Thread by @PorqueroDe

Ahora que @laSextaTV está en entredicho, y RTVE en manos de la derecha por algún pacto oculto entre Sánchez y la oposición, el panorama mediático hispano queda en una curiosa situación que nadie parece haber advertido. Hilo👇

Hasta ahora, bien es sabido que tanto Mediaset como Mediapro poseen dos grandes cadenas generalistas. Entre ellas, la pública (la 1 y la 2) y alguna que otra autonómica, acumulan mucho más del 90% de la audiencia española.

Ese enorme poder, está en manos únicamente de tres: la empresa mediaset, la empresa mediapro, y el gobierno de la nación en la cadena pública.
Generalmente, tanto mediaset como mediapro, en sus dos grandes cadenas generalistas, adoptan tácticas similares.

Abordan el perfil de su audiencia intentando abarcar e máximo de sensibilidades. Mediaset, la 4 más progresista y la 5 más conservadora. Mediapro, la 3 conservadora y la 6 progresista. Generalizando mucho, claro.

Aparentemente, el objetivo está claro: cubrir la mayor parte de la audiencia posible, ya que son cadenas privadas, y por tanto, prima el beneficio. Ahora bien, cual es el perfil ideológico de sus dueños?. Veamos...

En el caso de Mediaset, y a través de un entramado más o menos complejo, el propietario es Fininvest, empresa del magnate y político Berlusconi. Por tanto, es fácil deducir el perfil ideológico del líder de Forza Italia.
Y Mediapro?. Este es más enrevesado. Veamos..

Es fundada en 1994 por Jaume Roures y Tatxo Benet. Se trata de un grupo audiovisual de orígen nacional, por tanto, pero que a lo largo del tiempo ha visto como su accionariado se ha ido diversificando. En 2006, se fusiona con el grupo Globomedia y la británica WPP.

En 2018 entra el grupo Orient Hontai Capital, empresa privada china que se hace con la mayoría de acciones, y actualmente, con el 85%, si bien Roures y Benet aún dirigían el grupo en la práctica.

Es decir, Mediapro como grupo audiovisual, ha tenido una deriva lejos de lo que ahora se sospechaba. Pero, dónde están ahora A3 y la Sexta?. Cuidado, se nos ha escapado algo por el camino...retrocedamos a ...2011

En este año, el grupo Atresmedia fusiona La Sexta al grupo, dónde ya estaba Antena 3. Atrás quedan por tanto Roures, Emilio Aragón, de El Arbol, y pasa a ser el grupo Planeta en un 41%, con participación también de capital externo inversor como Rotschild, Norges Bank, etc..

Esto incluye también al conglomerado alemán Bertelsmann y la italiana Azimut, generalmente grupos de inversión, más que empresas de producción audiovisual.

Con estas estructuras, ambas empresas privadas audiovisuales van ganando en propietarios inversores en lugar de productores, aumentando los contenidos contratados con pequeñas productoras, a modo de contratas para entendernos. Por tanto, el beneficio prima sobre la calidad.

No es de extrañar así, que en lugar de rigurosidad informativa, prime la audiencia. En lugar de calidad de contenidos, prime el espectáculo. En lugar de productos audiovisuales de nivel artístico ó didáctico, primen los realitiys y lo emocionalmente sencillo.

Y, por tanto, las cuentas de resultados mandan y a la hora de usar el poder de este oligopolio mediático, resulta lógico que se oriente hacia resultados políticos que favorezcan esa cuenta de resultado. Menos impuestos, más influencia empresarial en partidos, menos riesgos...

De esa manera, y cubierta RTVE por ese extraño pacto Sánchez-Oposición que algún día conoceremos, no queda sitio para una oferta audiovisual progresista, más que aquella que quieran ofrecer los grupos mediáticos conservadores del oligopolio.

Alguno pensará: qué tonterías, las empresas conservadoras nunca ofertarán contenidos progresistas. Se equivocan. Han venido haciéndolo, (o intentándolo) durante años. Recordemos su objetivo como buenos capitalistas salvajes: ganar dinero. Y no toda la audiencia es conservadora.

Esa ha sido la función que hasta la catarsis de Julio ha tenido La Sexta durante años. En Mediaset, ese papel lo cubría con menos éxito (a veces cuesta aparentar) la Cuatro. Ahora, desvelado el fraude de La Sexta, nadie cree ya que haya ninguna cadenan progresista.

Por tanto, hay una sensación de orfandad y vacío que alguien querrá llenar rápidamente, porque al capitalismo no le gusta perder beneficios, y porque la ciudadanía progresista es demasiado numerosa. A nivel audiovisual, hay ahora un punto de inflexión.

Naturalmente, los grandes grupos mediáticos intentarán capitalizar de nuevo esa audiencia. Pero ya no es tan fácil. El conejo salió de la chistera, y el público progresista mejor formado, no caerá en la trampa de nuevo.

Se abre un panorama apasionante dónde quizás los streaming, las redes y los medios audiovisuales alternativos ganen protagonismo. No es nuevo, y de hecho ya está sucediendo a gran velocidad. Falta que se cuaje con ofertas que acaben consolidándose.

Cual será la consecuencia a corto plazo?.
En mi opinión, una bastante imprevisible. La famosa brecha digital, se puede convertir en un telón de acero audiovisual. Las sensibilidades ideológicas ya no optarán entre ofertas del mismo formato, sino directamente por los formatos.

A mi juicio, esto va a crear un perfil cada vez más definido de las audiencias en cada formato, y puede que, al menos en España, empecemos a ver una deriva de la audiencia hacia fórmulas alternativas, estando como están atrapadas en su avaricia las grandes cadenas mediáticas.

Por tanto, el #FerrerasGate no va a ser sólo un escándalo mediático-político de primera magnitud, por mucho que las grandes corporaciones de la comunicación lo estén intentando minimizar.
Va a ser un punto y aparte en la comunicación política.

Y dado el poder que los medios de comunicación tienen manipulando, orientando y difuminando según conveniencia unas u otras opciones políticas, no es arriesgado aventurar fuertes oscilaciones incluso electorales a medio plazo.
Igual no todo estaba tan bien atado...