Desde Podemos hemos propuesto poner un límite a la subida de las hipotecas de tipo variable para proteger a las familias ante aumentos de hasta 200 euros mensuales. Volvemos a escuchar las mismas excusas de siempre para no llevarla cabo. La UE no nos deja.
HILO👇
En primer lugar, no es cierto que en el Tratado de la Unión Europea no se permita limitar las subidas de las hipotecas. Esta prohibición no está en el Tratado y tampoco en la directiva europea que regula la materia. No existe ninguna disposición que prohíba esta medida.
Es más, en España tenemos ya un Código de Buenas Prácticas, regulado por el RDL 6/2012, que establece algo similar. En caso de reestructuración de deudas hipotecarias, las entidades se comprometen a implementar una limitación del tipo de interés aplicable.
Es decir, si limitar la subida de los tipo de interés variables no estuviera permitido por la normativa europea, no estaría incluida en un código para que las entidades adheridas lo aplicaran, desmontando la excusa de que el Tratado de la UE no lo permite.
Es decir, si limitar la subida de los tipo de interés variables no estuviera permitido por la normativa europea, no estaría incluida en un código para que las entidades adheridas lo aplicaran, desmontando la excusa de que el Tratado de la UE no lo permite.
Esto ya pasó con el tope al gas, la subida del SMI o el impuesto a la banca y a las eléctricas. El problema es que la gente no puede esperar meses a que convenzamos al PSOE, arriesgándonos a impagos masivos como ya pasó en 2012. Tenemos que actuar ya.
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Se cumplen 10 años de la alianza del bipartidismo para cambiar el artículo 135 de la Constitución. Una reforma pactada a espaldas de la ciudadanía en pleno agosto para poner los intereses de los especuladores por delante de los servicios públicos.
La reforma del art.135 supuso la constitucionalización del neoliberalismo en España. Expresó la esencia del bipartidismo -la coincidencia en los grandes asuntos, en particular en política económica- y blindó la austeridad como dogma para afrontar la crisis financiera.
10 años después, la pandemia ha enterrado el paradigma de la austeridad. La COVID-19 ha puesto de manifiesto las terribles consecuencias de los recortes y el desmantelamiento de nuestros servicios públicos, que han sido una pesada losa a la hora de hacer frente a esta situación.