Algunas consideraciones sobre #MOTOMAMIMADRID, visto lo visto: 🧵
¿En qué momento de la historia decidimos considerar que un espectáculo sin un solo músico es un concierto? Esto estaba inventado ya de antes y tiene otro nombre: karaoke
¿Cómo es posible que un concierto sin un solo músico, en una plaza noble como el WiZink de Madrid, suene tan mal? Es mala pata que a la única ejecutante, la misma Rosalía, se le averíe el micrófono ¡en la primera canción! E indignante que no se le entienda una frase en 85 minutos
Como elemento estrella en la puesta en escena figura el cámara que persigue a Rosalía durante todo el espectáculo. Es decir: no solo asistimos a un karaoke, sino a un karaoke televisado. Rosalía elude la opción de comunicarse directamente con 17.000 almas. Es un selfi andante
Habrá quien hable de catarsis, delirio, comunión, locura colectiva, subidón. El culmen. La repanocha. Honestamente, no lo creo, y eso que la predisposición era máxima. Una vez más viene a la cabeza "El traje nuevo del emperador". La emperatriz vestía de rojo, pero iba desnuda
Los escasísimos gestos aflamencados del espectáculo se los puede creer un señor de Wisconsin, pero nadie más. #Motomami (término demencial donde los haya) queda mucho más cerca de Fabrik que de un tablao. Es un sarao poligonero, solo que con ínfulas. Es decir: horror al cuadrado
Y ya por último, ¿alguien puede explicar por qué la nueva reina empoderada, el símbolo de nuestra clamorosa e imperativa necesidad de referentes femeninos, elige rodearse solo de bailarines varones? Ocho de ocho: inapelable 100%. ¿Es una decisión estética, coreográfica?