblaban las piernas. Jimin le había pedido que fuera a casa de sus amigos a una hora en concreto y que se visitera con algún traje bonito. El hombre no entendía para qué debía vestirse así,
pero su marido le pidió que dejara de preguntar y que le hiciera caso.
Así que allí estaba, delante del portal del edificio donde vivían sus amigos, listo para llamar al telefonillo.
Cogió aire y sonrió cuando la voz de Yoongi apareció de la nada.
—¿Sí?
—Soy yo, Joon.
La puerta se abrió y muy nervioso se metió en el ascensor. Sabía que quería hacerlo y también era muy consciente de las mil dudas que le surcaban la mente incesantemente.
—Vamos allá...
Salió respirando con fuerza y sonrió al ver la puerta de Yoongi medio abierta.
Metió la cabeza y entró poco a poco.
—¿H-..Hola?
Caminó por el pasillo hasta que vio a Yoongi esperándole con una sonrisa. ¿Y su marido y Hoseok?
—Hola Joon, ven, están esperándote.
Namjoon siguió al hombre pasillo abajo con miles de mariposas revoloteando en su estómago.
Aquello era una locura, lo era, pero...
Yoongi paró delante de la puerta de su habitación y se giró hacia él antes de abrirla.
—Aquí dentro hay unas normas, a ti no te afectarán mucho porque solo vas a estar mirando.
Namjoon tragó con fuerza.
—No le llames por su nombre, mejor, no hables y no le mires a los ojos.
—¿A Hobi?
—Sí.
—V-…Vale, vale.
—Si quieres jugar simplemente sigue las normas, será más divertido.
Afirmó con violencia, estaba sudando de los nervios.
—¿Listo?
—¿No?
Yoongi rio y abrió la puerta.
Allí, en esa enorme habitación estaban Hoseok y Jimin de pie, con el mayor susurrándole algo al oído. Namjoon entró con histerismo, su marido iba vestido simple con la ropa interior y un batín negro largo hasta los pies, estaba guapísimo.
Hoseok por su parte iba con un traje negro de pies a cabeza, ¿desde cuándo su amigo era tan intimidante?
—Hola Joon —Hoseok se colocó detrás de Jimin y apoyó su mentón en el hombro de su amigo—. ¿Nervioso?
—U-..Un poco...
Namjoon clavó los ojos en su marido que le estaba mirando de una forma peligrosa.
—Siéntate.
El hombre se sentó en un butacón que estaba ahí mismo de forma automática, se había asustado un poco con la voz Hoseok.
Vio a Yoongi acercarse lentamente hasta ellos y arrodillarse justo delante de Jimin.
—Bueno ya estamos todos —Hoseok sonrió y se movió entre ellos con calma.
Se acercó al butacón y miró a su amigo desde las alturas.
—Voy a contarte qué va a pasar.
Namjoon tragó al borde de un ataque de nervios, ¿qué era toda esa tensión? Su amigo le miraba con una intensidad que se podía notar en la piel. Bajó la mirada instintivamente, le había dado la sensación de que en esa habitación no tenía ni voz, ni voto.
—Vas a quedarte ahí sentado, tranquilo, sin hablar y sin moverte.
El chico tenía los ojos fijos en sus zapatos, "no le mires a los ojos".
—Te estoy hablando, mírame.
Namjoon levantó la cabeza asustado.
—P-..Perdona, perdona.
Hoseok sonrió.
—Por dónde iba, ah sí, tú ahí sentado mientras me follo a tu marido.
—Joder...
Hoseok se colocó justo detrás de él dejando las manos sobre las solapas de la chaqueta de su amigo.
—Sabes, tú te follaste al mío, es un poco injusto que yo no pueda hacerlo con el tuyo.
Namjoon jadeó histérico, allí delante estaba Jimin sentado en el borde de la cama tranquilamente. Movía el pie sobre el suelo y sonreía sabiendo que tenía todo el poder, que podía hacer con él lo que quisiera.
—¿Ha quedado claro?
—Sí, sí...
—No me obligues a atarte, no te gustará —Hoseok se giró hacia su marido que seguía en el suelo arrodillado—. Yoongi.
Los ojos del hombre le miraron con ese brillo tan especial, la piel le cosquilleaba con violencia.
—Quítale los calzoncillos a Jimin.
—Sí Amo.
El joven se puso nervioso, pero hizo ver que estaba sereno y tranquilo.
"—Contra más crea Namjoon que no tiene el control más divertido será. Tu controlas todo lo que pasa, por mucho que yo dé las órdenes. ¿Lo entiendes Jimin-ah?"
Se puso en pie y miró a su amigo que ya tenía los dedos alrededor de la goma de sus calzoncillos.
"—Confianza y seguridad, si consigues eso, vamos a pasarlo genial."
Jimin dejó que Yoongi le desnudara y se quedó allí de pie vestido simplemente con ese batín tan bonito.
—Yoongi —volvió a llamarle Hoseok—. Chúpasela, con las mismas ganas como si me lo hicieras a mí.
—Sí, Amo.
—Dios mío...—Namjoon se tapó la boca, rojo como un tomate.
Su ex pareja y su marido estaban en esa situación tan inverosímil que le estaba poniendo tan caliente.
—Que bonitos que son, ¿mmm? —susurró su amigo sentándose en el brazo del butacón—. Jimin pone unas caritas....
Namjoon intentaba hablar, contestar, pero no podía, era incapaz, solo podía clavar los ojos en los de su marido.
Jimin estaba jadeando ahí de pie, justo delante de él con una mano hundida en el pelo de Yoongi y la otra en el suyo propio. El placer le estaba dejando atontado, no era solo la boca de ese hombre, no solo porque fuera su amigo,
y porque hubiera algo erótico en que se la estuviera chupando la ex pareja de su marido.
Era todo.
Eran todos esos ojos, era la voz de Hoseok, era ese poder que sentía al ver a Namjoon anhelando de esa forma sentado a medio metro de él.
—No te corras.
—N-..No...
Hoseok se acercó a él vestido con ese traje negro y esa mirada tan oscura. Le agarró de la cara con fuerza mientras Yoongi seguía chupándosela.
—No, qué…
—A-..Amo...
—Bien —El hombre sonrió contra su boca y la mordió con fuerza hasta que su amigo se quejó—. ¿Te gusta la mamada?
—Ah…—Jimin tembló agarrándose a los brazos del Amo—. Sí..
—Claro que sí —Hoseok bajó la mirada hasta Yoongi que estaba arrodillado con la polla de su amigo entre sus labios—. Su boca es increíble, ¿qué dices Joon?
Jimin y Hoseok miraron a Namjoon que estaba tan tenso en esa silla que podría combustionar espontáneamente en cualquier momento. Apretaba los dientes y respiraba demasiado deprisa, jadeando y retorciendo el reposabrazos del butacón con violencia.
—¿No contestas?
—Ahm-..ah…
—Está saturado, pobre. ¿Te lo pasas bien Jimin-ah?
Jimin afirmó notando la boca de su amigo muy cerca de la suya. Estaba intentando concentrarse, pero con Yoongi a sus pies y su marido mirándole estaba llegando al límite.
—Abre la boca.
El joven obedeció automáticamente y recibió un beso de Hoseok lleno de saliva, lengua y dientes. Era caliente y lento, tanto que empezó a notar su piel derretirse sobre su carne, estaba al límite y solo acababan de empezar. Hoseok le mordió de nuevo y se apartó levemente.
—Yoongi.
—Sí, Amo…—El hombre le miró desde el suelo—. Los dos, en la cama.
Se levantó con los labios enrojecidos e hinchados, empezó a desnudarse con calma mientras Jimin se sentaba en mitad de la cama nervioso y agonizante.
Desvió la mirada hacia Namjoon y sonrió, su marido estaba tan duro que podía notarse incluso con toda esa ropa que seguía llevando.
Hoseok volvió a moverse hasta el butacón quedándose otra vez detrás de su amigo, disfrutando de ese sufrimiento que podía ver en sus ojos.
En la cama Yoongi y Jimin estaban desnudos, esperando a que les diera algún tipo de indicación. Jimin ya se había quitado ese batín tan bonito y podía notar como su mente iba a una velocidad de infarto.
—¿Qué quieres que hagan? —Hoseok se apoyó en el respaldo del butacón—. Podrían besarse, tocarse…¿O quieres que follen? Vamos, pide…
Namjoon se quedó con los ojos fijos en Jimin, no podía pensar en nada, solo quería quedarse allí sentado y mirarle,
observar sus expresiones mientras se perdía en el placer.
—Creo que a Joon le cuesta un poco responder. Yoongi —El Amo volvió a aparecer—, con los dedos fóllatelo.
—Sí, Amo.
Jimin cogió aire y miró a Yoongi que le sonreía con esa expresión que le erizó la piel con virulencia.
El mayor tiró de su tobillo y le tumbó en la cama con un silencio increíblemente denso ocupando esa habitación. Se movió y abrió un cajón de dónde sacó el lubricante y unos preservativos. Yoongi estaba concentrado en su nuevo trabajo mientras Namjoon jadeaba harto de
estar ahí sentado, quería meter la mano dentro de su pantalón, o todavía mejor, que Jimin fuera hasta allí y dejara que se lo follara con fuerza.
—Vamos a ver cómo de bien se lo pasan.
—Ah…
—Tranquilo, queda mucho todavía Joon.
Jimin jadeó y todos le prestaron atención.
El joven estaba perdido en los dedos de Yoongi que se lo estaban follando a ese ritmo demasiado lento y perfecto, la piel le quemaba y el cuerpo se le retorcía. ¿Estaba dejando que su amigo le tocara de esa forma?
Yoongi desvió la mirada un momento hacia su amo y recibió una sonrisa.
—Puedes besarle, nada más.
—Sí, Amo.
Volvió la vista hasta Jimin que jadeaba debajo de él, acercó su boca y se besaron con mucha intensidad, mordiéndose y temblando con desesperación.
A pocos metros los dos hombres trajeados seguían observándoles, sin prisa, disfrutando de las vistas.
—Voy a follármelo, aquí, bien cerquita de ti —dijo Hoseok moviéndose lentamente hasta la cama—. No te muevas, ni se te ocurra tocarte.
Namjoon bajó la mirada y se pasó las manos por las piernas temblorosas.
—Vamos a descubrir qué le gusta a tu querido Jimin.
Hoseok se sentó en el borde de la cama con esos dos tocándose desesperadamente detrás de él.
Dejó que jugaran un poco más mientras él analizaba la cara de su amigo que era de pura frustración. Podía ver su pierna moviéndose en un tic nervioso y el pecho subirle y bajarle con demasiada fuerza.
—Yoongi —dijo sin desviar la mirada—. Ven aquí.
—Sí, Amo ah…
Hoseok pudo notar el peso de Yoongi hundir el colchón y lo vio aparecer por su lado quedándose de pie justo delante de él. Palmeó sus piernas y su marido se sentó a horcajadas sobre ellas, piel contra ropa, perfecto.
—Lo estás disfrutando demasiado —susurró contra su boca subiendo la mano hasta ese cuello tan blanco y perfecto—. No me cabrees.
Yoongi jadeó con los ojos fijos en la corbata de su amo.
—Sabes lo que va a pasar ahora.
—S-..Sí..
Hoseok levantó la mano libre y le dio un azote muy fuerte.
—S-..Sí, Amo, Amo…
—Ah, no te había escuchado.
Yoongi jadeó temblando sobre sus piernas.
—Voy a follármelo —dijo mordiéndole la boca—, ¿vas a ser bueno?
—Sí, Amo, sí, sí…
—Voy a atarte aquí en la cama.
El hombre jadeó con desesperación, solo en pensar en el dolor de la cuerda contra su piel todo daba vueltas sin control.
—No quiero oírte —Hoseok le agarró con fuerza de la cara para que le mirara—. Sé bueno y te follaré como te gusta.
—S-..Sí, Amo…
Hoseok le mordió la boca y giró al cabeza levemente para dirigirse a su amigo que estaba en la cama tumbado y con los ojos fijos en ellos.
—Tienes cinco minutos para hacer lo que quieras, aprovéchalos.
Jimin afirmó lentamente levantándose de la cama, pudo ver a Yoongi arrodillándose en el suelo delante de ese hombre trajeado. La intensidad entre ellos dos le mareaba, eran como dos imanes que no era imposibles de separar.
Tal vez, en ese momento, entendió lo que Yoongi le había dicho el día anterior.
“Nunca me miró así, nunca nos miramos así.”
No, estaba claro que esa forma de mirarse solo existía entre Yoongi y Hoseok, al igual que había una mirada única entre él y Namjoon.
Bajó desnudo de la cama y caminó lentamente hasta el butacón donde su marido jadeaba con las manos sobre las rodillas. Tenía los ojos vidriosos y la respiración era pesada y fuerte aun cuando no se había movido de allí.
Jimin cogió aire y se plantó delante, duro y muy ansioso porque alguien siguiera tocándole, todos menos él.
“Tienes que actuar con seguridad.”
—M-..Minnie…
—Qué.
—Joder, cariño —Namjoon alargó la mano para tocarle, pero el joven le dio un manotazo para que se apartara.
—No puedes tocarme.
—Por el amor de -..—Su marido jadeó de pura frustración—, voy a explotar.
Jimin sonrió dando otro pasito hacia delante, se sentía embriagado de poder.
—¿Tantas ganas tienes de tocarme? —preguntó con la cara de Namjoon a la altura de su estómago, demasiado cerca de su polla.
—Sí, sí, sí, cómo tú quieras cariño —El hombre bajó la vista hasta su entrepierna y siseó—. Déjame tocarte.
—No puedes…
—Por favor…
Jimin estiró la mano y la pasó por el cabello de ese hombre que le tenía embriagado y que le miraba de una forma que nadie jamás lo había hecho. Namjoon intentó tocarle de nuevo, pero deshizo la idea cuando su marido le regaló una mirada penetrante.
—Haré que te ate a la silla.
—No, no…
—¿Le atamos?
La voz de Hoseok le asustó un poco y más cuando se pegó a él tanto que su traje le rozó la piel. Las manos de ese hombre se clavaron en su cintura y su boca en su oído.
—¿Quieres que lo ate? Si no se porta bien dímelo.
—Ah…—Jimin afirmó jadeando—. Q-…Quería tocarme.
—Oh, eso está muy mal Joon.
—Joder.
Hoseok rio encantado con la situación y se movió la habitación hasta un rincón de dónde sacó un poco de cuerda.
Volvió al butacón y le echó un vistazo a Jimin que seguía de pie mirando a su marido.
—Sube los brazos —pidió con esa voz tan impresionante—, junta las muñecas.
Namjoon obedeció sin apartar la vista de su marido, le daba igual si le ataban,
solo quería seguir mirándole hasta saciarse de él, hasta explotar. Hoseok hizo unos nudos con mucha habilidad, rápido y efectivo, dejándole las muñecas anudadas descansado entre sus piernas.
—Jimin.
El joven le miró tragando con fuerza.
—Coloca las manos a cada lado de la cabeza de Joon, agárrate fuerte.
Se movió cogiéndose al respaldo del butacón con la cabeza de Namjoon a menos de un palmo de la suya. Podía sentir los dedos de Hoseok bajando por su columna lentamente
hasta que entraron en él haciéndole jadear como un idiota.
—Yoongi ha jugado mucho contigo, mírate…
Jimin jadeó contra la cara de su marido.
—Queríais esto, así que para qué esperar más.
Hoseok se apartó dejándole mareado y ansioso, clavó los ojos en Namjoon que
le estaba mirando de esa forma tan única. Podía ver lo duro que estaba y la forma en que le anhelaba sin poder hacer más que mirarle ahí sentado.
El sonido del cinturón de su amigo le erizó la piel, supo que se estaba poniendo un preservativo,
luego su polla entrando lentamente en él.
—Ah…
—Eh, caliente, perfecto.
Jimin jadeó apoyando su frente contra la de Namjoon, estaba follando con Hoseok pegado a él, era una locura y le encantaba.
Su amigo empezó a moverse con violencia volviendo el aire de la habitación denso, caliente e irrespirable. Apretó sus manos que se sujetaban al butacón con la poca fuerza que le quedaba, no podía ni respirar.
—M-..Minnie, Minnie…—Namjoon gemía contra su boca—, Dios cariño.
—Ah…
Hoseok sonrió moviendo la cabeza para echarle un ojo a su marido que estaba con las manos atadas a la espalda tumbado en la cama. Les estaba observando con esos ojos que siempre ponía cuando ansiaba que su amo le tocara a él.
—¿Todo bien Y-..Yoongi?
—Amo..
Hoseok rio por lo bajo y siguió follándose a su amigo con fuerza, el placer era delicioso, aunque por una vez el juego no fuera sobre dolor y cuerdas. Era divertido ver a Jimin intentar imponerse sobre su marido.
Bajó la mano por el estómago del joven hasta su polla y
empezó a masturbarle con calma, apretando en la base, subiendo y jugando con la punta caliente. No quería que se corriera, pero sí que sufriera un poco mientras se lo follaba pegado a su marido.
En ese butacón Namjoon ya no podía más, se creía capaz de correrse sin tocarse, de estallar en mil pedazos si no desviaba la mirada de esa estampa tan perfecta. Jimin estaba jadeando de esa forma única, con esa voz que le transportaba a otro mundo y
con esos ojos que brillaban llenos de fuego.
—Por f-..favor..
—Ah…—Jimin negó con la frente pegada a la suya—. N-..No puedes.
—Un beso, aunque sea joder…
El joven sonrió temblando, nunca había visto a Namjoon suplicándole de esa forma y le gustaba,
le hacía sentir que tenía el control. Volvió a gemir siendo más que consciente de que Hoseok estaba ahí detrás, torturándole, haciendo que la habitación fuera cada vez más pequeña e irrespirable.
—No te corras.
—N-..No..
La mano del hombre tiró de su pelo con fuerza, dolió, pero le gustó. La boca de Hoseok se pegó a su oreja mientras su polla se hundía profundamente en él.
—¿Quieres correrte sobre él? ¿O quieres que te deje solo y jugáis los dos?
Jimin miró a Namjoon que estaba respirando tan deprisa que parecía que hubiera corrido un maratón.
—Ah…
—Solo tienes que decirle qué quieres que haga, seguro que te obedece sin rechistar —susurró Hoseok mordiéndole el hombro—. ¿Verdad Joon?
—Sí, sí, Minnie, p-..por favor.
Hoseok salió de su interior dejando al joven jadeante y mareado. Se quitó el preservativo y miró hacia la cama donde su propio marido gemía desesperado por un poco de atención. Tiró el plastiquito en una basura que habían preparado y se sentó al borde de la cama.
—Tengo que ocuparme de Yoongi, ¿te ocupas de tu marido?
Jimin afirmó sin moverse de allí provocando que Hoseok sonriera, parecía que le estaba cogiendo gusto a mandar. Se movió hasta Yoongi y tiró de él con fuerza arrastrándolo por la cama hasta el borde.
Estaba jadeando, no le había prestado atención.
—A-..Amo..
—He sido malo contigo hoy, ¿mmm?
Su marido cerró los ojos con fuerza, tenía las manos atadas a la espalda y había pasado tanto rato que se le estaban durmiendo, dolía de una forma deliciosa.
—Ven aquí, deja que te folle como te gusta.
El hombre se movió con desesperación sobre la cama y con un poco de ayuda de su amo pudo levantarse y sentarse a horcajadas sobre sus piernas. Todavía tenía la ropa puesta, aunque se hubiera bajado el pantalón un poco y
tuviera la polla caliente y ansiosa por él.
Con esfuerzo se movió sobre esas piernas y siseó cuando su amo entró en él, lento, caliente y perfecto. Se quedó sentado con los pies tocando débilmente el suelo y con la boca de Hoseok pegada a la suya.
—Muévete.
Yoongi empezó a moverse desesperado y con dificultad mientras Hoseok, por primera vez en toda la noche le miraba a él.
—Ahora solo estoy por ti…Muévete.
En el butacón Jimin estaba desatando a su marido con el cuerpo chillándole para que le tocara.
Estaba cansado de esperar, ya habían jugado suficiente.
—Ven cariño, ven…
Namjoon estaba tan desesperado que cuando tuvo las manos libres clavó sus dedos en esa cintura tan perfecta de su marido.
Le atrajo hacia él y le besó el estómago con avidez, olía de una forma increíble, de algo que le estaba dejando el cerebro hecho puré.
Jimin se sentó sobre sus piernas, piel contra ropa, con ese poder que surcaba cada poro de su cuerpo.
Pasó sus manitas por el cuello de su camisa y le desató la corbata con calma, le gustaba verle tan ansioso.
—¿Quieres follarme?
—Sí.
—Cuánto.
—Mucho, mucho, vamos.
Jimin rio contra su boca, pero no le besó, en vez de eso dejó sus labios pegados en la comisura,
torturándole un poco más.
—Quiero que me folles fuerte.
—Sí, sí, sí, deja que me levante, joder Minnie…
—No…Así.
Jimin bajó la mano hasta la bragueta de su marido y la desabrochó orgulloso por lo bien que estaba llevando la situación.
Podía hacer con él lo que quisiera, que suplicara un poco, que le siguiera mirando con esos ojos llenos de ansias por tocarle. Su mano tocó la polla tan caliente y dura de Namjoon, estaba convencido de que se correría en cuanto entrara en él.
Levantó el culo y lentamente dejó que su carne caliente le quitara el aire de los pulmones. Se sentó sobre sus piernas notando cuan profundamente estaba Namjoon clavado en él.
—D-..Dios ah…—Su marido jadeó apoyando al cabeza en el respaldo del butacón.
—No te corras….
—Eso va a ser difícil cariño, joder.
Jimin rio y empezó a moverse lentamente, provocándole, haciendo que todo se volviera más y más denso a su alrededor. Subía el culo para bajarlo a un ritmo que estaba dejando a Namjoon temblando.
—¿Pasa algo?
—Dios, muévete más rápido.
—No…—contestó mordiéndole la boca—. ¿Has visto como me follaba Hoseok?
Namjoon tuvo que cerrar los ojos y afirmó frotando su frente contra la de su marido.
—¿Te ha gustado?
—Sí..T-..Tu cara era increíble…
Jimin sonrió satisfecho y empezó a moverse un poco más deprisa,
él también quería correrse pronto, estaba agotado de estar en el límite todo el rato. Los dedos de su marido se clavaron con más violencia en su piel, pero no le importó porque sus ojos estaban perforándole vivo.
La forma en que le miraba, en que le hacía sentir el centro de su universo solo con esos ojos oscuros y peligrosos.
—Ojos de dragón —jadeó Jimin contra su boca—, cuando me miras.
Namjoon sonrió levantando un poco la cadera.
—Solo para ti.
Se movieron sobre ese butacón, más de ellos dos, más de todo aquél que quisiera mirarlos, no importaba. Jimin cogió un ritmo frenético y por fin buscó la boca de su marido para beber de ella, la mordió, chupó de sus labios y de esa lengua tan caliente que le quemaba.
—¿P-…Puedo? ¿Puedo?
Jimin afirmó contra su boca temblando, sí, podía correrse porque él también iba a hacerlo. Se agarró al respaldo del butacón y mordió su boca cuando notó a Namjoon corriéndose dentro de él, caliente, espeso y perfecto.
—Ah…—Jimin se dejó ir temblando con fuerza.
Le ensució la bonita camisa que llevaba, pero supuesto, a ninguno de los dos le importó.
En la cama Yoongi tenía la cabeza hundida en el colchón mientras Hoseok se clavaba en él una y
otra vez agarrándole del pelo con esa fuerza descomunal. Se había corrido una vez sobre sus piernas y ya no podía ni respirar como una persona normal.
—Te duelen las manos y los brazos ah-…—Hoseok jadeó mirando hacia el techo—, una lástima no haber jugado más.
Yoongi no podía hablar estaba ido, mareado por ese placer que se le concentraba entre las piernas. La mano de su amo se coló entre ella y dio un respingo cuando empezó a masturbarle de nuevo aun cuando estaba tan sensible y agotado.
—A-..Amo..
—Cállate.
Esa mano sabía cómo tocarle, la intensidad en que debía hacerlo, el ritmo y por supuesto las palabras que le dejaban flotando en el abismo.
—Has sido tan bueno hoy, ¿mmm?
Yoongi levantó un poco la cabeza del colchón para coger aire.
—Córrete para mí, vamos…
El hombre tembló jadeante contra las sábanas, dolía, quemaba, era placer fundiéndole el cerebro. Empezó a temblar sin poder remediarlo mientras su amo seguía follándoselo de aquella forma tan brutal. Se dejó ir entre sollozos desesperados y
Hoseok le imitó con un sonido gutural que lo ocupó todo.
Había caído por el abismo y no se cansaba nunca de aquello.
Cuando el juego acabó Jimin y Namjoon estaban más que avergonzados. Hoseok solo pudo sonreír y atender a su marido que estaba un poco mareado en la cama.
Le desató con cuidado y lo tapó con las sábanas mientras sus amigos se vestían con un poco de prisa.
—¿Estáis bien? —dijo atándose el pantalón y sentándose en el borde de la cama.
—Sí, ah Dios mío que vergüenza me da todo ahora mismo —susurró Jimin cogiendo un poco de papel que había en la mesita de noche.
—Ha estado muy bien, no te avergüences —Hoseok miró a Namjoon—. ¿A ti que te ha parecido?
—Sigo en shock.
Los tres rieron e incluso Yoongi sonrió medio dormido en la cama.
—¿Quieres que te deje algo de ropa? Vas hecho un desastre.
—Oh, joder, vale.
—Venga, tranquilos, que los hemos pasado muy bien.
Hoseok intentó que el ambiente se relajara un poco,
podía entender el nerviosismo del momento. Esa pareja no había hecho nunca nada así y debían sentirse un poco avergonzados y fuera de lugar. Le dio un pantalón y una camiseta a Namjoon y les ofreció el baño para que acabaran de lavarse decentemente.
Mientras la pareja acababa de arreglarse él volvió a la cama dónde Yoongi estaba medio dormido.
—Cariño.
—Mmmm
—¿Todo bien?
—Sí —Su marido le sonrió y le tocó con su bonita mano—, como siempre.
Hoseok sonrió y le besó la punta de la nariz.
—Te quiero.
—Yo más.
Los dos sonrieron y vieron entrar de nuevo a sus amigos con ropa limpia y esa vergüenza en la mirada.
—¿Queréis quedaros y tomar algo? Aunque Yoongi va a quedarse dormido en nada.
—N-..no, no, nos vamos —contestó Namjoon todavía nervioso.
—Oye —Hoseok se acercó sonriendo—, sin problema, ¿vale? Lo hemos pasado muy bien y creo que vosotros también.
La pareja afirmó y se miraron con algo que Hoseok conocía muy bien, esa conexión única que no se podía comparar con ninguna otra.
—Bien, pues a vuestra casa, venga, venga que me toca recoger todo.
—Gracias Hyung, p-..por todo —susurró Jimin rojo.
—Ha sido un placer.
La broma les hizo sonreír y los acompaño hasta la puerta.
—Nos vemos la semana que viene, Tae quiere hacer una cena o algo así —dijo despidiéndose de ellos en la puerta.
—Claro —Namjoon sonrió con algo muy liviano en su pecho—. Gracias Hobs.
—Dejad de dar las gracias, ah y Jimin-ah.
El joven se giró extrañado.
—Llámame y te enseñaré unos trucos.
—¿Trucos? —El hombre se acercó con curiosidad.
Hoseok se acercó a su oído y le susurró algo que dejó a Namjoon intrigado. Jimin se alejó muy rojo y afirmó caminando a toda velocidad pasillo abajo.
Su amigo cerró la puerta y Namjoon le miró con intensidad.
—¿Qué te ha dicho?
Jimin entró en el ascensor y sonrió.
—Que me enseñará a-..algunas cosas sobre dominación.
Namjoon abrió mucho los ojos y las puertas del ascensor se cerraron.
—Oh.
Jimin sonrió.
—Oh, sí.

---
SunHee estaba esperando a su tío en el sofá mientras le escuchaba ir y venir con prisa. Tenían una especie de gala y como su padre estaba invitado la agencia le había pedido a la chica que también asistiera.
No era la primera vez que iba una gala de ese tipo, pero siempre se ponía nerviosa.
Suspiró y se miró las piernas que iban enfundadas en unas medias negras y esos zapatos de tacón tan increíbles que su padre Taehyung le había regalado.
—Tardo dos minutos —dijo Hoseok entrando en el baño.
—Tranquilo tío Hobi, vamos bien de tiempo—La chica se levantó del sofá arreglándose la falda de ese vestido negro.
¿Por qué acababa siempre vistiendo de oscuro? Le gustaba demasiado.
Caminó pasillo abajo hasta la habitación de sus tíos dónde Hoseok había dejado algunas camisas encima de la cama. Sonrió y empezó a mirarlas con cariño, su tío siempre vestía muy bien y tenía una colección de trajes increíbles.
Podía escucharle lavándose los dientes así que le esperó sentada en la cama, aun tenían un poco de tiempo.
Miró hacia delante y clavó los ojos en el reflejo de esos espejos que ocupaban gran parte de la habitación. Se acercó a ellos y se contempló orgullosa de su look,
el negro siempre quedaba bien. Su padre Jungkook le había pedido alguna que otra vez que se pusiera algo más colorido, pero la chica no quería admitir que vestida así se sentía más segura, más ella, más poderosa.
Se tocó la coleta tan alta y tirante que le habían hecho con ese pelo tan largo cayendo por su pecho. Dio un pasito hacia atrás haciendo resonar sus tacones sobre el suelo, le gustaba mucho la imagen del espejo. Sonrío y de repente se dio cuenta de que el armario de al lado
estaba abierto de par en par. Fue a cerrarlo cuando algo metálico la deslumbro, ¿qué era?
Abrió la puerta un poco más y vio unas cajas muy bonitas dispuestas una encima de la otra. En la superior la tapa estaba abierta y de ahí salía ese brillo tan interesante.
Sabía que no estaba bien cotillear en las cosas de los demás, pero…Miró. Abrió la tapa algo más y el air ese le quedó atascado en la garganta, eran cadenas.
—Ah…
Alargó la mano de forma automática y las tocó, estaban frías y
hacían ese sonidito tan especial cuando chocaban entre ellas. Metió la mano un poco más y acabó de abrir el armario sin pudor alguno, había algo dentro de ella que se estaba retorciendo de una forma que hacía tiempo la asustaba.
Movió la ropa que estaba colgada y vio unas fustas y látigos colgados al fondo del armario, escondidos.
Como una polilla a la luz agarró uno de los látigos y lo sacó de allí, tenía un mango duro de cuero y unas colas largas que llegaban hasta el suelo hechas del mismo material.
Dio un pasito hacia atrás temblando y vio su reflejo en el espejo, toda de negro con aquella cosa en la mano.
—Eres muy joven para jugar con eso.
Sunnie se giró de golpe chillando y soltó el látigo que rebotó en el suelo con un ruido muy característico.
Su tío estaba apoyado en el marco de la puerta mirándola con una mezcla de cariño y miedo. Se acercó a ella y recogió el látigo con cuidado antes de volver a guardarlo en su sitio y cerrar el armario.
—Lo siento, lo siento tío Hobi, no quería mirar joder. Lo siento muchísimo —dijo la chica al borde del llanto—. Joder, en serio, no quería tocar.
—Tranquila, no pasa nada.
Hoseok suspiró sabiendo que de alguna forma iba a tener que contarle lo que había visto,
pero antes de que pudiera abrir la boca su sobrina se acercó con una cara que le dejó noqueado.
—T-…Tú, ahm-..usas eso con tío Yoongi.
—Sunnie, no creo que-..
—¿Le haces daño?
Hoseok frunció el ceño y le hizo un ademán con la cabeza para que se sentara en la cama.
La chica se sentó tan nerviosa que la pierna le temblaba con violencia. Podía sentir su corazón en su boca, intentando decirle algo, pero sin saber muy bien el qué.
—Sunnie..
—Joder…
—Técnicamente sí, le hago daño a Yoongi, porque él quiere, los dos queremos.
La chica le estaba mirando de una forma que le erizó la piel.
—Nunca le haría daño de una forma que no fuera jugando, lo sabes, ¿verdad?
Ella afirmó pasándose las manos por el cuello con violencia.
—Cariño —Hoseok le agarró de la mano con delicadeza—. Puedes preguntarme lo que quieras, no quiero que pienses algo que no es.
—¿E-..Está bien hacerle daño a alguien?
—Ahm-…Depende —dijo el hombre sonriendo—. Sé que has tenido novio, así que no me voy a andar con muchos rodeos.
Sunnie bajó la mirada algo avergonzada.
—Hay muchas maneras de disfrutar del sexo, eso lo sabes.
—L-..Lo sé..
—Vale, pues tu tío y yo hacemos algunas cosas diferentes, nada más. Es un juego cariño, no es violencia, ni es hacer daño por el puro hecho de maltratar al otro.
—Ya sí, ya lo sé…Es que ahm-..
—¿Entonces qué te pasa?
La chica jadeó con ese nudo que la estaba asfixiando.
—¿E-..Está bien que-..que te guste hacer daño a los demás?
Hoseok frunció el ceño débilmente, ¿estaba hablando de ella?
—Está bien si es un juego consentido y no es solo el dolor físico Sunnie. ¿Qué te pasa? No llores cariño.
—N-..no se lo digas a papá.
—El qué cariño. Me estás asustando…¿Algún chico te ha hecho daño? ¿Es eso?
Ella negó temblando.
—F-..Fui yo…Yo le hice daño.
Hoseok abrió los ojos lentamente y apretó el agarre con más fuerza.
—¿Por qué no me lo cuentas? Te prometo que no me voy a reír, ¿mmm?
—M-..me da mucha vergüenza y mis amigas me dijeron que s-..soy rara y que-..
—Eh, eh, respira. Tranquila, nadie es raro aquí, ¿vale?
Ella jadeó afirmando a toda velocidad. Se sentía rara, no podía ser normal disfrutar con ciertas cosas como aquellas.
—¿El chico se enfadó contigo?
—Sí…Ahm-..Me dijo algunas cosas qu-..—Sunnie cogía aire a toda velocidad—. Le a-..ahogue..
—Vale…
—No quería h-..hacerle daño p-..pero no sé —Empezó a llorar con mucha fuerza.
—Eh, eh…
Hoseok sonrió y le dio un abrazo con algo muy cálido en su pecho, ¿cómo podía ser que se pareciera tanto a su padre?
—Primero de todo, no eres rara ni nada parecido.
Ella afirmó moqueando.
—Te lo he dicho, es un juego el problema es que no sabes a cuál estás jugando ni que reglas tiene cariño.
—Eso q-..qué significa.
—Significa que eres muy joven y que vas a equivocarte muchas veces, pero siempre tienes que pensar en la persona que está contigo. ¿A ti te gustaría que ahm-…un chico hiciera algo que a ti te disgustara sin preguntarte?
—N-..no..
—Claro que no, entonces tú tampoco debes hacerlo. Lo que a ti puede gustarte a tu pareja no.
La chica bajó la mirada tan avergonzada que se quería morir.
—Te cuento una cosa, pero por el amor de Dios no le digas a tu padre que hemos hablado de esto o me corta los huevos.
Sunnie le miró encandilada, su tío hablaba de una forma que le daba una seguridad inmensa.
—Has visto lo que guardamos ahí —dijo señalando el armario.
—Sí…
—¿Sabes el daño que puedes hacerle a alguien con eso que tenías en la mano?
La chica abrió mucho los ojos asustada.
—Cuando era muy joven, tal vez era un poco más mayor que tú, creía que sabía muy bien lo que hacía, pero no era así. Me compré un látigo parecido a ese y lo usé sin tener ningún conocimiento.
SunHee podía notar como la sangre la bajaba a los pies.
—La persona que estaba conmigo acabó en el hospital y por supuesto no quiso verme nunca más.
—Oh dios mío..
—Por eso mismo cuando estás con otra persona debes tener cuidado cariño, sea un bofetón o sea algo más. No te digo que no lo hagas,
pero sí que seas consciente de que puedes hacerle daño a alguien de muchas formas y no solo en el cuerpo.
La chica le escuchaba sumida en una especie de trance.
—Ven, levanta.
SunHee obedeció y siguió a su tío hasta el armario de dónde sacó una fusta de madera muy bonita y se la dio. La chica la cogió con esa sensación cosquilleante de nuevo en la piel, ¿estaba bien que la idea de hacerle daño a alguien con aquello le provocara placer?
—No le digas a tu padre que te estoy dejando mirar entre mis cosas.
—N-..no, no, prometido.
—Vale…—Hoseok sonrió y apartó un poco la ropa para que la chica pudiera ver otras cosas que estaban bien resguardadas ahí dentro.
SunHee estaba más que encantada con los objetos metálicos y de cuero, aunque no quiso abrir una de las cajitas que estaban al fondo, eso era ya demasiado.
—Sé que te acuestas con chicos, y que tus padres ya te han dado la charla de que tengas cuidado, los preservativos y todo lo demás.
—S-…Sí, sí, sí varias veces.
—Vale, pues yo también te doy otro consejo, ¿vale cariño?
SunHee miró a su tío con devoción.
—Nunca jamás hagas algo que no quieras hacer y, por ende, nunca jamás obligues a nadie a hacer algo que no quiera hacer.
Ella afirmó lentamente.
—Todo lo demás ya lo irás descubriendo tú solita.
—Vale…
La chica dejó la fusta en su sitio con ese cosquilleo tan especial en el pecho.
—Si tienes alguna duda puedes preguntarme, sin problema.
—Vale tío Hobi y perdona por tocar tus cosas, de verdad que-…
—Tranquila, te hubieras asustado más que otra cosa —Hoseok se acercó mucho y le guiñó un ojo—. Pero nunca mires en la caja del fondo, ¿vale?
—E-..En la caja del fondo…¿Qué hay ahí?
—No lo quieres saber.
Ella afirmó a toda velocidad y siguió a su tío pasillo abajo.
—¿Puedo hacerte una pregunta Sunnie?
—¿Qué? Claro…
—¿Por qué vas siempre vestida de negro?
La chica frunció el ceño y se miró los pies enfundados en esos taconazos.
—Porque me hace sentir segura y poderosa.
Hoseok sonrió y le dio un toque cariñoso en la barbilla.
—Cuando cumplas los dieciocho te regalaré algo, pero no se lo digas a tu padre.
—E-…El qué…—Los dos se movieron hasta la puerta.
—¿Tienes algo de cuero?
La chica negó emocionada.
—Pues ya tendrás algo. Venga, vámonos que llegaremos tarde.
SunHee salió de la casa de su tío dándose cuenta de que había encontrado en ella algo que hasta ese momento solo había querido esconder bajo la piel.
“Porque me hace sentir poderosa.”
Y no había nada malo en ello.

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