Lo primero que hay que entender es que la Biblia manda a los niños a obedecer a sus papás (Ef 6:1), pero nunca a los adultos. Esto nos muestra que sea lo que sea el significado de "honrar a tus padres", no quiere decir "hacer su voluntad".
Segundo, la Biblia sí les dice a los hijos que honren a sus papás, pero nunca les dice a los papás que pidan o exijan dicho honor.
Si el hijo necesita crecer en dar honra, es una conversación que Dios y su Iglesia, no los padres ni la cultura, deben tener con él.
En la Biblia, honrar se refiere a algo específico. De hecho, la palabra hebrea viene de la misma raíz que la que se traduce como "gloria" y quiere decir que honremos a nuestros papás al darles la merecida importancia en nuestra vida.
Su merecida importancia nunca les pone al lado o encima de Dios. Por esto, a veces honrar a nuestros papás se siente como lo contrario simplemente porque en ciertas circunstancias honrar a Dios implica no hacer lo que les haría sentirse felices a nuestros papás.
Darles la merecida importancia en nuestra vida tiene que ser definida por la Biblia y no por nuestra cultura. Por ejemplo, la Biblia dice que los dejemos al casarnos (Gen 2:24), mientras que nuestra cultura permite que sigan teniendo derechos e influencia sobre nosotros.
De manera similar, a veces nuestra cultura exige un tipo de honor en contextos en los cuales la Biblia reconoce que no es sabio hacerlo. Proverbios 26:8 dice: "rendirle honores al necio es tan absurdo como atar una piedra a la honda".
Una manera en la que podemos honrar a nuestros papás es hablar bien de ellos (cuando hay características de las cuales hablar). Cuando no son papás dignos de este honor, los honramos con nuestro silencio al no exponer sus imperfecciones ante otros más de lo necesario.
Otra manera es al tratarlos como dignos de tomar sus propias decisiones y las consecuencias de ellas. No los honramos al decirles qué hacer con sus vidas. Tampoco los honramos al no permitir que enfrenten las consecuencias de sus decisiones como cualquier otro adulto.
Rom. 1 dice que lo peor que le puede pasar a un humano es que Dios le entregue a su propio pecado y a sus propios deseos vergonzosos. Si nuestros papás pecan en nuestra contra, los honramos al poner límites en lugar de permitirles apilar cada vez más pecado para el juicio final.
Lo más importante: no hay mayor manera de honrar a un papá como volverse un adulto maduro, responsable y amoroso, con una buena reputación, que sigue a Cristo y honra a Cristo encima de todo. Esto les da honor ante todo el mundo porque tú eres reflejo de ellos.
¿Alguna vez alguien hizo algo que te hizo sentir amado en medio de una crisis? Y si no, ¿cómo te hubiera gustado que te trataran cuando sufrías? En el 🧵pasado aprendimos las cosas que NO deberíamos hacer cuando alguien sufre. Ahora nos toca hablar de las que SÍ.
Trátala normal (a menos que pida algo diferente) y regálale algo de normalidad. ¿Qué cosas le gustan? Es probable que le sigan gustando aunque no tenga ánimo. La persona es más que su dolor, pero a veces damos a entender que no hay otro tema de qué hablar más que lo que le pasó.
Si te abre su corazón, mantén la confidencialidad. No quieres además agregarle el sufrimiento de la traición y humillación. Si la persona sabe que no la vas a exponer ni compartir sus palabras CON ABSOLUTAMENTE NADIE, Dios te puede usar poderosamente en su proceso de sanación.