Thread by @PascualRG

Título: El primer contacto. #relatocorto #cuento #cienciaficcion. El zumbido de los motores era más efectivo para adormecer a cualquiera que el viejo truco de contar ovejas, eso era un hecho obvio. Aarón llevaba unos pocos años trabajando en la nave, le habían reclutado...

en una empresa de trabajo temporal para labores rutinarias de limpieza de basura espacial.
Desde que el turismo espacial se había abaratado, buena parte de la ciudadanía hacía escapadas de varias semanas a otros planetas del mismo sistema solar,

o cruceros sin más destino que vagar por el espacio, y ésa marabunta diaria de naves conllevaba muchísima basura espacial que había que recoger para evitar colisiones indeseadas.

A pesar del café, el leve zumbar de los motores estaba sumiendo a Aarón en un embelesamiento del que le iba a costar salir, así que se obligó a levantar y dar un paseo por la cabina.

Aarón volvió a realizar un nuevo chequeo rutinario para comprobar que todo seguía en orden. Unos minutos llenos de movimientos automáticos que daban como siempre el mismo resultado: todo estaba funcionando correctamente.

Casi deseaba que algo fallara para tener algo mejor que hacer.
Un piloto se encendió en el radar; probablemente alguna nave de niño rico se había salido de su rumbo para dar una vuelta, pero al menos ya era alguna novedad para distraerse.

Tocaba comprobarlo, hacer un seguimiento de la misma, si no volvía a su ruta establecer contacto y, en caso de desobedecer, informar a los superiores. La nave estaba preparada para recoger basura espacial, pero, por ahorrar costes,

los utilizaban también para dirigir el tráfico espacial; aunque se trataba de una tarea excepcional y con escasos privilegios.
No iba a avisar al capitán ni al resto de la escasa tripulación de la nave, seguía siendo una tarea rutinaria y tampoco iba a permitir que le aguaran

la escasa diversión que se podía producir durante una guardia.
Comprobó la hora para dar a la nave los 30 minutos terrestres de cortesía hasta que el sistema de su nave se diera cuenta de que se habían salido del rumbo y volviera a su posición.

Una nave de recogida de residuos tenía autoridad para dar órdenes pero debía seguir un protocolo, establecido por presiones políticas (a los niños ricos no les gustaba que les dijeran lo que tenían que hacer).

Durante ese lapso de tiempo vigilaría los movimientos de la nave, registrándolo todo y a partir del minuto 30 podría establecer contacto para ordenarles que volvieran a su rumbo.

Aquí es cuando surgió el primer problema; debía registrar los movimientos de la nave, y aunque ésta volviera a su rumbo a los 5 minutos, debía dar parte y para ello debía enviar también la matrícula de la nave, pero el sistema no era capaz de detectar la matrícula.

Revisó de forma rápida si había errores en el sistema de reconocimiento pero el chequeo automático no reveló ningún error. Si no detectaba la matrícula es porque la nave no tenía una matrícula legible por el sistema.

La situación suponía un problema, pero al mismo tiempo daba vía libre para establecer contacto sin necesidad de cumplir el protocolo, con lo que activó el grabador de audio y se preparó para emitir la comunicación:

-Al habla la nave Minerva ZH2487, con autorización para dirigir el tráfico espacial. Su nave ha salido del rumbo establecido y no tiene identificación legalmente aceptada por la Ley General de Tráfico Espacial,

deben ustedes identificarse e inmediatamente volver a su ruta comercial.

El mensaje recorrió el espacio entre las naves y solo le quedaba esperar respuesta. Hasta entonces siguió intentando obtener la identificación de la nave con los sistemas habituales, sin obtener ningún resultado.

Al cabo de un momento, una transmisión entrante parpadeaba en la pantalla. En el audio enviado era reconocible la voz de alguien, pero el idioma era ininteligible.

Lo pasó por el software de traducción de la nave, pero éste tampoco fue capaz de reconocerlo. Primero la matrícula y ahora el idioma. Probablemente serían unos niñatos intentando gastar una broma, así que envío una segunda comunicación para ponerle fin:

- Al habla la nave Minerva ZH2487, con autorización para dirigir el tráfico espacial. La desobediencia a autentificarse y a seguir las indicaciones conlleva multas económicas así como prohibición de por vida a viajar al espacio.

Les conmino por última vez a identificarse y a volver a su ruta de forma inmediata.

Una segunda comunicación llegó, con el mismo problema, lengua ininteligible. Aarón escuchó con atención sin captar ningún patrón, aunque reconoció algunas conjunciones que coincidían con el primer mensaje, cosa que confirmó al volver a reproducir ambos mensajes seguidos.

Intentó realizar un reconocimiento por la forma de la nave, tal vez obteniendo marca y modelo sería capaz de afinar algo más la búsqueda, pero se topó con el mismo problema:

la forma de la nave no era reconocida como una de los cientos de miles de naves comerciales aprobadas para el viaje espacial que estaban en la base de datos.

Al reconocer la forma de la nave se topó con otra sorpresa, el tamaño de la misma era enorme. Si las medidas que había reconocido el sistema eran correctas, cosa de la que ya no estaba seguro, la nave medía diez veces más que la nave más grande creada por el ser humano.

La situación se estaba volviendo cada vez más increíble. Empezaba a pensar en la posibilidad de que la nave, efectivamente, no fuera humana, lo que le parecía una posibilidad tan absurda como imposible.

No había registros en la historia de contactos con otras razas. El ser humano llevaba ya varios miles de años viajando por el espacio, aunque nunca habíamos sido capaces de abandonar nuestra galaxia, nuestro vecindario.

Jamás habíamos contactado con otra civilización en nuestra propia galaxia, ni tampoco se habían encontrado indicios de ésta. Todos los expertos daban por hecho que habría otras civilizaciones en otras galaxias,

pero la posibilidad que hubieran ido a parar aquí es remota, y mucho más remota aunque el primer contacto se realizara con una nave de recogida de basura espacial.

Un nuevo mensaje apareció en la pantalla, y en éste caso no se trataba de un audio.

Hubiera quien hubiera en la otra nave habrían llegado ya a la conclusión de que la comunicación por medio del habla no funcionaba, así que habían enviado un archivo de imagen. La curiosidad hizo que Aarón lo abriera inmediatamente.

En el archivo, aparentemente un dibujo, aparecía una especie de plan de vuelo con el dibujo de dos planetas y sus correspondientes estrellas, junto con un texto ininteligible junto a cada una.

El texto tal vez fuera el nombre del correspondiente sistema solar. Aparentemente me estaban comunicando de dónde vienen y hacia dónde se dirigen.

La situación era cada vez más absurda y Aarón se mantenía en silencio y sin mover ni un pelo ya que no tenía ni idea de qué hacer, ¿debía intentar establecer una comunicación formal para que la humanidad y otra civilización pudieran conocerse?

Inmovilizar la nave no estaba contemplado porque, aunque podría hacerlo con una nave humana, una nave de estas dimensiones sería imposible, además de que tampoco sabía si la nave tendría defensas y podría atacar a modo de respuesta.

Los pocos minutos que pasó pensando debieron ser decisivos para que la otra nave tomara una decisión por su cuenta. Por el tamaño de la nave, a Aarón se le pasó por la cabeza que podría ser una nave colonizadora.

Debieron pensar que ante el riesgo de conflicto, aunque pudiera ser mínimo, preferirían desaparecer. De modo que eso fue lo que hicieron, desaparecieron sin más.

Aarón volvió a intentar establecer contacto. Encendió los motores y puso dirección hacia donde estaba la nave, no podían haber ido muy lejos.

Pero el radar no daba señales de vida; o tenían una velocidad incomparable con la de su propia nave, o tenían una tecnología avanzada para desaparecer del radar. Pero la segunda opción le llevó a preguntarse, si tienen esa tecnología, ¿por qué se dejarían ver la primera vez?

Cada pregunta era un enigma que no tenía respuesta y que se unía al anterior. Aarón no tenía capacidad de respuesta. No le quedaba más remedio que cerrar un informe adjuntando todo el material para enviarlo a sus superiores.

¿Habría sido el primer contacto con una civilización alienígena? Quién sabe, lo mismo el gobierno de la Tierra ya tenía indicios y no los habían publicado. Tal vez su informe se uniría a otros anteriores.

O tal vez no, y justamente él había sido la primera persona en contactar, aunque de forma breve, con otra civilización.

Levantó el intercomunicador y se dispuso a despertar al jefe.