Ando de viaje con mi hija adolescente. Paseamos mucho. Noto miradas furtivas, nada más.
Se me ocurre dejarle unos 20 metros y ver las reacciones de la gente. Todo cambia. Saco la cámara (clic)
Es repugnante y, como padre, lo que dan ganas de sacar es una katana
Le pregunto —>
Se me ocurre dejarle unos 20 metros y ver las reacciones de la gente. Todo cambia. Saco la cámara (clic)
Es repugnante y, como padre, lo que dan ganas de sacar es una katana
Le pregunto —>
¿Es normal?
—Sí.
¿Alguna vez ha ido a más?
—Hace 2 SEMANAS, cerca de casa, un hombre mayor me agarró del hombro y me dijo: "¡Qué cosa más linda¡". Me dio un susto de muerte.
—'Quita asqueroso', le dije.
—Asquerosa tú.
Respiro hondo... me junto más a ella y guardo la cámara.
—Sí.
¿Alguna vez ha ido a más?
—Hace 2 SEMANAS, cerca de casa, un hombre mayor me agarró del hombro y me dijo: "¡Qué cosa más linda¡". Me dio un susto de muerte.
—'Quita asqueroso', le dije.
—Asquerosa tú.
Respiro hondo... me junto más a ella y guardo la cámara.
Curiosidades del destino, la primera foto la he tomado en un pueblecito muy cerca de Florencia... donde en 1951, la fotógrafa Ruth Orkin, tomó otra instantánea icónica que denunciaba lo mismo.
«American Girl in Italy»
No hemos avanzado nada.
«American Girl in Italy»
No hemos avanzado nada.
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