El 24 de enero de 1977 se recuerda por las vidas desmadejadas de Francisco Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Enrique Valdevira y Ángel Rodríguez en su despacho de la calle Atocha, acribillados a balazos. O por la vida robada a Mariluz Nájera, con la
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cabeza destrozada por un bote de humo disparado a escasos metros aquella misma mañana. Y ya apenas nadie recuerda el cuerpo roto de EDUARDO SERRA LLORET, que también murió aquel mismo 24 de enero del 77 a causa de las sesiones de tortura sufridas en Valencia mientras estaba
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detenido por la policía.
Eduardo Serra Lloret ‘Rubén’, militante del PCE (m-l) fue detenido a finales de 1975 acusado de pasar información al FRAP para realizar un atraco. Durante su detención en la Jefatura Superior de Policía de Valencia pasó por las manos de
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Benjamín Solsona Cortés ‘El Galletas’, (el tipo de la foto) jefe de la Brigada Política de Valencia de chulería falangista y reputado torturador. Serra Lloret fue sometido a brutales palizas que le dejaron irreparables secuelas en el cuerpo.
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Hecho una piltrafa acabó en la cárcel, hasta que, no se les fuera a morir allí dentro, le dieron la condicional. Apenas un año después de su detención, el 24 de enero del 77, moría.
Benjamín Solsona Cortés ‘El Galletas’ pertenecía a la Brigada Político Social y le ponían
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los estudiantes, comunistas a ser posible. En 1971 detuvo a una veintena de una tacada y los tuvo 18 días con sus noches encerrados en jefatura, incomunicados, sin asistencia legal, ni apenas sanitaria. Recibieron continuas sesiones de tortura, desde golpes a inmersiones
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en agua. Empezó a acumular tantas denuncias por torturador que en 1980 lo mandaron de Jefe Superior de Policía a Bilbao. Allí siguió con el vicio y a los dos años lo mandaron de Jefe Superior de Policía a las Baleares. Finalmente, en pago a sus servicios, el⬇️⬇️ gobierno
socialista le buscó una dorada jubilación como Jefe Superior de Policía en Canarias.
Uno de los más aventajados agentes al servicio de Benjamín Solsona era en aquella época Antonio Moreno Piquer ‘El Infiltrado’. Moreno Piquer era un joven policía que se infiltraba en los
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ambientes universitarios, se metía en todos los fregados y luego le pasaba informe detallado al jefe, que organizaba sus operaciones de limpieza. Antonio Moreno Piquer no llegó a sacarse la carrera en la Facultad de Filología por donde andaba tomando apuntes, pero progresó
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adecuadamente y acabó de Jefe Superior de Policía de Valencia.
Como tal, ordenó la salvaje represión contra los estudiantes de instituto que en febrero de 2012 se manifestaban contra los recortes presupuestarios ejecutados por la Consejería de Educación. ¿Lo recuerdan?
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Sí, aquel señor cabreado que golpea la mesa durante una rueda de prensa y califica a los chavales de ‘el enemigo’. Sí, aquella rueda de prensa en la que la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, califica las más de 40 detenciones e imágenes de estudiantes aporreados
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que dan la vuelta al mundo de ‘anécdota que espero no se vuelva a repetir’.
En junio del mismo año, Antonio Moreno Piquer, era ascendido a comisario principal, la máxima categoría dentro de la Policía,
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en una ceremonia presidida por el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Ay, la memoria, esa vieja puñetera y olvidadiza empeñada en hablar del presente.
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El nombre de Auschwitz representa la barbarie y la depravación máxima en la que puede caer el ser humano.
Las imborrables imágenes que salieron a la luz tras la liberación de este campo de exterminio nazi por el Ejército Rojo sólo nos permiten atisbar la superficie de
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un infierno terrible que los supervivientes no han dejado de pedir que nunca se olvide para que no se repita jamás.
Aquél 27 de enero de 1945 fue especialmente frío. Eran casi las tres de la tarde cuando una avanzadilla de la 332º división de infantería del Ejército Rojo
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se topaba con una enorme verja donde, en lo alto, se podía leer Arbeit Macht Frei (el trabajo os hará libres). Ante ellos se abría el mayor campo de exterminio construido por los nazis en Polonia: Auschwitz. Aquella fecha ha quedado inmortalizada a nivel mundial como el
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Cuesta mucho desde la perspectiva de hoy entender como fueron capaces de dar hasta la vida por defender aquello en lo que creían.
Aquellos días de barbarie con grupos fascistas paseando impunemente por las calles, pistola en mano, dispuestos a asesinar a cuantos no pensaran⬇️⬇️
como ellos, había que ser valiente, muy valiente, para ir a una manifestación.
Hacerlo era jugarte la vida .Ellos lo sabían, pero, a pesar de todo, salieron a la calle a defender la libertad y la justicia.
Eran tiempos de sangre, en los que hasta defender los derechos
de los trabajadores en los tribunales también era jugarte la vida.
Fueron muchos y muchas quienes cayeron asesinados en aquellos días a manos de sicarios, policías y ministros que, incluso hoy, siguen dando charlas por ahí recibiendo abrazos y aplausos, disfrutando
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Martí Marcó Bardella fue un militante de ideología independentista catalana, fundador de la Agrupació Unitària d’Esquerres (AUE) y el Exèrcit d’Alliberament Català (EAC), y era militante de las Joventuts d'Esquerra Republicana de Catalunya (JERC).
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#TalDíaComoHoy El 26 de enero de 1979 fue herido por la Policía al intentar huir en un coche tras ser interceptado por un control policial en pleno centro del Ensanche, al no pararse ante la Policía que les dio el alto.
Una vez alcanzado por los disparos de la Policía,
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fue abandonado, malherido y agonizante, por la propia policía, quienes lo dejaron desangrándose en el interior del vehículo en una calle de Barcelona. Auxiliado por transeúntes y automovilistas que vieron el coche abandonado y con las puertas abiertas en medio de la vía,
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#TalDíaComoHoy 26 de enero de 1979 varias personas resultaron heridas, tres de ellas de bala, como consecuencia de un asalto ultraderechista a la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. La policía detuvo a cuatro de los presuntos agresores, a los que
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les fue aplicada la ley Antiterrorista.
La acción ultraderechista pareció estar relacionada con el segundo aniversario de la matanza de abogados laboralistas en la calle de Atocha. El atentado fue reivindicado por un grupo fascista.
Según el Gobierno Civil de Madrid,
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“Poco antes de las doce del mediodía de ayer, alrededor de treinta personas, la mayoría enmascaradas con pasamontañas y medias, portando cascos, porras, petardos, bates de béisbol y pistolas, irrumpieron violentamente en el vestíbulo de la facultad de Derecho. Un grupo
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#TalDíaComoHoy el 25 de enero de 1995, el estadio londinense de Selhurst Park se convirtió en el escenario de un incidente que ha quedado marcado en la historia de la Premier League.
Durante el partido que enfrentaba al Crystal Palace con el Manchester United el entonces
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delantero francés, Eric Cantona, cansado de aguantar los insultos e improperios racistas que desde la grada le dirigían los aficionados del equipo local, reaccionó propinando una patada voladora a la cara de un sorprendido espectador ultra dejando estupefactos a cuantos
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fueron testigos del momento. La imagen daría la vuelta al mundo, abriendo las portadas de todos los diarios y generando una gran polémica en la opinión pública.
Todo comenzó cuando habían transcurrido apenas tres minutos del segundo tiempo cuando el icono del fútbol de los
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José Miranda de Sardi nació en Chipiona en 1899, hijo de pequeños agricultores. Era el 3º de 4 hermanos. Destacó en la escuela, sobre todo en su afán por la lectura, con tan sólo 17 años creó su primera obra de teatro titulada «Delfín el Pirata». En 1911 su padre, sus tíos
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maternos, José y Juan Sardi Landa, y su tío paterno, Antonio Miranda Tirado, se afiliaron al Sindicato «Centro Obrero». Dos años después su hermano mayor Teodoro ingresó en el Sindicato «Centro Instructivo de Viticultores».
Este entorno influyó en José Miranda de Sardi,
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creyó en la posibilidad de cambiar la mala situación de la clase trabajadora a través de la educación y el sindicalismo. Jose María ingresó en el sindicato «Centro Obrero», alcanzando en 1921 la presidencia del ramo de la construcción. Su actividad sindical le cerró en
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