En este capítulo, Brendel hace una reflexión sobre sus grabaciones: “Looking back at the sixty years of my pianistic life, the quantity of my recordings seems to me one of its most unusual features. Let me try to explain how this multitude came about”.
Brendel no fue un niño prodigio y su familia no era de músicos o de inclinaciones estéticas. Antes de los quince años no había presenciado algún concierto sinfónico, un recital de piano o una ópera: “Only the radio provided occasional glimpses of distant musical bliss”.
Brendel empezó sus clases de piano después de cumplir 16 años. También componía, pintaba y escribía. Su maestra en Graz Ludovica von Kaan lo presentó con Edwin Fischer. Durante 3 veranos participó en sus clases de Lucerna y también tomó clases con Edward Steuermann en Salzburgo.
Sobre su primer recital, Brendel cuenta: “My first recital at the age of seventeen in Graz went down well; it sported an unusual program of my own design (‘The Fugue in Piano Literature’) and, for the time being, pacified my mother who was a professional pessimist."
Brendel hizo su primer grabación cuando tenía 20 años, el Concierto para Piano No. 5 de Prokofiev. Poco después grabó la Fantasia Contrappuntistica de Busoni y la suite Weihnachtsbaum de Liszt.
Posteriormente, Brendel estuvo grabando con Vox/Turnabout por diez años. Uno de sus primeros programas fue totalmente ruso: Petrushka de Stravinsky, Islamey de Balakirev y Cuadros de una Exposición de Mussorgsky.
Mientras grababa Petrushka, Brendel inventó el nuevo método de cubrirse las puntas de los dedos con Band-Aids para que las uñas dejaran de desintegrársele.
Brendel hizo por lo menos siete grabaciones de Liszt y algunas de los conciertos de Mozart antes de grabar toda la obra para piano de Beethoven durante cinco años.
“The Vox label was the first to exploit commercially the idea of issuing boxes containing whole series of works by the same composer”. 👈 @AlfredoLopPce@jesusrglez@mmorasoria
Posteriormente, Brendel grabó el Concierto para Piano Op. 42 de Schoenberg en Baden-Baden bajo la batuta de Michael Gielen, quien también dirigió su tercera y mejor versión de la obra, mientras que la segunda la grabó con Kubelík para DG en Munich.
Después de un recital en Londres, Brendel firmó con Philips (posteriormente Decca) quien lo acogió por el resto de su carrera. Además de las grabaciones de estudio, tuvo la oportunidad de publicar grabaciones en vivo (“some of which still warm my heart”).
Entre sus grabaciones de estudio, Brendel destaca la segunda y tercera serie de sus sonatas completas de Beethoven y los tres ciclos de sus conciertos para piano.
Con la Academy of St Martin in the Fields y Sir Neville Marriner grabó todos los conciertos para piano de Mozart, y grabó 6 de ellos con la Scottish Chamber Orchestra y Sir Charles Mackerras, junto con casi todas las sonatas y piezas para piano de Mozart.
Hay 2 versiones de los Conciertos para Piano de Brahms, la segunda con Abbado en Berlín, y una grabación en vivo del No. 1 con Sir Colin Davis (“to me the most satisfying”). Grabó más Schumann y una docena de sonatas de Haydn ("to my particular delight").
Entre los discos de música de cámara de Brendel, hay un álbum de Schumann con Heinz Holliger y otro de las obras para piano y cello de Beethoven con su hijo Adrian.
Brendel grabó con EMI un álbum de Mozart con el Alban Berg Quartet. Finalmente grabó el Winterreise y el Schwanengesang con Fischer-Diskau y Matthias Goerne.
¿Qué hace que una carrera de solista sea continuamente exitosa?, se pregunta Brendel. “Next to talent, skill and a good constitution, I should mention the esteem of orchestras and conductors, and the weight of a good recording contract…
...There is also the work of devoted agents, the voices of well-disposed critics and, of course, the presence of a sizable public.” Brendel considera que la publicidad y los medios jugaron el papel menos importante en el éxito de su carrera.
¿Qué explica que Brendel haya podido grabar su principal repertorio varias veces? Brendel considera que se debe a que se presentó a todas las sesiones a tiempo y bien preparado, canceló muy pocos conciertos y grabaciones, y finalmente, no se estancó como músico o pianista.
¿Qué significan para Brendel haber hecho todas estas grabaciones? “From the growing sobre of experience arises the chance to reach the essential. My sequence of recordings kept me aware of my development."
Algunos músicos como Celibidache desprecian las grabaciones, otros graban varias veces para decidir qué partes deben ser combinadas, y hay quienes incluso consideran la edición como pecado capital. Brendel no se considera dentro de ninguna de estas categorías.
“As long as I found a beautiful, conscientiously prepared piano in a hall with good acoustics I embarked on recording with keen anticipation, all the more so since technology has made it possible to use computers for editing on location.”
Brendel considera que sus mejores grabaciones son las últimas. Entre sus favoritas, están algunas sonatas de Haydn (Salzburgo, 1981), el Rondo en La menor de Mozart (Philips, 1999), los Impromptus de Schubert (Philips, 1988) y Vallée d’Obermann de Liszt (Amsterdam, 1981).
Finalmente, Brendel agradece al público, que continuó queriéndolo oír en conciertos y grabaciones. “Nothing could have made me happier than the awareness that I did not owe my reputation to a giant publicity drum but to the appeal of my playing.”
Alma tardó casi un año en poder regresar en Viena. Su visa llegó en septiembre de 1947 y partió inmediatamente, haciendo escala en Londres para visitar a su hija Anna. Cuando llegó a Viena, la esperaba un equipo de filmación:
Viena se encontraba aún en un estado deplorable. Alma se quedó en un hotel lleno de ratas. Su casa en Hohe Warte era inhabitable, había sido bombardeada y saqueada. Tanto los escritorios de Mahler y Werfel como los manuscritos de sus canciones, habían sido incinerados.
Para consuelo de Alma, después de dos convulsivos años, Werfel empezó a trabajar en su nueva novela en enero de 1941. Alma retomó su vida social con los emigrados europeos de la costa oeste, entre los que se encontraban Thomas Mann, Arnold Schoenberg y Erich W. Korngold.
La casa en Los Tilos Road, rodeada de jardines de árboles de naranjo, era modesta para los estándares de Alma. En mayo de 1941 Werfel terminó el primer borrador de “The Song of Bernadette” y contrató a Albrecht Joseph, un judío alemán exiliado, ex director de teatro y guionista.
Un año después de la muerte de Manon Alma seguía inconsolable. En Viena se preparaban los festejos del 25º aniversario de muerte de Mahler. Bruno Walter organizó varios conciertos apoyado por Schuschnigg, quien quería demostrar que Austria aún celebraba a sus judíos eminentes.
En junio de 1937 Alma visitó Berlín y vio cuánto se había transformado la ciudad bajo el régimen Nazi. Los cambios llegaron pronto a Austria. Mientras los Werfel vacacionaban en Capri en febrero de 1938 recibieron la noticia de la ida de Schuschnigg a Berchtesgaden.
Durante los primeros meses en Casa Mahler, Alma recibía visitas casi a diario. Sabía exactamente cómo lograr una velada bella y placentera para sus huéspedes. Sobre su poderoso encanto, su hija Anna decía: “When she entered a room, or just stopped in the doorway…
…you could immediately feel an electric charge… Se was an incredibly passionate woman…And she really paid attention to everyone she spoke to. And encouraged them….She was able to enchant people in a matter of seconds.”
Franz Werfel recibió la noticia del divorcio de Alma y Gropius con gran alegría y alivio, y la llevó a Praga a conocer a sus padres. Para la madre de Werfel, Alma era “la única reina o monarca de nuestros tiempos."
Alma continuaba con su intensa vida social llena de arte y música en su salón rojo en Elisabethstrasse. En una de sus veladas, se interpretaron dos versiones de Pierrot Lunaire de Schoenberg, una dirigida por el compositor y otra por Darius Milhaud.
Franz Werfel se convirtió en un visitante habitual del salón de Alma Mahler. A los 27 años era considerado como uno de los principales escritores jóvenes de la época. Sus ideas intrigaban a Alma, cantaba con una bella voz de tenor y recitaba sus poemas con un fervor fascinante.
Tiempo después, Alma reflexionó: “The evening on which Werfel and I played music together for the first time and we were so in tune immediately through our very own medium that we forgot everything around us and in front of the husband committed spiritual adultery.”