Patella ferruginea. ¿La especie que no importa a nadie? Habemus hilo sobre ella🧵👇
📸 J. Guallart
Las patellas, al igual que las nacras, tienen menos “fama” que otras especies amenazadas por no ser tan peluchosas como por ejemplo los osos pardos o los linces ibéricos pero también merecen no extinguirse🥺
La lapa ferruginosa o lapa herrumbrosa (Patella ferruginea) es un molusco gasterópodo y es endémica del Mediterráneo occidental. El nombre “lapa” probablemente os suene por la expresión “estar pegado como una lapa”.
📸CSIC
“Lapa” es el nombre con el que se conoce a los miembros de la familia Patellidae, una familia de moluscos marinos. Patella significa “con forma de plato” y ferruginea “de aspecto oxidado”.
Las patellas ferrugineas se consideran “grandes”. Son juveniles hasta alcanzar aproximadamente los 3 cm, cuando superan los 3 cm son adultas.
La concha es llamativa porque es de gran tamaño (llegan a alcanzar los 10 cm aunque lo normal es que oscilen sobre los 4 y los 8) y de costillas gruesas.
Cuando son pequeñas son machos y tienen el borde de la concha muy irregular con los extremos de las costillas muy salidos, lo que les confiere la "forma de estrella". Los juveniles se encuentran a menudo en las conchas de ejemplares adultos.
Cuando son adultas algunas patellas se transforman en hembras. Los ejemplares más grandes suelen tener el perímetro más liso y regular. Se ha observado que también cambian en el sentido de hembra a macho.
La parte interior de la concha es de color blanquecino. Tiene un pié musculoso de color ocre y la cabeza con tentáculos son de color grisáceo.
Su distribución conocida se limita a las costas del norte de África, desde el estrecho de Gibraltar (Ceuta) hasta el cabo Bon y la isla de Zembra, en Túnez, y a algunos puntos del sur de España (costas de Cádiz, Málaga, Granada y Almería),
la isla de Alborán, las costas occidentales de Córcega y el norte de Cerdeña, algunos pequeños archipiélagos en las proximidades de estas dos islas y en la isla de Pantellaria, en el canal de Sicilia.
Las principales poblaciones naturales de Patella ferruginea están concentradas en las islas chafarinas (cerca de las costas de Marruecos) y las islas Habibas (Argelia).
Los adultos son muy sedentarios y sólo se desplazan distancias cortas para alimentarse y tienden a hacerlo cuando están bañados por el oleaje, preferiblemente con marea alta y durante la noche.
Cuando acaban de alimentarse vuelven al mismo lugar de reposo ("homing behaviour"). Cada ejemplar deja una marca o “huella” en la roca, ya que crece un halo de algas calcáreas en el espacio situado entre la suela del pie y el borde de la concha.
Por lo que se sabe se alimentan principalmente de biofilm de cianobacterias epi- y endolíticas y también de diatomeas y pequeños propágulos de algas (aunque en menor cantidad).
📸 José Templado
La robustez de su concha la protege de muchos depredadores, especialmente en su fase adulta. Los principales son los cangrejos Eriphia verrucosa y Pachygrapsus marmoratus, así como el gasterópodo Stramonita haemastoma, que es capaz de perforar la concha incluso de adultos.
También pueden ser depredadas por gaviotas (comen ballena no se van a comer una pequeña Patella).
Además su hábitat es limitado y requieren zonas rocosas y el aislamiento de sus poblaciones provoca que haya poca variabilidad genética y en consecuencia sean menos adaptables en condiciones adversas.
A eso se añade que su fase larvaria la pasan flotando hasta encontrar una zona rocosa y muy pocas llegan a la meta.
Pero si están tan amenazadas no es solo por esto.
El marisqueo ha hecho estragos, se cogen para comer, como cebo o simplemente por su concha. Además muchas actividades humanas degradan su hábitat que ya es de por sí restringido.
Como ya habréis podido deducir por alguna publicación, a principios de mes viajé a Córdoba en plena celebración del concurso de patios.
El cuidado de uno de los patios que visité corría a cargo de un hombre de mediana edad que durante todo el año regaba las flores, retiraba hojas secas y encalaba desconchones. Este patiero coqueteó conmigo como hacía con todas las féminas que se acercaban a ver su patio
El ornitólogo Robert Ridgway, encargado de la conservación de aves en el U.S. Nacional Museum entre 1880 y 1929, recibió en una ocasión un peculiar encargo: describir la avifauna del país.
El asunto no era fútil, no solo requería de avanzados conocimientos sobre especies sino que el despliegue cromático de los alados precisaba de una detallada y minuciosa descripción de los colores.
Santa Sofía, conocida también como Hagia Sophia, es un edificio ubicado en Estambul que fue inicialmente basílica cristiana para pasar luego a ser iglesia ortodoxa, posteriormente mezquita, más tarde museo y luego de nuevo a mezquita.
📸 Omar David Sandoval
Vamos que si tuviese conciencia el edificio tendría crisis de identidad...
Aunque es verdad que se inauguró en el año 537 y ha pasado mucho tiempo.
¿Por qué algunas pingüinas de Adelia se prostituyen?
Si los antequinos de cola negra tienen sexo en exceso algunos pingüinos tienen el problema contrario: sufren sequía. Y cuando alguien tiene un problema hay quien le da una solución... A cambio de algo.
Los pingüinos de Adelia son los que nidifican más al sud. Al final de temporada el clima empieza a ser menos frío y los rudimentarios nidos de piedras de estos pingüinos corren el riesgo de inundarse con nefastas consecuencias para los embriones del interior de los huevos.
El control del fuego es sin duda uno de los acontecimientos más relevantes en la evolución humana pero el homo sapiens no es el único animal que ha aprendido a manejarlo. Ni siquiera se queda solo en homínidos.
En Australia el milano negro (Milvus migrans), milano silbador (Haliastur sphenurus) y halcón de berigora (Falco berigora) esparcen el fuego para hacer huir y aturdir a sus presas y así poder cazarlas con mayor facilidad.
Nicolás Krumm, reportero de CHV Noticias, estaba haciendo un reportaje en directo hablando de robos e inseguridad en Santiago de Chile cuando el destino quiso que recibiese una inesperada visita.
Una extraña presencia se posó sobre su hombro mientras estaba informando. Se trataba de un loro, concretamente una cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Él se sorprendió pero haciendo uso de su profesionalidad trató de seguir dando la noticia.