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AIFA: EL ESPECTÁCULO
Ayer 21 de marzo del 2022, el espectáculo del AIFA dio inicio desde muy temprano, aún cuando no había salido el sol. Andrés López salió de su Palacio Virreinal para dirigirse rápidamente a Santa

Lucía, en un convoy de camionetas blindadas y logística de alta seguridad presidencial. Alrededor de 40 minutos le tomó recorrer lo que a otros les tomaría 3 horas o más, algunos otros simplemente no alcanzaron a llegar. Y es que no todos cuentan con los mismos medios que el

presidente para desplazarse por la caótica ciudad.
Comenzó entonces su conocida homilía mañanera, y lo hizo dentro de un cubo de mamparas enormes: una inmensa caja de madera y cartón montada al interior de la terminal de pasajeros del AIFA. Ahí perdió y nos hizo perder el

tiempo como siempre, lo abordaron con preguntas de relevancia nacional sobre el pleito entre Gertz, Cordero y Scherer, pero el presidente no contestó, pues dijo, prefería mejor hablar del comediante Chumel Torres y de sus tuits, que por supuesto mostró y leyó uno por uno en

cadena nacional y desde su pantalla gigante mundialmente conocida. Reía con su clásico gesto burlón, el mismo que utiliza para hacernos perder más tiempo. Vamos pues, hasta ahí todo normal.
En ese ya normalizado desfile de militares que solemos ver en los eventos públicos del

gobierno de cuarta, por supuesto tomaron el micrófono 2 militares para participar de esta mañanera, uno habló sobre las mismas cosas que viene hablando desde hace 2 años y medio, y el otro decidió que era buena idea mostrarnos un video de Santa Lucía de noche, como tentempié del

evento de inauguración que ocurriría un poco más tarde, a las 11 de la mañana.
En el video no se veía un carajo, y lo poco que se veía, en su mayoría trataba de la zona militar de Santa Lucía, no de «nuestro» espacio civil, «nuestro» AIFA. Total que eso y nada, habría sido lo

mismo.
Por fin se hicieron las 9 de la mañana y terminó aquel dispendio de tiempo y recursos.

Ya siendo las 11 de la mañana, y todavía dentro de la terminal de pasajeros del AIFA, dio inicio el gran espectáculo de inauguración. Justo al centro de la inmensa nave de acero y

láminas galvanizadas.
El gran calendario azteca de fibra de vidrio y pintura vinílica hacia de remate visual como parte del enorme estrado donde presidiría aquella ceremonia el presidente de la República y sus más importantes, agradecidos y conmovidos invitados.

Hablaron y hablaron, y acariciaron con sus palabras todo cuanto les fue posible al presidente ahí presente, se estremecían y seguramente también, habrían tenido que contener el llanto frente a todo aquel público presente, conformado por cientos de otros muchos militares vestidos

de gala y, sí, algunos otros civiles también. Jubilosos, hablaban de un proyecto terminado, construido en tiempo récord y conforme al presupuesto. «Cumplimos la misión», finalmente retumbó la frase en aquella nave industrial con bajantes pluviales de PVC expuestos y pintados de

gris. Musiquita y, fin, se acabó, vámonos a nuestras casas, que no queremos entorpecer el flujo vertiginoso de nuestros 8 vuelos low cost y a sus muy amables pasajeros.
Mientras todo ésto ocurría, la otra pista del mismo circo se vestía de gala también, y ofrecía un espectáculo

aún más rico y folclórico.
Dentro de la misma terminal de pasajeros a pocos metros de distancia del presidente, se daba cita el pueblo, ataviado en sus colores chillones tan mexicanos y característicos: señoras vendiendo sus artesanías en el piso de mármol pulido y reluciente

material y formato que nos hacía recordar la arquitectura de los 70s. Café y donas al pie de un local inconcluso y diablitos de central de abastos, locales comerciales ofreciendo rollos de papel de baño, salones VIP sin piso ni acabados, ni plafones ni electricidad, pero sí,

montados sobre manteles impolutos, algunos panecillos dulces y esponjados. Tlayudas con queso, tacos de trompo y anafres tradicionales frente a los inmensos ventanales de acero y aluminio natural anodizado y cristales templados con película de protección UV. Todo a la vista, sin

temor vergüenza o recelo, y para servicio y goce de todo aquel que tuviera un celular y una cámara adjunta capaz de dar cuenta en redes sociales y en tiempo real, de aquella para nada espontánea algarabía. Bellísimas y coloridas flores de papel. ¡BRAVO!

Y nuestra moneda, desapareció, como por arte de magia.

Todo aquel circo y sus muchas pistas montadas al interior de un mismo edificio —la terminal de pasajeros—, nos hizo olvidar que en realidad jamás nos mostraron el 90% restante de aquel monstruo de infraestructura que ese

día se inauguraba y que juraron haber terminado cabalmente A nadie le importo ver y corroborar, efectivamente, que la terminal de carga internacional con sus más de 100 mil metros cuadrados funcionara; Nadie vio el edificio que alberga las oficinas del SAT, y nadie corroboró

que también ahí estuvieran ya montadas y funcionando las agencias aduanales, indispensables para operar un aeropuerto internacional; Nadie fotografió ni subió a redes algún avión aterrizando o despegando de la pista norte, pista que al parecer nadie conoce; Nadie pareció darse

cuenta que la inmensa nave industrial para el Servicio Postal Mexicano, no funcionaba, que está vacía por dentro, inoperante; Nadie parece haber caído en cuenta que todos aquellos problemas y retrasos para llegar a la cita en el AIFA, habrían quedado resueltos con el

tren suburbano que conecta al aeropuerto con la ciudad, nadie lo uso, nadie lo vio, nadie recorrió su terminal perfectamente equipada y funcional. Estuvimos tan inmersos en garnachas y muñequitos de amlo, que ninguno tomó nota del hotel principal, ese donde el presidente dijo que

dormiría y que no durmió, porque al interior, ni muros, ni habitaciones, ni muebles, ni electricidad, ni agua, ni teléfono ni Internet existen. Y nuestro dinero, en un rápido y discreto movimiento, desapareció.

Todo el escenario y sus historias, ocurrieron dentro de la

terminal de pasajeros, y solo ahí, y nada más. Ese único espacio bastó para distraernos con flores de papel.

El Plan Maestro de 1ra etapa, documento y compromiso que funciona como marco referencial de esta entrega de proyecto, no ha sido resuelto.

El 90% del AIFA no está, ni terminado, ni operando. Esa, mexicano, es tu moneda… ¿Dónde está?

@axel Belfort