Thread by @nachomdeo

Aunque sucede en Europa, la guerra va a impactar en todos los países, incluyendo en el Tercer Mundo. Comenzó otra era con otras reglas. Vamos de describir algunos efectos inmediatos y a largo plazo de la invasión rusa. No es solo una cuestión europea y vamos a ver porqué

La guerra siempre tiene un impacto financiero. Pero si se le suman sanciones comerciales se multiplican y el encarecimiento de las materias primas provocará inflación global. Esa inflación implica créditos más caros y deudas que se encarecen. Atención a los países muy endeudados

El sistema financiero depende del valor de las monedas, que a su vez se definen por la fortaleza de las economías. Si el comercio mundial se trastoca, toda la secuencia se modifica. Para los países que dependen de sus ventas de materias primas, la guerra es un factor urgente

Veamos a la producción de trigo. Rusia es el cuarto productor mundial con 90 millones de toneladas anuales. Ucrania, genera 34 millones de toneladas. Eso implica que los mercados deberán salir a suplir ese faltante y que el precio se acomodará al alza en lo inmediato

Lo mismo sucede con el petróleo Ayer rompió la barrera de los 100 dólares en la hora siguiente al ataque ruso. Rusia es el segundo productor luego de Estados Unidos. El componente central en el precio de la energía y la industria, promete encarecerse si sigue la guerra

El gas ruso entra dentro de las sanciones prometidas por la Unión Europea y es muy difícil que confíen en el suministro desde ese país luego de la jugada de Putin. Esto implica una posible suba y un impacto en la industria europea y las compras de materias primas en la periferia

Las sanciones van a tocar el merado del aluminio que es otro de los productos básicos de la industria global. Si se le prohíbe el ingreso a Occidente, las 3,7 millones de toneladas de aluminio ruso deberán ser reemplazadas con el consiguiente aumento del costo

El repaso del potencial ucraniano indica que tiene las mayores reservas de uranio, manganeso y titanio de Europa, el 29% del grafito mundial, la 7° reserva de carbón y otros recursos como el mercurio cuya salida del mercado afecta a la industria de todo el mundo.

Un caso similar ocurre con el hierro. Las 27 mil millones de toneladas de reservas ucranianas le convierten en el sexto productor mundial de ese mineral. Siempre habrá que sumar cantidades ucranianas y rusas que salen del mercado para hacerse una idea del impacto de la guerra

Todas estas variaciones implican, al mismo tiempo, una oportunidad para países productores que pudieran reemplazar a los proveedores rusos. Pero como el comercio se ata siempre a la política, esto nos conduce al siguiente nivel del análisis: las alianzas y las represalias

Ningún juego de sanciones tiene sentido si se permite la triangulación de las ventas por países aliados o “neutrales”. Y tener el recurso no implica venderlo, como bien lo muestra el caso venezolano con la mayor reserva de crudo mundial y exportaciones de crudo casi nulas

Occidente necesita debilitar a Rusia y como lo hicieron con Cuba, irán, Venezuela y Corea del Norte van a tratar de cortar los lazos comerciales que le permitan a Moscú sostener en el tiempo su aventura militar en Ucrania. Es la guerra económica, tan antigua como la militar

Esto implica forzar alineamientos y que cada estado defina en cual lado de la guerra se coloca. Detrás de ese alineamiento se decidirá en qué medida podrán colocar sus materias primas o en qué medida ese mercado seguirá siendo gobernado por las mismas autoridades ¿se entiende?

Cuando Putin rompió el sistema de derecho en Ucrania –venia de hacerlo en Kazakstán- destrozó el principio de respeto en los asuntos internos y la integridad territorial. No es una cuestión de purismos, sino que Occidente ahora tiene una excusa para actuar en el mismo sentido

Por eso, tanto EEUU como la Unión Europeo pueden invocar la emergencia o la amenaza planteada por Putin para avanzar en el reemplazo de regímenes y desde el lado opuesto pueden hacerlo también porque desde Ucrania en adelante, vale todo Hola, Caracas

¿China avanzará ahora sobre Taiwán? ¿India intentará recuperar perdidas ante China? ¿Venezuela hará un movimiento en Esequibo? ¿Marruecos tiene permiso para ir por el Sahara Occidental? ¿Cuba debe ser intervenida? El problema que plantea Putin, es inmenso

Occidente comienza a despertarse del sueño progresista. Las cuestiones de género, los debates sobre centrales nucleares o colores de piel y otras cuestiones como la ética de la inteligencia artificial, tienen que ser reemplazados por problema más reales y urgentes

Y ese realismo no es solo cuestión de comercio. Al no haber posibilidad de una respuesta militar, la apuesta que queda es doblegar a Putin convirtiéndolo en paria económico. Si no funciona, la opción militar es lo que queda. De allí la urgencia de cumplir con las sanciones

Putin empujó al mundo a una realidad en la que la fuerza militar vuelve a ser una posibilidad cierta y en el cual los organismos multilaterales no frenan a las armas. No es una cuestión teórica, tiene consecuencias profundas sobre la economía del Tercer Mundo en adelante

El gasto militar desde 1989 venia cayendo en casi todos los años. Si el belicismo vuelve a ponerse de moda, es previsible un aumento en las compras bélicas con el agravante que el avance tecnológico multiplicó los precios de los instrumentos de guerra, que nunca son productivos

Un avión moderno en los años setenta valía 5 o 10 millones de dólares. Hoy, un avión “modesto” como el casa sueco Saab Grippen vale 85 millones. Un F35 norteamericano arranca en 100 millones. Un T55 ruso en los 50 salía 500.000 dólares: un T90, moderno 2,3 millones

Luego de la pandemia, la mayoría de los países del Primer al Tercer Mundo quedaron debilitados y necesitan comerciar. La situación es muy complicada porque internamente el nuevo escenario impacta en los planes de gasto, que se aumentará si hay una carrera bélica global

Se reedita un problema de la Guerra Fría. Cuando los países no logran el peso militar que ambicionan, las potencias que las apadrinan aportan armas a cambio de comercio y bases para su juego estratégico. Y la respuesta viene en forma de sanciones desde el lado opuesto

La tensión en Ucrania se tiene que expandir a todo el mundo por la sencilla razón que Occidente no puede doblegar a Rusia sin estrangular el comercio que realiza con otros países. Aunque no se quiera, todos se incorporan al juego. No es tema de embajadas, es economía pura

Porque además el objetivo de Putin no puede agotarse en Ucrania, por la sencilla razón que quedaría encerrado en su pequeña guerra europea y sin acceso a los mercados que le propone Occidente. Putin tiene que expandirse y lograr aliados que suplan el comercio perdido

Hacia el este no puede ir porque se choca con la OTAN y una respuesta colectiva si llegara a tocar un pelo de un integrante de la alianza. La única salida es hacia el resto del planeta en donde ya había comenzado a proyectarse mediante su diplomacia. Necesita hacerlo

Y el proyecto político de Putin solo es posible en sistemas autocráticos, como en tiempos de la colonia europea solo era posible una administración que se integrara a una red política más amplia que compartiera los mismos principios ideológicos. Más corto: modelo ruso u oriental

Eso a su vez nos pone en primer plano a China que comparte el mismo modelo de expansión a expensas de occidente, el militarismo y el control social por medio de un partido hegemónico. Es entonces que definir alianza, implica decidir un modelo de gestión interna y externa

Rusia no tiene una economía los suficientemente grande como para reemplazar a Occidente como socio si hay que elegir bando. Pero China tiene el mercado para aportar. Rusia el protagonismo político y la actitud para confrontar con occidente. El tándem es una alianza de hecho

Esa toma de posición, como pasó en las guerras mundiales y durante la Guerra Fría va a condicionar la colocación de materias primas en Occidente y dejará el mercado chino con su capacidad de compra como única alternativa. No parece un escenario cómodo para la pos pandemia

Finalmente, ese posicionamiento tendrá consecuencias a la hora de elegir cantidades y condiciones de préstamos de desarrollo y financiamiento, porque Occidente domina con su inversión los organismos internacionales de crédito. Ni Rusia ni China pueden suplir eso

Inflación, sanciones, elección ideológica y carrera armamentista con una dosis de tensión global. Una receta que devuelve al mundo a 1949, cuando Stalin decidió que la unión soviética debía retomar el sueño de Pedro el Grande. Nada nuevo, excepto por los átomos y los precios

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