Mi nombre es María, nací en las Islas Canarias, España.
Actualmente tengo 28 años en el 2022. He padecido disforia de género desde que tengo memoria. Cuando era pequeña, no sabía explicar lo que sentía, ni por qué. Me sentía diferente y no encajaba con las otras niñas. 1/25
Yo quería comportarme y ser tratada más como un chico aunque sabía perfectamente que yo era una chica. Esto y el sentirme atraída por otros estereotipos de género masculinos y no tanto con los estereotipos de género femeninos, me conflictuó. 2/25
El mensaje que me daba la sociedad, es que había algo mal conmigo porque no me comportaba lo suficientemente como una chica. El mensaje era que las niñas son femeninas y los niños masculinos y se acabó ahí. 3/25
Nadie me explicó que podía ser una niña masculina y que eso no me hacía menos niña que otras. Crecí conflictuada. Y eso empeoró en la pubertad y se agravó aún más en la adolescencia. 4/25
El sentimiento de que debería haber nacido niño y no niña persistió en el tiempo y poco a poco, a medida que la sociedad esperaba de mí más feminidad, empecé a sufrir. Siempre me sentí desubicada y no comprendía lo que sentía, ni por qué. 5/25
Lentamente desarrollé tristeza crónica,ansiedad,agresividad,autolesiones e incluso perdí el apetito o las ganas de levantarme por las mañanas.El sentimiento deque debería haber nacido niño y no niña me torturaba cada día sin que mis intentos por aceptarme sirvieran de mucho. 6/25
En la pubertad me disocié de mi cuerpo y desarrollé lo que después descubriría que es dismorfia, debido a un problema de estrías que me afearon mucho la piel y me hicieron odiar los cambios que estaban sucediendo en mi cuerpo. 7/25
Por ese tiempo dejé de mirarme al espejo e incluso evitaba ducharme para no tener que verme la piel. Culpé a mi cuerpo y las formas femeninas de aquello. Sentí que mi cuerpo me traicionaba y me hacía sufrir. Recuerdo que durante la pubertad me aislé. 8/25
Un día me desperté y ya era una mujer adulta. Hubo un tiempo en el que traté de convencerme de que era una mujer y cuando creía haberlo conseguido, el malestar volvía y me hacía sufrir nuevamente, haciéndome sucumbir en tristeza y confusión respecto a quién era. 9/25
Intenté compartir con amigas lo que sentía pero no parecían entenderme. No compartí mis padecimientos con nadie. Tras algunos episodios de carácter psicótico, me asusté y decidí pedir ayuda profesional. Por ese entonces estaba muy deprimida y solo quería matarme. 10/25
Tardaron en darme cita y mientras tanto, decidí buscar en internet mi sentimiento. Busqué: "Soy mujer pero siento que debería haber nacido hombre". 11/25
Fue así cómo llegué a la idea de la transexualidad como solución a mi sufrimiento, que la información catalogaba como disforia de género. 12/25
Investigando sobre este descubrimiento, llegué a vídeos de Youtube donde otras mujeres de mi país contaban su proceso de transición a hombre con hormonas cruzadas, testosterona inyectable. 13/25
De algún modo, sentí que todo eso explicaba mi malestar y mi vivencia personal, pensé que, si coincidía tanto en los síntomas, el remedio también solucionaría mi problema. 14/25
Cuando empecé las sesiones de terapia, todo cambió de rumbo cuando expliqué que me sentía mal porque de siempre había sentido que debería haber nacido hombre y no mujer. 15/25
A partir de entonces todo se centró en confirmar mi incongruencia de género y fui diagnosticada en un mes con trastorno de la identidad sexual y a juicio del profesional, podía empezar el tratamiento hormonal como solución a mi malestar. 16/25
Para solucionar la dismorfia que entonces padecía por mis pechos, dijo que podía realizarme una mastectomía doble radical. A pesar del visto bueno del profesional, me lo pensé y tardé en comenzar la terapia hormonal seis meses. 17/25
Cuando ya me convencí de que ese era el camino, pues era la única alternativa que me ofrecían al suicidio, comencé el tratamiento. 18/25
Siento que el profesional no indagó en mi malestar, ni si quiera cuando le advertí que creía tener depresión, me ninguneó y achacó todo mi malestar a la incogruencia de género. Yo tenía 17 años y confié en su diagnóstico, pero se equivocó. 19/25
Me prometieron, los profesionales que me atendieron, y la comunidad trans, que la transexualidad acabaría con todo mi malestar, que solventaría mi disforia de género. No fue así. En el corto plazo esperé a los cambios y seguí sufriendo. 20/25
En el largo plazo, pese a los cambios, seguí sufriendo. Aún así, me había convencido de que la transexualidad era mi única manera de estar en el mundo. Era eso o la muerte. Así viví cerca de diez años. 21/25
Diez años en los que seguí padeciendo disforia de género con sus síntomas agravados en el largo plazo. Ser transexual me hizo depositar todas mis esperanzas de bienestar en las hormonas y en las cirugías. Pero ser transexual trae consigo su propio lastre y limitaciones. 22/25
Depender demedicación,decitas médicas,miedo al desabastecimiento, impedimentos a la hora de vivir en otro país, no tener dinero para cirugías que te prometen el bienestar, frustración porque no obtienes los cambios esperados, situaciones en las que no puedes evitar recordar 23/25
…que tu cuerpo no es el que pretendes que sea... en mi caso, todo esto me provocó más disforia y nadie, absolutamente nadie, me previno de que quizá, la transexualidad no resolvería mi sufrimiento. Todo lo que dicen es que lo hará. 24/25
Pero yo no lo viví ni sentí así y eso hizo que poco a poco, volviera la tristeza crónica, la desesperanza, las ideas suicidas, el enfado, los comportamientos de autolesión, actitudes autodestructivas... Me sentí confusa y perdida nuevamente. 25/25
Si no podía vivir bien en transexualidad, y tampoco fuera de ella, ¿qué me quedaba? ¿la muerte? ¿otra vez? 26/50
Seguí odiando mi cuerpo en transexualidad, la dismorfia empeoró, nunca me vi lo suficientemente masculina, desarrollé dismorfia con partes de mi cuerpo con las que no había tenido ningún problema antes de la transexualidad. 27/50
El tamaño de mis pies, de mis manos, mi altura, el grosor de mis huesos, mis facciones seguían pareciéndome demasiado femeninas... 28/50
No me parecía en nada a la expectativa que había tenido acerca de mí misma como hombre, y es que, el profesional no pensó que fuera importante trabajar las expectativas antes de transicionar. Fue un error negligente. 29/50
Con 27 años no pude más, me veía otra vez en la misma puñetera situación. Depresiva, con actitudes autodestructivas y pensamientos que volvían a hacerme fantasear con el suicidio. Me dije que no podía seguir odiando mi cuerpo así el resto de mi vida. 30/50
Así que decidí esforzarme por aceptarme, sentí la urgencia de aceptar que nací mujer y que mi cuerpo es de mujer. No soportaba más la ansiedad de que mi felicidad dependiera de cosas externas, de que dependiera de cirugías que me aterraban. 31/50
Así que a medida que fui aceptándome, empecé a entrar en contradicción con seguir en transexualidad. 32/50
A medida que me veía con ojos más amorosos y aceptaba mi cuerpo como el de una mujer,empecé a sentir que lo había dañado con una mastectomía y que lo estaba perjudicando con unas hormonas inyectadas que no me pertenecían de forma natural. No quería someterme a más cirugías. 33/50
Empecé a sentir que quería liberar a mi cuerpo de todo eso y entré en una crisis de identidad, nuevamente. No comprendía qué estaba pasando o por qué. 34/50
Quise ser sincera conmigo misma, y cuando me pregunté si quería seguir siendo transexual por el resto de mi vida, la respuesta fue inmediata: "no". Y el mundo se me vino encima. 35/50
Llegar a la conclusión de que la transexualidad no ha resuelto tu malestar como se te prometió, es doloroso. Es difícil llegar a aceptarlo. 36/50
Yo hacía años que sabía que seguía mal, pero me negaba a aceptarlo, depositando mis esperanzas en las futuras cirugías, pero me daban mucho miedo y ansiedad. 37/50
Hoy agradezco haberlo parado a tiempo, porque ahora sé, que esas cirugías lo habrían empeorado todo, que el problema no estaba en mi cuerpo, sino en un conflicto debido a los estereotipos de género y otras cosas que sigo explorando en psicoterapia. 38/50
Tuve que reflexionar mucho y hacer mucho autoconocimiento, renunciando a mis creencias sobre el género y la masculinidad o feminidad como transidentidad para poder concluir esto y liberarme del conflicto que me impedía aceptarme y amarme como mujer. 39/50
Me he pasado diez años en transexualidad y toda mi vida, tratando de comprender por qué yo me sentía como me he sentido siempre. La transexualidad no me dio respuesta a eso. 40/50
En un año de reflexión, renunciando a todo lo que creía, enfocada en el amor propio y en el aceptar mi cuerpo como mujer, me ha ayudado más que todos estos diez años en transexualidad; en los que seguí disociándome de mi cuerpo y seguí sufriendo por ello. 41/50
He vivido limitada en todos los aspectos de mi vida por haber optado por la transexualidad, una opción que me ofrecieron profesionales y la comunidad trans, sin alternativa alguna. 42/50
Me prometieron que la transexualidad era la solución a mi malestar, prometieron que me daría bienestar, me ofrecieron lo que ahora sé es una utopía y una mentira. Yo me lo creí, porque estaba desesperada y arrastraba una salud mental muy mala. 43/50
En ese estado ¿quién no querría creer en un mágico remedio para su sufrimiento? Además, todo lo que había experimentado en mi infancia y adolescencia concordaba muy bien con el malestar que define la disforia de género, incluido eso de sentirse pertenecer al otro sexo. 44/50
Yo cumplía con todos esos puntos desde mi infancia, era una persona “transexual” de manual… pero todo fue un error por el que no volvería a pasar si pudiera evitarlo a toda costa. 45/50
No ha sido esa clase de experiencia de la que no estás orgullosa pero que repetirías por lo aprendido. No, yo creo que podría habérseme tratado diferente, creo que había otras maneras de ayudarme y se descartaron deliberadamente. 46/50
Creo que podrían haberme ahorrado diez años de más sufrimiento. También podrían haberme ahorrado el sufrimiento posterior, en mi detransición, pues despertarte un día de una ensoñación y hallarte en lo que se te presenta como una pesadilla, yo no se lo deseo a nadie. 47/50
Remontarme a mi infancia para comprender por qué sentía quedebería haber nacido niño yno niña, me hizo darme cuenta de que esto se debió a que quería reproducir estereotipos masculinos que solo se asocian al sexo masculino yque al ser yo de sexo femenino, sentí que no podía 48/50
…hacerlo y desearlo, me dio el mensaje erróneo de que yo, entonces, debí de haber sido niño y no niña porque así sería libre y nadie me juzgaría y no me sentiría mal ni desubicada ni confundida. 49/50
Todo esto fue inconsciente, claro, razón por la que no lo comprendía y he tardado en comprenderlo tantos años. 50/50
Pienso que, si las sesiones con el psiquiatra se hubieran enfocado en desmantelar el por qué yo he sentido que debería haber nacido hombre y no mujer desde mi infancia, y no tanto en confirmar la incongruencia, habría entendido y comprendido mi vivencia y me habría aceptado 51/58
y habría trabajado por seguir aceptándome como mujer con modos masculinos y femeninos… me habría ahorrado seguir sufriendo por no tratar el conflicto de raíz. El sexo es una realidad biológica y material. 52/58
La mujer es la hembra de la especie humana y el hombre el macho y esa es la única diferencia. Lo femenino y lo masculino son estereotipos de género que la sociedad asigna de manera sexista, es decir, en base al sexo de la persona. 53/58
Niñas, estereotipos de género femeninos: color rosa, pelo largo, vestidos, muñecas, dulces, cuidadoras. Niños, estereotipos de género masculinos: color azul, pelo corto, pantalones, rudos, valientes. Estos estereotipos no tienen una base neurológica sino social. 54/58
Por tanto, tanto si se es hembra como macho, no hay nada fuera de la socialización que determine que unos estereotipos sean exclusivos de un sexo, y otros del otro. 55/58
Por ello, yo fui una niña, hembra humana, a la que le gustaban los estereotipos masculinos, porque no hay absolutamente nada que me lo impidiera, únicamente, la expectativa sexista de la sociedad, la misma que me conflictuó y me hizo creer que había nacido en un cuerpo… 56/58
…equivocado.

Comprender todo esto ha sido un proceso de reflexión, autoconocimiento y psicoterapia. No ha sido fácil, pero por fin he comprendido mi vivencia personal y ahora estoy en paz con ella. Una paz que no me otorgó la transexualidad. 57/58
He podido resolver el conflicto y me siento liberada de una pesada carga que me estaba hundiendo en un abismo. Ahora, me centro en perdonarme, amarme y reparar el daño que me he hecho y me han hecho. 58/58
Testimonio de una mujer española que transicionó con 18 y detransicionó con 27. #RompeElGeneroNoSuCuerpo

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