El dolor, el dolor lo estaba matando lentamente, no podía aguantarlo más, todo el día temblando y mareado le habían dejado agotado por completo, la náuseas constantes evitaron que logra comer aúnque sea una miseria fruta, sintiéndose aún peor con el estómago completamente vacío.
Su cuerpo, su mente y su corazón gritaban por un descansó a través de dolorosas punzadas por todo su cuerpo, ya no daba a basto, sintiendo como cada parte de su cuerpo poco a poco perdía las fuerzas, dejándolo sin poder respirar casi de lo agobiado y sofocado que se sentía.
Todo daba vueltas, la fiebre cosionando que empezará a alucinar, viendo sombras donde no las había, logrando que una enorme paranoia se colara por su mente, poniéndo en alerta su inestable cuerpo, en el cual habían partes que temblaban sin parar, zonas que jamás en la vida
pensó que podrían temblar, se sentía tan extraño, como si no fuera dueño de su propio cuerpo, como si fuera un intruso; y aquel maldito dolor que le dejaba sin aliento le estaba nublado el juicio, no sabía ni donde se encontraba.
Con dificultad tomo su celular necesitaba que le llevarán al hospital, necesitaba a alguien que hiciera que parará de sentirse así, necesitaba un abrazo pensó mientras las lágrimas caían de sus ojos como cataratas furiosas, dejando irritada toda la piel a su paso.
El brillo de la pantalla le cegó unos segundos, inclusive su vista no se sentía bien, como si sos ojos no estuvieran viendo lo que deberían de ver.
Bajando con mucho trabajo entre sus contactos llegó al de su pareja, él lo ayudaría¿verdad? claro que sí, no importaba que
hubieran discutido más temprano en el día, si le decía Volkov que se sentía mal, él vendrá a ayudarlo, así de bueno era su ruso. E inevitablemente sonrió a duras penas al pensar en el alto hombre siendo tan amable y dulce con el, aliviando momentáneamente su agonizante dolor.
Volkov siempre lograba ayudarle directa o indirectamente.
"Me siento mal :(" escribe luego de varios intentos, sus dedos apenas tenían la fuerza para teclear bien las letras y sostener el celular a la vez sumándose su visón borrosa a casua del punzante dolor de cabeza, el
cual solo aumentó al escuchar el ruidito que hizo el celular. Le había respondido, "Estoy ocupado" , y ahí una luego de quedar estático unos segundos una sonorosa carcajada sin gracia se escapa de sus labios, que idiota, que maldito idiota eres Horacio Pérez,
no haz aprendido,eh?! NO HAZ APRENDIDO NADA! su subconsciente le grito, estás solo, siempre lo estuviste, pensó con amargura.
Ahogando entre sollozos, no aguantando más el insesante dolor y responde con un simple "ok" cómo puede e intenta cambiar de contacto hacia el de su
hermana, pero lastimosamente no pudo pedir ayuda por culpa del el dolor, el dolor era demasiado para su cuerpo, para su corazón, el cumulo de dolencias fue tanta que entre lágrimas y gimoteos de auxilió se desmayó,
cayendo con fuerza de la silla donde se encontraba al frío suelo, haciendo un terrible sonido sordo.
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Maia esa tarde recibe una llamada inesperada de su hermano, sorprendida sin entender el motivo no duda en atenderlo, en ese momento se encontraba conduciendo junto a su madre, la había llevado a una consulta médica para ver sus avances, sintiéndose feliz y
contenta al saber que todo estaba bien y en orden, pero aquella llamada casi logra que choque el auto.
El escuchar un estridente golpe seguido de un lamento, ya conocido, para ella logra desestabilizarla por completo, y también a Charlotte, el ver el nombre de su pequeño
niño en el celular y escuchar aquello la dejo en shock, no sabía que pasaba— ¿Horacio? ¡¿HORACIO?! —Los gritos alterados de la rubia más joven se escuchan por todo el vehículo mientras conduce a rápidas velocidades a la gran mansión, temblando al volante mientras
escuchaba a su pequeño hermanito pedir ayuda entre sollozos y a su madre a su lado alterarse cada vez más.
Maia se consideraba una mujer muy fuerte, pero ahora mismo tenía tantas ganas de llorar, el no saber que pasaba, el escucharle ten mal y destrozado, no sabía como haría
al verle, no quería ni verle en ese estado — C-calma Horacio, ya llegamos, ya llegamos, aguanta hermanito, te lo pido —Sus palabras salen atropelladas a la vez que ingresa a la gragaje de la mansión, tenía tanto miedo, tanto que simplemente entro en pilo automático, ignorando
todo a su alrededor para salir corriendo e ingresar a la casa.
Y ahí casi se desmorona, pero debía ser fuerte, fuerte como siempre se le había inculcado. Más ahora, vejndo a Horacio tirado en el suelo, su cuerpo temblando ligeramente semi inconsciente mientras que un
charco de sangre le rodeaba la zona posterior del cuello. Al borde de un ataque de acerca al hombre tomando su pulso y agradeciendo a todos los diose y deidades que existieran por aquello.
— Todo estará bien, no he preocupes, todo estará bien— repite una y otra vez como una
mantra mientras que sin saber cómo lo logra levantar y llevarlo a su coche a todo prisa, siente la mirada preocupada y conmocionado de su madre a su lado, pero no puede hacer más que pensar en llegar al hospital,
Horacio tenía que ponerse bien, no podía perderlo otra vez, no podía perder a su hermano nuevamente, se negaba, no quería.
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Las horas pasan y las dos mujeres ven como médicos entran y salen de la habitación del moreno, corren de aquí para allá, algunos cubiertos de sangre, otros con distintas cosas en sus manos y ambas mujeres ya sabian que esto no acabaría bien, no
cuando una mujer no expresión aflijida se le acercó con cautela.
Charlotte jamás olvidaría el dolor que aquellas simples, pero irreales palabras le ocasionaron "No pudimos hacer mucho más, lo siento tanto", esas ocho palabras se le quedarían grabadas a fuego en su pobre corazón,
el cual lloraba por su hijo, su pequeño niño al cual se le fue arrebatado de muy infante y cuando por fin volvía a estar con él, se desvanecía sin ser capaz de hacer mucho más.
Esos cinco mensajes son los que manda luego de una hora, sinedo sincero consigo mismo Volkov había actuado de manera infantil solo por qué seguía enojado por su tonta pelea de la mañana. Ahora más calmado admitía dos cosas,
la primera era que Horacio tenía razón en aquella discusión y la segunda era que la preocupación se lo estaba comiendo vivo, el saber que su pareja estaba sola en su casa y sintiendose mal le ponía los nervios de punta, necesitaba asegurarse de que todo estuviera bien.
Así que sin importarle nada el trabajo y al ver que el moreno no contestaba sus mensajes salió a toda velocidad de la sede, llevándose un patrulla con él mientras conducía a rápidas velocidades en dirrección a la mansión, necesitan corroborar que todo estuviera bien.
Más sin embargo al llegar el panorama no le gusto en lo absoluto, la reja estaba abierta de par en par logrando que sus alertas saltarán, dudo en sacar su teléfono para intentar llamar al de cresta,
pero desistió, si se encontraba en peligro delataría su ubicación y eso sería muy malo.
Baja del vehículo con mucha cautela sacando su arma para ingresar a la mansión con el mayor sigilo que puede con sus enorme, y torpes, estremidades.
Ve uno de los banquillos tirados en el piso junto al destrozado celular a su lado, en la pantalla se podia ver apenas el contacto de Maia, cosa que extraño al ruso ¿Ella lo habría venido a cuidar? ¿Dónde estaba su auto? Pensó frunciendo el ceño con preocupación
mientras se dedica a revisar toda la casa cuidadosamente.
No había nadie, bufando con preocupación y molestia toma su teléfono saliendo del chat de su pareja y buscando el de Maia, llamándola.
Uno...dos... tres, la grabadora.
Vuelve a intentar.
Uno...dos...tr- —V-volkov ven al hospital, ya —La voz angustiada y cargada de una inquietante tristeza le aturde por completo, ¿Hospital? Hospital repite en su mente mientras sale de la casa y se dirige al hospital del sur.
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Nononononono, no por favor no, nono no y NO! sus pies tiran hacia atrás, era mentira, todo era mentira, Horacio esta bien, ahora mismo se encontraba en la mansión enojado con él mientras que el se dedicaba a cuidarlo, hacerle sopa de pollo y verduras para su mal estar, y
darles mucho muchos mismos como disculpas por la discusión de la mañana, si?
Él esta bien, Horacio esta bien, su Hache esta en exelente estado, está...— Horacio está bien —Dice con voz lastimera ante de caer al piso de rodillas, sinete la mirada fija del dúo de mujeres y
de Andrés, el cual no sabía que estaba en la cuidad, pero como le importaba ahora mismo, si atención recaía en el punzante dolor que sus desgarradores sollozos salían de lo más profundo de su garganta negando una y otra vez la verdad , porque Horacio esta bien,
solo esta enojado con él, nada más , está vivo, él está vivo...
"Perdóname por no haber estado ahí"
" Te extraño tanto querido mío"
"Me siento tan culpable, discúlpame mi vida"
"siempre juntos"
Fin :)
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Horacio se encontraba tranquilamente cocinando mientras cantaba y bailaba las canciones de su playlist, era temprano en la mañana, 10:30 para ser
más exactos y se sentía con todos los ánimos del mundo. Volkov cómo todos los días se había marchado alrededor de las 4 am dejándolo solo en la cama junto a una notita, pegada en la heladera, despidiéndose y deseándole un bonito día, por su parte respondió con un mensaje de
texto y un sticker de perrito, una mala broma rutinaria de su parte.
Hoy se había tomado el "día libre" entre muchas comillas, ya que se pasó la mayor parte de la mañana transcribiendo informes y soportando el hablar con superiores de otras sedes para llevar la cuenta de todos
Tw: V! Licántropo ♡
Pd: Mate = Soulmate:)
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El mediodía poco a poco hacia acto de presencia en la casa vacacional junto a los fuertes rayos de sol que invadían y se
colaban por las rendijas de las persianas semi cerradas. El licántropo eleva su mano con pereza pagando el despertador antes de que sonará y logrará lastimar sus sensibles tímpanos.
Refunfuñando por lo bajo busca el cálido cuerpo de su pareja, gruñendo en desaprobación al
notar la fría manta a su lado— Hache —alargando la última vocal deja escapar el apodo del moreno en tono berinchudo, ahora entendía como se sentía Horacio cuando lo dejaba solo en la cama, no era bonito despertarse sin su pareja a su lado. Y más si últimamente se sentía
Haciendo puchero como un niño pequeño que se le negaba un dulce, Volkov miraba a Horacio dándole órdenes a los nuevos agente recién ascendidos y a
los novatos de la lspd con desgana, ahora se estaba arrepintiendo muy seriamente de atender la llamada de Madisson y de aceptar aquella práctica de entrenamiento.
Podía oler la asquerosa exitacion de algunos de los cadetes hacia su pareja, impidiéndole disfrutar del dulce aroma
que desprendía el moreno, aumentando su malhumor a niveles extraordinarios, Horacio no era un pedazo de carne para qué lo mirarán con aquellos ojos, era su superior el cual deberían de respetar. Además hoy se suponía que era un día en pareja, sin gente a su alrededor, pero