Hace un año, nunca había oído acerca de #ROGD#DIGR. Hasta que recibí “la carta”. Mi hijo de 15 años, que nunca tuvo problemas con su cuerpo ni su sexo me dice que es una niña. Cuando comencé a leer “la carta” pensé que anunciaba su homosexualidad, que iba a ser liberador, que
era un signo de crecimiento, que íbamos a poder hablar de eso y que quizás tuvo relación con la depresión profunda que estaba sintiendo. No fue eso lo que leí. Leí lo inesperado, lo que no tenía sentido: Dediqué años a cuidar de su infancia y leer sus sentimientos, sus
necesidades. Esa niña nunca apareció. Como sociedad, vivíamos la resaca de los abusos sexuales infantiles, que nos enseñó que hay que creer a los niños, veníamos de reconocer que la homosexualidad nunca debió ser cuestionada o satanizada. Mi progresismo e identificación histórica
y familiar con la izquierda me decía que debía avanzar. Que debía reconocer lo que mi dulce niño me decía. Pero mi instinto me comenzó a hablar de lo contrario. Esto no calza, no me hace sentido, no lo logro ver. Mi amor y conocimiento profundo de este niño comenzó a gritar en
mi interior. Sí podía ver un chico que no quería crecer, un niño sensible que le aterraba hacer daño, ansioso de las relaciones sociales y con una autoestima prácticamente inexistente. ¿Se podía ser todas esas cosas a la vez de manera saludable?. Los terapeutas me empujaban a
conmemora el #ROGDAwarenessDay . #ROGD no es sólo la descripción de un fenómeno, saber de su existencia ha permitido volver a vivir la vida con honestidad. La honestidad que me debo a mi y a mi dulce y querido niño. El trabajo continúa…
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A year ago, I had never heard of #ROGD#DIGR. Until I received “the letter”. My 15-year-old son, who has never had any problems with his body or his sex, tells me that he is a girl. When I started reading “the letter” I thought that it was announcing his homosexuality, that it
was going to be liberating, that it was a sign of growth, that we were going to be able to talk about it and that perhaps it was related to his deep depression. That was not what I read. I read the unexpected, the nonsense: I spent years taking care of his childhood and reading
his feelings, his needs. That girl never showed up. As a society, we were living the backlash of child sexual abuse, which taught us that children must be believed, we came back from recognizing that homosexuality should never be questioned or demonized. My progressivism and