Las acciones de desestabilización desplegadas por bandas criminales en Caracas, evidencian rasgos de una guerra irregular urbana con acciones paramilitares en ascenso. Analizamos algunas claves a continuación ⬇️
Ante la imposibilidad de activar escenarios de caos social como en los años 2014 o 2107, los actos terroristas fueron delegados en las bandas criminales localizadas en zonas populares de la capital venezolana: El Paraiso, La Vega, Cota 905.
La intimidación a la población local, haciéndolos "escudos humanos" u ordenándoles cacerolear, tendrían como objetivo retardar el acceso de los cuerpos policiales a las zonas y con ello distraer y facilitar la fuga de los líderes de los grupos armados.
Aunque esta modalidad de ataques no guarda coherencia con algún propósito delincuencial específico, más allá del de crear pánico entre la población, revisten en graves riesgos para la seguridad estratégica nacional.
Un dato importante es que estos eventos “tuvieron coincidencia” con la llegada de una misión exploratoria de la Unión Europea (UE) a Caracas, visita cuyo objetivo es determinar si existen condiciones para que observadores electorales vengan a Venezuela en noviembre de este año.
Otro aspecto clave ha sido explicado por @Mision_Verdad: “Por sus características, esta arremetida guarda coherencia con la fabricación de un cuadro de terror, por el tipo de fuerza indiscriminada que se ha empleado, y además por el contexto.” bit.ly/3jZxGyg
Venezuela atestigua la recreación de un "Estado fallido" ante la misión visitante de la UE, de esta manera, la misión tendría razones para que los europeos no visiten el país en noviembre, anulando las posibilidades de un reconocimiento a las elecciones desde esa instancia.
Lejos de toda coincidencia, estos eventos imponen una vía de fuerza para degradar las posibilidades del reconocimiento electoral.
En lo inmediato, el avance de las operaciones de aseguramiento en la Cota 905 es la acción de fuerza legítima y proporcional al tipo de amenaza. #ISR
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La ocupación militar de Afganistán a manos de EE.UU. y la OTAN durante dos décadas deja tras de sí un amplio registro de crímenes de lesa humanidad, violaciones masivas de derechos humanos y masacres bajo la excusa de la “guerra contra el terrorismo”.
Lo analizamos en este hilo:
El caso de Afganistán, por su enorme nivel de virulencia, impunidad y por lo prolongado en el tiempo, es uno de los más icónicos y sangrientos dentro del extenso repertorio de intervenciones militares de las potencias imperiales de Occidente en el Sur Global.
Algunos datos a continuación ilustran el terrorífico impacto humano y social de la intervención estadounidense en Afganistán, y el altísimo sufrimiento generado en un país que Washington ha dejado prácticamente destruido antes de huir.
El territorio actualmente conocido como Afganistán tiene una ubicación geoestratégica de importancia entre el centro y sur de Asia que data desde la antigua Ruta de la Seda.
¿Por qué es este país tan importante para la política global?Compartimos algunos datos en este hilo:
Su cualidad geográfica como cruce de caminos y de rutas comerciales entre China, India, Asia Central y Oriente Próximo poco ha cambiado desde entonces, y es la base fundamental que ha convertido a este país en un epicentro de disputa entre imperios.
La política imperial de intervención de EE.UU. contra Afganistán contó desde el principio con su valor geoestratégico. Desde allí buscaron, con la ocupación punitiva de 2001, instalar una plataforma de desestabilización contra Irán, China y Rusia
La toma de Kabul y de todo del país a manos del Talibán, al poco tiempo del retiro de tropas estadounidenses y sin enfrentar resistencia, representa la catástrofe geopolítica más importante de EE.UU. en el siglo XXI.
Analizamos los acontecimientos en Afganistán en este hilo:
20 años de ocupación e intervención militar hicieron de Afganistán el epicentro de la guerra más larga y costosa de Estados Unidos. Hasta marzo de 2019, según datos del Departamento de Defensa, el gasto militar rondaba los 760 mil millones de dólares.
Sin embargo, la cifra podría alcanzar el billón de dólares, un monto astronómico representativo del 5% del PIB estadounidense, según el The Costs of War Project, que asegura que el cálculo del Pentágono subestima un conjunto de gastos adicionales con contratistas.