Thread by @Cyandeceres

Hay gente defendiendo que las empresas, por la seguridad de sus empleados, puedan exigir que se muestre el certificado de vacunación, para poder acceder a su puesto de trabajo. Voy a hacer unas cuantas consideraciones en sentido jurídico, en sentido lógico y en sentido ético.

En primer lugar, esto es una barbaridad jurídica, ya que se estaría defendiendo que las empresas tengan la potestad de vulnerar varios artículos de la Constitución, en defensa de una pretendida seguridad, que como ya veremos más adelante, no es tal.

El primer artículo que se vería vulnerado sería el artículo 18, que reza lo siguiente.
“Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.
Los datos médicos forman parte de la intimidad personal. Los datos de vacunación también.

También en virtud de este punto del artículo, en estos momentos de histeria colectiva, el trabajador que se negase a mostrar el certificado, quedaría señalado y estigmatizado ante los demás, vulnerando su honor a la propia imagen ante los demás.

El punto 4 de este artículo nos deja más cuestiones que pueden tener relevancia en este sentido:
“La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.”

Dado que la empresa tendría que validar el certificado mediante un sistema informático, el mismo se estaría usando para vulnerar la intimidad del trabajador y el pleno ejercicio de varios de sus derechos.
¿Qué derechos son estos?

Negarse a vacunarse puede deberse a múltiples cuestiones. Puede deberse, como es mi caso, a una desconfianza en las instituciones que recomiendan las vacunas, o a las mismas empresas que las comercializan. Sería por tanto, un ejercicio del derecho de libre opinión e ideológico.

Veamos qué dice el artículo 16 de la Constitución sobre:

“Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”

Si se obliga a los individuos a vacunarse so pena de ser despedido, se está obviamente vulnerando su libertad ideológica. Se impone una obligación tácita a la renuncia de la propia opinión. Veamos que dice este artículo sobre esto.

“Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.”
Tener que mostrar un certificado vacunal vulnera este precepto, ya que negarse a enseñarlo ya conlleva implícitamente la “confesión” del posicionamiento propio sobre una cuestión ideológica.

Un trato discriminatorio evidente que vulnera el artículo 14 que reza así:

“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”

Con esta persecución ideológica, se estaría coaccionando al trabajador a que renunciase al ejercicio del derecho contenido en el artículo 15, que garantiza el derecho a la integridad física.
Todos estos derechos de encuentran regulados en varias leyes orgánicas y ordinarias.

¿Y todo este atropello para qué serviría?
¿Qué seguridad nos ofrecería en términos objetivos esta persecución?

Es evidente ya para todas las personas independientemente del acceso a la información que tengan, que las vacunas no impiden el contagio ni frenan la transmisión.

Muchos estudios recientes, alguno de ellos publicados en revistas científicas de tanto prestigio como “The Lancet”, hablan de “transmisibilidad similar” en el caso de vacunados y no vacunados.
Por tanto, la vulneración se ejecutaría sin ninguna razón médica que la avalase.

Pero yo todavía quiero ir más allá. Me voy a poner en la lógica de un defensor acérrimo de la efectividad de las vacunas. No es mi caso, pero haré un ejercicio de empatía y trataré de entender su lógica.
Ellos sostienen que la vacuna evita el desarrollo de sintomatología.

Algunos de ellos incluso, asumen como verdad absoluta basada en la ciencia que los vacunados, en su mayoría, en caso de infectarse, serían asintomáticos.
Dicho de otro modo. Los no vacunados desarrollarían mayor sintomatología.

El desarrollo de síntomas, sería por tanto, un claro indicador para los no vacunados de que no están en condiciones de acudir normalmente al trabajo, mientras que los vacunados, podrían estar contagiando en su entorno laboral sin ningún problema mientras enseñen su certificado.

En otras palabras, los vacunados tendrían una especie de licencia para contagiar en el entorno laboral que les haría potencialmente más peligrosos para sus compañeros.
Por tanto, la medida no solo sería un atropello sin precedentes de derechos, sino que además sería inútil.

Por ello, pido a los vacunados que no se dejen llevar por la hipocondria y por el terror inducido por los medios de comunicación, y que apliquen la lógica y el sentido común a la hora de apoyar medidas que erosionan la convivencia y atentan contra los cimientos democráticos.