Vi el último borboteo de @_LizVilchis e iba a decir que es mediocre, y no quiero ser elogioso. Tampoco me detendré en su incultura más que como síntoma: no hay mejor propagandista para la 4T. Anti intelectualidad, desprecio a la inteligencia, acriticismo. No se les caen dos ideas
Todo parece hecho minutos antes. Ni siquiera son listos para complotar. Se les ve el Word Perfect detrás, la máquina de offset. Doctor Simi es más sofisticado que el propagandismo de AMLO. No hay idoneidad —el jefe valora lealtad, no mérito. Chillan las chachalacas, jamás seducen
Por supuesto, no mejorará —porque la 4T de #AmadoLider apretará más los dientes. Profundizarán la monserga y la mentira. La bajeza será vomitiva. No habrá una pizca de inteligencia porque tampoco tienen humor. Es propagandismo achacoso, mid-70s. Descascaran. Ignaros.
Es penoso, pero ni aún teniendo recursos y favores —una oposición patética, una prensa con la IV puesta— son capaces de un departamento de propaganda sutil y con los mejores. La improvisación —jamás la imaginación— al poder.
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Charly acaba de pedir un Scotch doble. Camilla le hace señas discretas: aflojá que después roncás como cerdo.
Kate no ha parado de cuchichear con Willy. Mira de reojo a Cami y a Charly. Un mesero mexicano (hay meseros mexicanos en todas partes) dice que la vio paseando por el jardín de poison ivy hace un rato. Sonreía.
Una práctica política histórica en LatAm es inaugurar lo no construido. En mi pueblo había un tramo de 25km a una ruta provincial que aparecía asfaltado en todos los mapas: nunca lo construyeron, pero un gobernador anunció la obra e ‘inauguró’ la placa de inicio de trabajos.
Aún recuerdo a Eduardo Angeloz, un gobernador radical, que montaba un show con la llegada de una automotriz a una ciudad desdentada del norte provincial. Fue, puso la placa y la inauguró. Treinta años después no sé siquiera si esa placa sigue allí. La planta jamás llegó.
Cuando veo a AMLO inaugurar —o, en el eufemismo, pre-inaugurar— el AIFA, Dos Bocas y, en no mucho, el Tren Maya, veo una política reiterada: no importa terminar la obra, basta anunciarla. El olvido y la fragmentación de la memoria hacen el show de Potemkim: una ficción realista.
Llevo 22 años viajando a México cada año varias veces y esto jamás me pasó: desde aquí, hay unos 200 metros de viboreo hasta los mostradores de Migraciones.
Esto no es por saturación del AICM —México no volvió al pico de turismo de 2019—: esto es desfinanciamiento intencional.
Incluso con pico de turismo, esa que ven curva es transitable sin problemas. Fluye hasta entrar el hall de Migraciones; la congestión, si había, sucedía una vez en la ‘serpiente vallada’, frente a los mostradores.
El vaciamiento operativo es decisión del gobierno de AMLO.
Recién después de 1:10 hora, veo la entrada al hall. Un mar de gente. Seis filas de serpentina.
Los lambiscones de #AmadoLider monta así el caso: “¿Vieron? Ejtá saturado”.
Todos podemos abrigar —o exhibir— deseos de ajusticiamiento brutal contra un criminal despreciable, pero por ‘suerte’ la subjetividad individual no regla nuestras vidas: el Estado debe actuar según leyes y reglas, normas y procedimientos.
Que debamos recordar esto cada tanto exhibe en parte nuestra soledad e indefensión, real en muchas ocasiones y agravada por la percepción en otras.
Antes de pedir una desproporción, respiremos: un crimen para lavar otro sólo sirve de pulsión liberadora en la ficción.
El detalle interesante es que hemos pasado del posindustrialismo y los servicios a la economía del conocimiento y ahora —muy listos o muy desesperados— a vender *aire*, literalmente.
NFTs y nuevas formas que surjan necesitan dar valor de cambio ya no a un objeto —una mercancía— sino a abstracciones que apenas son materiales por un rato, que no posees sino que sos poseído por ella (el NFT lleva tu nombre, pero no tienes *uno*, físico).
La lógica de AMLO es similar a la de mis viejos amigos estalinistas que defendían a Fidel: tortura y crimen hay, pero lo central es todo lo bueno que tiene Cuba.
Como populista, AMLO defiende un dogma de fe: hay un sujeto político que es puro, el pobre.
Todo #AmadoLider busca en el pasado idealizado una reserva moral contra la que comparar este presente corruptor y sin valores. En el ruralismo descansa la Nafin verdadera: la que no cambia, la que mantiene tradiciones. La inmutabilidad es ahistórica y, por tal, conservadora.
A AMLO no le importan, como a los estalinistas, la suerte de las niñas y niños: son daño colateral, menor, en la misión redentora de El Pueblo Bueno, portador esencial sea del ser nacional.
Unos casos de trata y tráfico no son “la ley”. Los reduce a anécdota. Importa *lo demás*.