Parte de la izquierda ha acogido con entusiasmo lo que se conoce en pedagogía como no directividad, un enfoque que defiende que la adulta, que ahora se llama acompañante, no debe influir porque eso sería autoritario, que hay que seguir los intereses espontáneos de las peques.
A continuación, pego varias citas de la tesis que sirven para hacerse alguna idea de por qué es ideología neoliberal y una pedagogía a la medida de las clases privilegiadas.
La no directividad implica no oponer resistencia a las influencias del capitalismo y el patriarcado.
La no directividad contribuye a naturalizar las desigualdades sociales.
La no directividad disfraza las injusticias sociales de elecciones libres, naturales y espontáneas porque ignora que las aspiraciones y los deseos están atravesados por la clase y el género.
Con su rechazo a la transmisión cultural y a cualquier aprendizaje que no sea vivencial y en primera persona, la no directividad impide la enseñanza de los conocimientos que son resultado de las distintas luchas colectivas a lo largo de la historia.
La no directividad solo "funciona" allí donde no hace falta, donde hay un entorno que interviene de formas que igual no estamos viendo. Por ejemplo, en el aprendizaje de la lectura: tener libros en casa, una familia que lee por placer, condiciones materiales de vida dignas...
Lo dejo aquí porque tengo una tesis que terminar en dos semanas —en la que ya me extiendo sobre esto—, pero comparto un par de cositas más:
Aquí una charla en la que desarrollo estas y otras críticas a la no directividad:
Aquí un fanzine de @CNT_Fuenlabrada para el que escribí un texto que resume algunas de las ideas de la charla y que se titula "A vueltas con la no directividad".
Dicho esto, me voy a dormir no sin antes recordar que mi intención es reflexionar desde la filosofía y la teoría de la educación y no atacar personalmente a quien se defina como no directiva. Cuídense y buen finde.
Algo más: criticar la no directividad no significa defender el autoritarismo en la escuela. Para mí, es justo al revés: ser no directiva es abandonar a la peque al autoritarismo de las ideas dominantes. La no directividad es liberal en las formas y autoritaria en el fondo.
Aunque indigne, viene bien encontrarse con publicaciones que permiten situar los discursos sobre innovación educativa en su contexto. Siempre es útil para despertar y orientar nuestras sospechas. Si tu enemigo de clase plantea las mismas críticas que tú, desconfía y profundiza.
Más contexto: entre los 100 mejores colegios y los 30 más innovadores del ránking publicitario que elabora todos los años El Español.
¿Habéis oído alguna vez que educar es desarrollar las potencialidades innatas de los niños y niñas? Yo muchas y reconozco que al principio me parecía una postura respetuosa con la infancia y bastante inofensiva. Hoy voy a intentar explicar por qué me equivocaba. Dentro hilo.
Quedaos con una idea que retomaré luego: desde esta perspectiva, educar equivale a sacar o extraer lo que el niño ya trae en potencia y todo lo que siga el sentido inverso, de fuera a dentro, sería autoritario o violento porque impide al niño conectar con lo que ya trae innato.
Como otras veces, me sirven de ejemplo las declaraciones de un profe premiado (
¿Tú también estás harta de las entrevistas sobre educación de la Fundación BBVA? Pues abro hilo acerca de una estrategia que usan las fundaciones filantrocapitalistas para aumentar su legitimidad: utilizar a maestros y «expertos» como caras visibles y altavoz de sus discursos.
Como me voy a extender, primero lo resumo en un tuit. Si un reputado anticapitalista ofrece una charla para una fundación vinculada a un banco, será que esta no es tan mala, ¿no? O será que el anticapitalista ha recibido antes un premio del banco y eso tiene una contrapartida:
Y ahora, para desarrollar en detalle, voy a usar como ejemplo el caso de César Bona, el maestro nominado al Global Teacher Prize en 2015 que ha pasado los últimos años concediendo entrevistas, dando charlas y colaborando con fundaciones filantrocapitalistas como Ashoka.
La privatización de la escuela pública no es nada nuevo: hace mucho que las grandes empresas descubrieron la enorme oportunidad de negocio en ella y que comprendieron que la necesitaban para la creación de un nuevo sujeto, sujetado al individualismo y al consumo. ¿Y qué hicieron?
Pues, entre otras cosas, penetraron en el espacio público creando sus propias fundaciones de cara más amable, revestidas de una apariencia altruista que les concede una tramposa legitimidad para emitir discursos sobre lo pedagógico o incluso para desarrollar programas educativos.
Estas fundaciones plantean críticas muy duras contra la escuela tradicional que tienen un fuerte calado en el sentido común pedagógico y en la opinión pública. El filantrocapitalismo y la nueva educación neoliberal van de la mano.