Thread by @OmarBS_

[HILO] Talento puro y la quizá, mayor joya futbolística de la RDA, al punto de ser llamado el Beckenbauer del Este.

Guerra Fría, Dynamo Berlín, pegajosos controles, traumas, deserción, traición, un tal Erich Mielke y la STASI.

¿QUE LE PASO EN REALIDAD A LUTZ EIGENDORF?

Lutz, único descendiente de la dinastía Eigendorf, nació en la Ciudad de Brandeburgo, el 16 de Julio de 1956.

Con tan solo 8 años, y luego de incorporarse a la Asociación Alemana de Gimnasia Deportiva, empieza a jugar fútbol en las inferiores del Motor Süd Brandenburg.

Y es cuando, al ver su progresivo talento, y tras cumplir los 14 años de edad, sale de su cuidad natal para unirse al juvenil del Dynamo de Berlín.

Un club de la sociedad deportiva «Dynamo» que estaba ligado al Ministerio de Seguridad de la República Democrática Alemana (RDA).

¿MINISTERIO? ¿DE SEGURIDAD? Si, la también llamada Stasi, era un organismo de la policía política que controlaba a los 16 millones de alemanes que habitaban el país oriental por ese entonces.

Oían, veían, escuchaban, controlaban y registraban absolutamente TODO.

Bueno, la cosa es que ahí Lutz tuvo un creciente progreso en el equipo oriental de la Policía, del que más tarde se incorporaría con un cargo en la oficina, tras pasar por el servicio militar.

Además, compaginaría su formación futbolística con la de ingeniería electrónica.

Sus pocos y tempranos años de gloria en el mediocampo del Dynamo hicieron que, con tan solo 22 años, se pusiera la cinta de capitán por ordenes de Erich Mielke, fanático, dueño y director del equipo.

Todo muy bueno hasta ahí, pero ¿QUIEN ERA PRECISAMENTE ESE TAL MIELKE?

Erich Fritz Emil Mielke fue un político comunista alemán y oficial del servicio de seguridad estatal de la RDA o Stasi.

A finales de los 70', y con la RDA en pleno declive económico y político, Mielke, fanático del fútbol, decidió extender su poder a los terrenos de juego.

Ya para ese entonces Eigendorf era cada vez más completo, podía jugar tanto de mediocampista como de defensa líbero valiéndose el apelativo de "El Beckenbauer del este".

Y, para su mala suerte, también de la admiración y obsesión del controlador compulsivo de Mielke.

Por ello, se valió de los 274.000 agentes y casi 500.000 informadores a su servicio, para tener una red de agentes que controlaran a Lutz 24/7.

A cada paso que daba, dos policías lo escoltaban, siendo la frase de cada día:

"Atentos, no se olviden de Eigendorf"

Irónicamente Lutz, gracias Mielke, también lo tenía todo: Dinero, fama, respeto, la chica más linda del instituto como esposa y una hermosa nena recién nacida.

Pero él no era feliz, le asfixiaba todo, tenía envidia del verdadero - y de paso libre - Beckenbauer.

Y es cuando, a solas, decide tomar la decisión más trascendental de su vida: HUIR.

Eigendorf se da cuenta que irán de visita a jugar un amistoso contra el FC Kaiserlautern, a más de 600 kilómetros de su pegajosa marca.

Era ahora o nunca.

El encuentro se disputó sin mayor revuelo, y en la vuelta, el autobús decide parar para hacer unas compras en Giessen.

Lutz aprovecha para driblear la vigilancia, cruzar la calle, coger un taxi y volver a Kaiserlautern, a sus oficinas, para empezar una nueva vida como desertor.

Su mujer y su hija quedan al otro lado del muro, como Mielke. Pero eso no era su mayor preocupación: ¿Y SI SE DABAN CUENTA? Bueno, felizmente eso no paso.

Una vez bajó del auto, se reunió con el presidente del Kaiserslautern, se ofreció como defensa y firmo un contrato.

Eigendorf acababa de desertar y firmar por un equipo de Alemania Occidental. Mielke estalló de cólera.

Su "protegido" y el que consideraba su gran amigo lo había traicionado y encima, había manchado los 10 títulos consecutivos que tanto "esfuerzo" le había costado al Dynamo.

El escándalo fue mayúsculo. La UEFA sancionó a Eigendorf con un año sin jugar, si bien la Alemania Occidental le garantizó el asilo político.

Erich no se quedo con los brazos cruzados, tenia que vengarse de esta infamia, y es cuando pone en marcha la "Operación Rosa".

¿OPERACIÓN ROSA? Si, más de 50 agentes se turnan para vigilarlo.

Uno de ellos se convierte en su mejor amigo, y otro del lado Este, convence a su esposa de no seguir sus equívocos pasos.

¿Cómo? Tramitando su divorcio, enamorándola, casándose con ella y embarazándola.

Sin embargo, Lutz ignoraba todo eso, y se dedicó de lleno a su nueva vida, una vida que desde los 8 años no pudo disfrutar: Fiestas, mujeres, alcohol, etc.

Además, admiraba a la Bundesliga, y ya contaba los días del termino de la sanción para poder vestir su nueva camiseta.

Al término de la sanción, Eigendorf comenzó a jugar en su nuevo equipo y asegurar su nueva vida, se había vuelto a casar y tener una nueva hija.

Luego de dos modestas temporadas, fue traspasado al Eintracht Braunschweig el verano de 1982. Todo iba normal, hasta que..

Pocos meses después, Eigendorf, con exceso de confianza, se atreve a criticar a la RDA en la televisión occidental, en unas declaraciones realizadas ante el propio Muro de Berlín.

El viejo Mielke enloquece de rabia y ordena la misión Tod dem Verräter.

¡MUERTE AL TRAIDOR!

Y así llegamos al 6 de marzo de 1983. Eigendorf sale a pasar el rato y coge su Alfa Romeo GTV-6 para irse a su bar habitual.

Sobre las 23 horas, se descarrila y choca su coche contra un árbol. A dos días, fallecería en el hospital a causa de las heridas. Tenía algo de 26 años.

La tasa de alcohol en sangre era de 0, 22% por lo que la conclusión era obvia. Estaba muy, muy, pero muy borracho.

Y he ahí la cuestión, Eigendorf apenas bebía, siquiera algunos tragos. Testigos y el dueño del bar dijeron que apenas había tocado su vaso.

Entonces ¿QUE PASO?

No se sabe con exactitud, las investigaciones no hallaron nada, ni corte de frenos ni veneno de contacto.

Teorías apuntaron que fue secuestrado y emborrachado o envenenado al salir del bar, para luego ser deslumbrado por otro coche (móvil que nunca se encontró).

En definitiva, aunque no existen pruebas fehacientes, hoy en día varios consideran que Lutz Eigendorf murió por culpa de la Stasi.

Es mas, el día de su muerte, su "mejor amigo" Schlosser recibió 500 marcos como pago. Actualmente vive como un prospero comerciante de Renania.

De sus hijos se sabe poco, de sus esposas casi nada, sus padres aprovecharon su muerte para refugiarse en occidente.

Dinamo de Berlín deambula por las regionales y Mielke tuvo que pasar tiempo en prisión, aunque por su avanzada edad pudo vivir en su casita hasta los 92 años.

Harto de un orden previsible, Eigendorf prefirió a la incertidumbre. Lo cierto, es que la búsqueda de la libertad le costo muy caro.

La sombra de la Stasi nunca abandonará a la muerte de Eigendorf y todo esto por una simple razón: "A los traidores, no se les da tregua".

Y el hilo llega hasta acá, si les gusto no olviden regalarme un MG y/o un RT.

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Los demás capítulos: twitter.com/i/events/14110…

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