Thread by @yulirubigonzal

Hoy les traigo un hilo para conocer sobre la cultura japonesa y su mundo del terror:

El asesino Otaku 👇🏻

Tokyo, Japón ; Tsutomu Miyazaki fue un asesino en serie japonés que secuestró y asesinó a cuatro niñas de entre 4 y 7 años entre 1988 y 1989

Sus crímenes incluyeron abuso sexual, necrofilia, canibalismo y preservación de partes de cadáveres como trofeos.

Miyazaki sufría de un problema en las articulaciones de sus manos; lo cual marcó su vida, ya que sus compañeros de clase le hacían bullying. Así, empezó a aislarse de la sociedad, refugiándose en las historias de los mangas que leía a diario.

En 1984, cansado de la pornografía de adultos, comenzó a consumir pornografía infantil. Sus instintos asesinos ya empezaban a florecer. Cuando su abuelo murió en mayo de 1988 y fue incinerado, Miyazaki se comió parte de las cenizas para llevar a su abuelo en su interior.

Esto provocó un cambio radical en Miyazaki, haciendo que se metiera más en el mundo de la pornografía y el suicidio. También veía series y anime gore.

En 1988, con 26 años, comenzó sus andanzas como asesino. Su primera víctima fue Mari Konno, una niña de 4 años que desapareció tras salir de casa para jugar con su vecina. Por el camino, le ofreció un paseo en coche llevándola hacia el oeste de Tokio, asustada se puso a

llorar, y Miyazaki, temiendo que alguien pudiera oírla, decidió asfixiarla hasta la muerte para luego desnudarla y abusar sexualmente de ella. Tras el crimen, lo único que hizo fue coger la ropa de la niña y subir a su coche para volver a su casa.

En octubre del mismo año , volvió a salir de caza. Se encontró a Masami Yoshizawa de 7 años caminando por una carretera hacia su casa, convenciéndola para que subiera al coche y acercarla a su casa, pero nuevamente se dirigió hacia el puente donde cometió su primer asesinato.

En ese lugar asfixió a la niña hasta su muerte e hizo lo mismo que con la primera.
La Policía organizó una búsqueda masiva para encontrar a la niña y alertó a los ciudadanos para que tuvieran cuidado con sus hijos. Sin embargo, la búsqueda no dio frutos.

En diciembre , volvió a las andadas: esta vez una niña de 4 años llamada Erika Namba. Repitiendo el mismo procedimiento, pero condujo hasta un aparcamiento en Naguri, colocó a la niña en el asiento de atrás del vehículo y la obligó a desnudarse para fotografiarla.

La estranguló y ató el cadáver de pies y manos, lo envolvió en una sábana y lo colocó en el maletero. Se deshizo de las ropas y colocó el cuerpo de la niña en una zona boscosa. El cuerpo de la niña fue encontrado y más de 500 policías fueron por toda la zona de Saitama.

Luego de cometer los demás asesinatos y mandar cartas a los familiares y hacer llamadas telefónicas, el padre de Mari Konno encontró una caja en la puerta de su casa con algunos huesos calcinados de la niña, diez dientes de leche, pantaloncitos, sandalias y su ropa interior,

junto con una nota que decía: “Mari. Huesos. Cremación. Investigar. Probar”. Los medios comentaron el macabro envío, pero dudaban de que los restos fueran de Mari.

Luego de cometer los mismos crímenes con inocentes menores y dejar un cuerpo en descomposición decidió deshacerse del cadáver, cortándole la cabeza, las manos y los pies. El torso lo dejó en un baño público; se bebió la sangre de la niña y las manos las tostó y se las comió

Fue detenido bajo el cargo de “obligar a una menor a cometer actos indecentes”. Confesó todos sus crímenes y se pudieron recuperar los cuerpos.
Se registró su casa, donde encontraron 5763 DVD, la mayoría eran gore o de la serie Guinea Pig, q influyó en su comportamiento.

En el juicio, Miyazaki parecía no interesarse en lo que ocurría. Se pasaba dibujando extrañas figuras que parecían salidas de un cómic de ciencia ficción.

Durante su encarcelamiento, intentó conmutar su condena a muerte a la de cadena perpetua, intentó que cambiaran de tipo de ejecución, de horca a inyección letal, pero tampoco fue aceptado y finalmente el 17 de junio de 2008, Miyazaki fue ejecutado en la horca.

Realmente se le llama “otaku” a las personas fanáticas o con aficiones obsesivas, de la cultura japonesa, siendo excluidos de la sociedad; como seres que se aíslan de los demás para pertenecer a su propio mundo sin ser molestados dedicando su vida al mundo de la ficción.