Si te pregunto cuántas razas de perros conoces, seguro que, a poco que te detengas a pensar, podrías hacer una lista considerablemente larga. Pero ¿y si te pregunto por cuántas razas humanas puedes nombrar...?
Aguanta. No desesperes. La respuesta, al final del hilo. #HilosDC8
Pero antes de responder, te quiero hablar de este sitio.
Se trata del Instituto Estatal para la Biología de las Razas, que fue fundado en 1922, en Upsala (Suecia). En su interior se cometieron verdaderas atrocidades en el nombre de la ciencia…,
…, y sirvió a militares del Tercer Reich para justificar sus sentencias a muerte.
Su objetivo inicial era estudiar a los habitantes del país desde una perspectiva racial, pero podemos decir que se les fue un poquito de las manos
El primer director de la institución fue Herman Bernhard Lundborg, quien, para entonces, llevaba años estudiando a los nativos de Laponia –los Sami– buscando justificación moral y científica a su creencia de la superioridad nórdica.
A partir de aquellos desvaríos de Lundborg, Suecia llevó a cabo la esterilización de más de 60.000 personas entre 1934 y 1975 “por imbéciles, deficientes o desviados”. La excusa era una supuesta higiene social y racial, y el objetivo último, la eugenesia.
¿Eugenesia..?
La eugenesia consiste, básicamente, en favorecer la reproducción de determinados individuos, para mejorar los rasgos hereditarios. Es decir, si no eres alto, guapo y fuerte, aléjate de esta gente.
Lo curioso es que, aunque es cierto que ideas similares han existido desde la Grecia Clásica, el boom de la eugenesia llegó con la publicación de “El origen de las especies”, de Darwin.
El perverso retorcimiento de la ciencia para justificar las más humanas calamidades.
¿Pero qué dice, de verdad, la ciencia al respecto?
A nivel molecular, diferentes estudios han concluido que no existen diferencias significativas para separar razas humanas.
Y es que, genéticamente hablando, todos los humanos –absolutamente todos– somos idénticos en más de un 99.9%. Al menos, eso es lo que dice el análisis de nuestro ADN. Por lo que resultaría imposible encontrar un parámetro fiable para diferenciar razas entre nosotros.
Podemos decir que el conjunto de los humanos pertenece a un mismo repertorio genético, con pequeñísimas variaciones.
Y, ojo, no estamos negando la diversidad genética. No, hija, noooo.
De hecho, es esa diversidad genética la que nos hace diferentes. Es esa diversidad la que nos permite evolucionar como especie. Pero es una diversidad no homogénea. Es decir, no hay conjuntos de variantes que se puedan asociar a grupos humanos, a razas.
Así que, volviendo al primero de los tweets, en animales domésticos, obtenidos por selección artificial de determinadas características, tiene sentido hablar de razas. Pero no es igual en el caso de los humanos.
Nosotros no tenemos razas. Si acaso, poblaciones. Y no lo digo yo, lo dice tu ADN. Así que ya lo sabes. La raza, en nuestra especie, podría tener sentido como concepto social, pero nunca científico.
Porque la raza, como las madres, sólo hay una: la humana.
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Hoy se ha anunciado que, por fin, se ha conseguido secuenciar el genoma completo de un humano.
Pero…, espera. ¿No llevamos veinte años secuenciando nuestro ADN? ¿O es que nos han estado vendiendo la moto todo este tiempo?
Vamos a ver. Te lo cuento:
Todo esta historia comenzó en el año 1990. El mismo año que nació Toni Kroos o que empezó la Guerra del Golfo. O el año en el que se estrenó El príncipe de Bel-Air.
Pero sigamos con lo nuestro...
En ese año de 1990 comenzó el Proyecto Genoma Humano. En ese momento, el objetivo fundamental era conocer la secuencia de nucleótidos (las cuatro letras de las que se construye nuestro ADN) que componían el genoma de un humano cualquiera.