Tal día como hoy, en 1828, a las tres de la tarde, Schubert se adormeció, y su rostro absolutamente inmutable indicaba que había entrado en el último sueño, dulcemente, y sin lucha. @CarmelaNiembro#Schubert#piano#Andantino
Mi humilde homenaje llega con una de mis piezas favoritas, el Andantino, de la Sonata para piano N.20 D.959. El Andantino, un lírico movimiento de apenas 8 minutos, es un canto de viaje, de caminante, pero de doloroso desfallecimiento, que recuerda mucho al Winterreise.
El canto se eleva sobre el bajo inmutable, vacilando entre la tonalidad menor y mayor. Nada sucede más que esta dolorosa repetición, hasta llegar al episodio central.
El episodio central es un momento alucinante de pura improvisación, de libertad total en su organización, con armonías sucesivas y puramente virtuosas...
Armonías que desembocan en un extraño diálogo de preguntas y respuestas, moviéndose en la tonalidad mayor y menor, que prepara muy suavemente el regreso del tema inicial.
El tema inicial aparece enriquecido con un doble comentario que apoya cada uno de los acordes del tema, de los que se despoja poco a poco para volver al movimiento central.
Y hasta aquí mi homenaje, en la mejor interpretación para mi gusto, que es en las manos de Alfred Brendel.
«Cuando deseaba cantar de amor, se transformó en dolor. Y cuando deseaba cantar de dolor, fue transformado en amor por mí». ─Franz Schubert