Esta mañana (22 de abril), mi amiga, que viajaba en un pesero por #periférico sur en #CDMX fue inyectada con #benzodiazepina, según los análisis de laboratorio. Sucedió como hemos leído y escuchado múltiples veces: un tipo la miraba insistentemente, luego se acercó mucho a ella.
Ella se alejó. Él se acercó nuevamente, la empujó con fuerza, en ese momento ella sintió un piquete en el glúteo. Ella se puso alerta y le habló a su esposo, que iba en el mismo pesero, sí, sólo que unos pasos atrás de ella.
En cuanto el tipo vio al esposo, se bajó del pesero. Como todo estaba raro, mi amiga y su marido dejaron sus planes y se fueron a casa. Revisaron y, sí, efectivamente, tenía un piquete en el glúteo. Enseguida, al médico.
Análisis sanguíneo; revisión. A esta hora está drogada tratando de sobrevivir. Yo, llamándola cada 15 minutos, porque no debe dormirse ni su frecuencia cardíaca debe ser menor a 50. Claro, su familia está con ella; todos se hacen cargo.
¿Qué es lo que lleva a alguien a drogar a una mujer en el tranporte público? ¿Cómo se hará cargo de esa persona semiconsciente? ¿Tenía cómplices para bajarla del pesero y fingir que la ayudaban? Para su estado, necesitaban, al menos dos personas y un coche cerca.
¿Convencer al chofer de detenerse para bajar a la señora, a la vista de todos, quizá con ayuda de otros pasajeros? ¡IMPUNIDAD ES LA RESPUESTA! Y el descrédito de siempre: para qué vas en pesero/metro/coche viejo/coche nuevo/metrobús/teleférico/barco/tren/sola/acompañada-de-quién