Un 4 de agosto como hoy, en 1901, nació un niño en el peor barrio de Nueva Orleans: Battlefield. Su padre abandonó el hogar al poco tiempo y su madre, que tenía solo 16 años, se empezó a prostituir para poder llegar a fin de mes y casi nunca estaba en casa. 
En la casa de al lado vivía una familia judía, los Karnoffskys, que habían emigrado desde Lituania. Los vecinos notaron que el niño pasaba los días sentado solo en las escaleras de la entrada y le invitaron a cenar a casa.
En poco tiempo lo estaban tratando ya como otro de sus hijos. Se preocupaban de que tuviera ropa, comida y de que fuera al colegio. Y, viendo su talento, le prestaron dinero para comprar su primer instrumento, una corneta que le cambiaría la vida.
“Con ellos aprendí la importancia de “mirar realmente” al que está a tu lado y que el racismo existe también entre los blancos. En su honor, desde entonces, siempre he llevado al cuello una estrella de David”. Ese niño cumpliría hoy 121 años. Se llamaba Louis Armstrong.
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