¿Sabes por qué estás dispuesto a pagar precios desorbitados por algunos productos y, por otros, no darías ni un céntimo?
Para responder a esta pregunta, Dan Ariely diseñó un curioso experimento. Te cuento en un hilo 🧵
Este catedrático de psicología y economía conductual preguntó a 55 de sus estudiantes sus últimas dos cifras del nº de la Seguridad Social 💡
A cada estudiante le dio un papel donde aparecían enumerados una lista de productos (botellas de vino🍷, bombones🍫, un teclado inalámbrico, etc.)
A continuación, les pidió que escribieran al lado de cada producto las últimas dos cifras de su número de la Seguridad Social con el símbolo del dólar 💵 y les preguntó si pagarían el equivalente en dinero por cada uno de los productos
A la respuesta de “sí” o “no” debían añadir la cantidad máxima que estarían dispuestos a desembolsar por cada uno de los productos. Es decir, sus “pujas” 💰
Ariely pretendía demostrar que crear un precio ficticio sobre algo actúa como “anclaje”.
¿Crees que su hipótesis tenía sentido? El resultado del experimento te sorprenderá 🧪
Los estudiantes que tenían un nº de ss más elevado (entre 80-99) fueron quienes estuvieron dispuestos a pagar más.
Por el contrario, los que tenían un nº muy bajo (entre 1-20) realizaron apuestas muy pequeñas 📊
¿Por qué sucede esto? 🔬
Existe un concepto denominado “Coherencia Arbitraria” que explica que, aunque el precio inicial que vemos en un producto sea arbitrario, una vez que lo hemos fijado mentalmente, tenemos una tendencia a comparar el resto de los precios con este
Ese primer precio se convierte en un anclaje a partir del cual medimos el resto de productos. Ninguna de nuestras decisiones de compra es azarosa o racional 🧠
En conclusión, si estamos dispuestos a comprar algo, tendremos grandes probabilidades de que el primer precio que veamos sea esencial para establecer las comparaciones posteriores y decidir sobre la compra 💡
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