Esta mañana, algo temprano para mi gusto, recibí un mensaje de un número desconocido. Alguien que me escribía desde el extranjero, al parecer. No tardé en caer: había de ser mi tía Paquita, que hace años marchó a Oxford a estudiar.
Gracias a Dios, todo le ha ido bien por Oxford.
Ahora me escribe desde Estados Unidos. Su gran sueño, trabajar para la NASA, se ha cumplido. Paquita es un as llevando ordenadores actos equipos móviles.
Trabaja para la NASA, pero siempre rehuyó los halagos.
Trabajar para la NASA está muy bien, claro que sí, pero Paquita tiene un problema serio. 11.500 euros en una maleta atascados en un aeropuerto de Estados Unidos.
Paquita necesita una foto de mi DNI para resolver el enredo.
Pero hemos tenido suerte. La tía Paquita vuela con la compañía LATAM. Eso nos da un rayo de esperanza.
La tía Paquita piensa que puedo estar burlándome. Al fin y al cabo, ni siquiera me ha dicho en qué aeropuerto está.
Juanjo está en ello. Y los sobrinos deseosos de que la tía Paquita llegue con ordenadores y equipos móviles.
Ese dinero es de la familia. La familia es lo primero. La tía Paquita, más que nadie, debería saberlo.
La tía Paquita, que siempre fue suspicaz, piensa que la estoy por timando. Creo que todo es por Juanjo.
El dinero es crucial para la familia. Pero la tía Paquita es tajante: ya no necesita mi ayuda.
Confío en que la tía Paquita esté bien y haya sido capaz de salir airosa y con su dinero, nuestro dinero, intacto.
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