Los hombres de musgo de #Béjar son figuras heráldicas que desfilan junto a la bandera de la ciudad en la procesión del Corpus Christi.
Por supuesto son hombres y mujeres de carne y hueso vestidas con musgo de las piedras de los montes de la zona.
Su presencia en la procesión se rastrea desde antiguo, denominándoles la documentación "salvaxes" u "hombres de mo", siempre desfilando junto al alférez (ahora los concejales).
Desde el siglo XVII surge una narración que les vincula con la conquista legendaria de la villa, una historia que ha arraigado de tal manera que forma parte de la mitología bejarana.
De motivo heráldico y alegórico, se transforman en el símbolo de Béjar junto a las 5 abejas de su escudo.
Otros elementos de la fiesta barroca del Corpus van desapareciendo progresivamente, manteniéndose los hombres de musgo por su simbología hasta la actualidad.
Su singularidad ha llevado al Corpus de Béjar a obtener la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2019.
(antes he repetido la foto, pero es igual)
¿Y qué cuenta la narración que tanto éxito tuvo? Pues que Béjar estaba en el siglo XII bajo el poder musulmán y que los caballeros cristianos se camuflaron con musgo para asaltar sorpresivamente las murallas, consiguiendo fácilmente la plaza.
Esta narración, escrita en 1679 sobre el papel, trascendió y se repitió hasta la saciedad en otros documentos. Pero es que además el historiador local Juan Muñoz la inmortalizó en una novela, "El día de Santa Marina", obteniendo un éxito sin precedentes a mediados s. XX.
Tanto que todavía se toma y transmite como relato histórico hasta el día de hoy, repitiéndose en noticias y reportajes. La verdad es que gusta más que el rollo de la heráldica, la alegoría y la explicación del salvaje del siglo XV.
¿Queréis ser hombre o mujer de musgo? Pues te puedes apuntar, aunque advierto que ir de esta guisa da calor y que hay una cola larga de aquí a varios años de espera.
Y si quieres ser espectador, pues pásate por Béjar este domingo or el convento de San Francisco a verlos vestir y luego poras calles para ver cómo procesionan. Y no te olvides disfrutar del resto de la fiesta, que también merece la pena.
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¿Qué preparativos se hacían para que la procesión del Corpus saliera estupenda en el siglo XVIII?
Ahí entraban en juego varias instituciones: el Consistorio, las cofradías, el Cabildo Eclesiástico y los duques de Béjar.
El CONSISTORIO se encargaba de que los vecinos limpiasen el trozo de calle frente a su puerta, engalanasen los balcones con colgaduras, esparcía hierbas aromáticas en el recorrido, vestía a los hombres de musgo y organizaba a los gremios para los arcos de vegetación.
Las COFRADÍAS sacaban en procesión a sus santos y construían altares.
El CABILDO ECLESIÁSTICO convocaba a los párrocos de la Villa y de la Tierra, que tenían asistencia obligatoria a la procesión, y se encargaban de las misas y ceremonias religiosas del Corpus y de su Octava.
Entre FIGURA ALEGÓRICA y personaje de TEATRO, su presencia desde antiguo, aderezada con ese relato ficticio de los orígenes de la ciudad, ha convertido a un motivo HERÁLDICO MEDIEVAL en un símbolo, en un mito que ha construído nuestra IDENTIDAD COLECTIVA.
Sobre este asunto reflexionamos en esta entrada de 2012 y en un grupo de jóvenes que intentó transformar esta figura de nuestro folklore en un MITO CONTEMPORÁNEO.