Thread by @Carlis03Jc

CUANDO ACEPTAS SER ESCLAVO.
Dedicado a mi mujer y al #teamcoliflor.
En el año 2002 nació mi primer y único hijo.
A los 3 meses le descubrieron un daño cerebral que conllevaba un retraso psicofísico severo.
Le dieron 3 años de vida.

Dentro hilo

Os presento a Carlos, Carlis, Carlitos o Carlangas.
Hilo en homenaje a él.

Su enfermedad rara lo postró en una silla de ruedas para siempre y le supuso una discapacidad del 100%.
No hablaba, no entendía, no podía comer solo, ni siquiera se mantenía sentado ni controlaba esfínteres. Requería asistencia absoluta las 24 horas del día.

Y así fue como mi mujer y yo aceptamos la esclavitud.
Dedicación exclusiva para Carlis. Renunciamos a muchas cosas. Nuestra vida empezó a girar siempre en torno a él, no hacíamos nada sin él, no saliámos sin él, no íbamos de vacaciones sin él, no nos divertíamos sin él.

Así 16 años.
En resumen, nos convertimos en sus esclavos, sus sirvientes ¡pero ojo! voluntariamente, con orgullo con alegría y con valor.
Pudimos haberlo ingresado en alguna residencia o institución, pero decidimos luchar por él y con él, porque era un luchador nato.

Pero a la vez que luchábamos por su salud de médico en médico y de especialista en especialista, también disfrutábamos de su sempiterna alegría. Porque amigos, Carlitos era la inocencia, la felicidad y la alegría personificada.

Montamos en montañas rusas

Viajamos lo que pudimos (por favor lineas aéreas, adaptar un poquito los aviones)

Montamos a caballo

Nadamos entre delfines.

Nos lanzamos por toboganes

Montamos en bicicleta

Y en todos esos años, mi hijo me enseñó muchas cosas, pero una de ellas fue "que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita". Este era su juguete preferido, más barato imposible.

En resumen, vivimos 16 años de incertidumbre, miedo, pero también de alegría (en realidad, como cualquier familia).

Y llegó el año 2019
En marzo se contagió de una gripe en el colegio, que se complicó con una neumonía.
Y llegó el caos.
4 meses de locura en el hospital de San Rafael en Madrid

porque en Valladolid no eran capaces de atenderlo debido a su discapacidad (aquí tengo que dar las gracias eterna a los profesionales del hospital San Rafael, que se portaron
maravillosamente y con mucha paciencia con un niño que no atiende a órdenes ni se está quieto nunca).

Casi un mes en la UVI entubado y con varias vías y con las manos atadas a la cama para que no se las arrancara.
Tengo fotos, pero no las pongo por su dureza, aunque él nunca perdió la sonrisa ni siquiera en esas circunstancias.

Carlos consiguió remontar y salir adelante, pero quedó tocado de un pulmón y con una gastroscopia. Pesaba entonces 23 kilos. Nos dieron el alta y nos fuimos a casa con esperanzas de volver a la normalidad.

Y llegó aquella noche.

Recuerdo que justo antes de dormirse, me miró fijamente a los ojos. No olvidaré aquella mirada mientras viva.
Porque era una mirada tranquila, pero a la vez muy intensa, más intensa que nunca.

Y la madrugada del 23 de junio de 2019 Carlitos nos dejó para siempre. Tranquilo, sin dolor, dormido, chupándose el dedo pulgar como hacía todas las noches para dormirse.
Yo vi como se apagaba sin poder hacer nada.

Y fue dos días después de su funeral cuando lo entendí. Entendí su mirada.
MI HIJO ME HABÍA REGALADO LA LIBERTAD.
NOS HABÍA REGALADO LA LIBERTAD.
Y es por él que no la pienso perder.

Por eso ahora no tengo miedo a nada, ni a la muerte.
Y no pienso perder la libertad que él me dió. Ni ante un virus de mierda, ni ante una guerra nuclear, ni ante nada.
¿¿ME OÍS???
¡¡ANTE NADA!!

¡Ahora que nadie me hable de miedo, porque yo he lidiado con él!
¡Y que nadie me hable de la muerte, porque yo la he mirado a la cara!
Y lucharé hasta hincar la rodilla por la libertad y por la vida, solo o con amigos.

Con mi querida esposa, la que tanto luchó y tanto sufrió y que ya por fin, está saliendo del abismo.

Y con vosotros, queridos amigos del #teamcoliflor, que sin saberlo, tanto me habéis ayudado y a los que dedico este hilo.
Con todo mi corazón.
Fuerza y Honor.
Hasta la muerte.
PD. Siempre habrá una rosa blanca para tí, mi vida.
Te quiero.