No olvidemos. Fátima Quintana Gutiérrez fue asesinada de manera indescriptible el 5 de febrero de 2015 por tres vecinos, dos de ellos hermanos. Fátima regresaba de la Secundaria en la comunidad de La Lupita Casas Viejas, del municipio de Lerma, en el Estado de México. (🧵)
La madre de Fátima, Lorena, igual que muchas madres en un país donde no se investiga ni se hace justicia, comenzó a hacer labores de policía y agente del MP para tratar de obligar al Estado a que cumpliera con su labor.
Lorena ha contado que Fátima estaba en el cuadro de honor, era encargada de la biblioteca ya que le gustaba mucho leer, fue una niña dedicada a sus estudios y muy perfeccionista con sus trabajos escolares, además de ser bastante amorosa con sus padres.
Aquél 5 de febrero, Fátima fue secuestrada por sus agresores a tan sólo 200 metros de su casa. Tras varios días de búsqueda, el cuerpo de la niña fue encontrado por su hermano en el lugar donde los agresores la semi-enterraron y abandonaron.
Según el dictamen los ataques dejaron al menos 43 heridas en todo su cuerpo, estas incluyeron fracturas en los tobillos y las muñecas, su muerte ocurrió finalmente por traumatismo craneoencefálico severo .
Aún cuando en un primer momento la propia familia de Fátima evitó el "linchamiento" de los agresores y les entregó a las autoridades, estos fueron liberados y la lucha por la justicia de Fátima costó amenazas de muerte y desplazamiento forzado.
Tuvieron que pasar 6 años hasta que un juez sentenciara por feminicidio al último de los tres jóvenes que masacraron a la pequeña. Más del 89 por ciento de los #feminicidios registrados en México se encuentran empantanados en la impunidad. No olvidamos.
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Han pasado 6 años desde aquel 16 de enero de 2016, cuando a Marichuy Jaimes Zamudio dos hombres la arrojaron al vacío por una ventana, asesinándola. Desde ese día su madre, Yesenia, no descansaría hasta que todo quien quisiera enterarse conociera a su hija (🧵)
Marichuy estudiaba para ser una Ingeniera Petrolera, no concluyó su carrera no por que ella no quisiera, en palabras de Yesenia, "Marichuy amaba su escuela, se preparó mucho para poder ingresar a esa institución (IPN) y pertenecía a la selección de basket".
"Ella vivía segura de que lograría sus metas a base de disciplina. Se veía estudiando una maestría y viajando a Playa del Carmen, donde pensaba tener una casa, yo algún día cuidaría de sus bebes, me decía -tú te irás a vivir conmigo mamá-, estaríamos juntas y felices".