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@OGarzabello nos brinda otro texto de excelencia.

LA JUSTIFICACIÓN DEL TIRANICIDIO
Por Oscar Garza Bello
CDMX – 18/09/2022
La justificación del tiranicidio ha sido estudiada como políticamente válida por varios autores, pero quizá

el más elocuente pensador sobre el tema ha sido el sacerdote jesuita, teólogo, e historiador Juan de Mariana (1536-1623).

En la historia observamos que los tiranos son asesinados cuando afectan el orden y los intereses de amplios sectores de la población

y/o de importantes grupos de poder. Incluso en las monarquías absolutistas la espada de Damocles pendía sobre la cabeza del rey en su trono porque su estancia en el poder dependía de no ofender demasiado a sus súbditos para que no se sublevaran, y mantener

contentos a los nobles, militares y comerciantes que tienen fuertes intereses en mantener sus privilegios para que no conspiraran contra el monarca.

Un príncipe en la sucesión de la corona que asesine al rey para quedarse con el poder corre grandes riesgos si falla, por eso si

es astuto, primero deberá asegurarse de formar una coalición de nobles, ministros, militares, encumbrados comerciantes, banqueros y hasta monarcas extranjeros que estén dispuestos a cooperar con él, o por lo menos apoyarlo cuando se haga del trono.

Para que exista esa complicidad anterior o posterior al magnicidio, debe haber un descontento con el viejo rey para que apoyen al nuevo monarca que les prometerá beneficios ante el cambio.

En otras palabras, los tiranicidios no suceden simplemente por la

ambición de un impaciente al trono, siempre debe haber acumulado un alto grado de descontento por agravios cometidos por el rey o gobernante a ser asesinado.

Hay 3 formas en que se da un tiranicidio:

1. Una rebelión popular como la Revolución Francesa, aunque esta

haya sido instigada por una élite que azuzó el descontento de la masa.

2. Una conspiración de una élite descontenta como los asesinatos de Calígula y Julio César.

3. El asesino solitario encolerizado como en el caso de Lincoln, quien hoy por la historia oficial es

venerado como casi un santo, pero que era visto como un tirano contra la libertad y autonomía de los Estados por los Confederados, por lo que el actor John Wilkes Booth, lo mató disparándole a la cabeza mientras el presidente disfrutaba de una obra de teatro en un palco.

(Dentro de la mitología oficial se dice que la Guerra Civil de EUA fue por la emancipación de los esclavos negros. Sin embargo, la realidad generalmente es más compleja que la leyenda y la historia oficial; el mismo Lincoln decía que con tal de mantener la unión, él estaba

dispuesto a que se siguiera con la práctica de la esclavitud en los estados del sur).

Regresando al sacerdote Juan de Mariana, como nos los cuenta en su libro Liberalismo el profesor Jesús Huerta de Soto:

“Especial importancia tiene el desarrollo de la doctrina sobre la

legitimidad del tiranicidio que Mariana desarrolla en su libro De Rege et Regis Institutione publicado en 1599. Mariana califica de tiranos a figuras históricas como Alejandro Magno o Julio César, y argumenta que está justificado que cualquier ciudadano asesine al que tiranice

a la sociedad civil, considerando actos de tiranía, entre otros, el establecer impuestos sin el consentimiento del pueblo, o impedir que se reúna un parlamento libremente elegido. Otras muestras típicas del actuar de un tirano son, para Mariana, la construcción de

obras públicas faraónicas que, como las pirámides de Egipto, siempre se financian esclavizando y explotando a los súbditos, o la creación de policías secretas para impedir que los ciudadanos se quejen y expresen libremente”.

El tiranicidio no necesariamente tiene que implicar la muerte física del tirano, ahora podemos ser más “sofisticados”, basta a veces con su muerte política, es decir, quitarlo de manera definitiva del camino de los intereses de los agraviados.

Por ejemplo, el “establishment” y el “Deep State” de EUA no estaban a gusto con un “outsider” como Trump que no les debía favores, por lo que desde un principio todos los medios progresistas, el FBI, la CIA, el MI6 de Reino Unido (donde supuestamente trabaja James

Bond, el único espía que le dice a todos su nombre a donde quiera que va), y hasta miembros del mismo partido republicano incluyendo al expresidente George W. Bush, conspiraron para evitar que llegara a la presidencia, después para debilitarlo, y más

tarde para impedir su reelección.

A Trump le inventaron un caso de colusión con Rusia para manipular a la opinión pública durante las elecciones en base a un fabricado reporte de un "ex" agente de MI6 (una vez que eres parte del aparato de inteligencia, lo eres hasta la

muerte, aunque estés retirado pues te obliga la secrecía y debes atender cuando se te llame a servicio). Dicho reporte falsificado fue encargado y pagado por Hillary Clinton.

Algo similar hicieron con Charles de Gaulle cuando comenzó a exigirle a EUA que le cambiara sus

dólares del tesoro francés por oro, el “Mayo Francés de 1968” fue un descontento “popular” orquestado por la CIA que terminó con la caída del General de Gaulle.

Se critica a Maquiavelo porque nos enseñó la verdad de que la política no es moral, ni inmoral, sino amoral

(si eres de los que se escandaliza con Maquiavelo, como diría el personaje de Jack Nicholson: "You can't handle the truth!"). La guerra y el asesinato son instrumentos que siempre se han usado en la política interna y externa incluso en los países que se jactan de ser de

leyes, desarrollados, civilizados, y democráticos.

Hemos visto cómo los Estados modernos como EUA y sus aliados han peleado guerras bajo pretextos falsos, sin motivos de seguridad nacional, y violando esa ficción a la que llamamos derecho internacional, con el único fin de

hacerse de recursos de otros países, y estafar a los contribuyentes fiscales de sus naciones justificando transferencias de miles de millones de dólares al complejo militar industrial. No les ha importado la muerte de millones de niños, mujeres, ancianos y hombres

inocentes, ni que sus propios soldados pierdan la vida o queden física y mentalmente mutilados porque los usan como carne de cañón en esos conflictos bélicos. Para las élites, los civiles extranjeros y los militares propios son desechables.

Por lo anterior ya les he dicho que los ejércitos, las policías, y los servicios de inteligencia NO son para proteger a los pueblos, sino para defender y avanzar los intereses de las élites en el poder.

Sin embargo, a veces los líderes de algunas naciones van demasiado

lejos o son incompetentes y hay que removerlos de una u otra forma.

En México tenemos a un tirano con precaria salud mental y cardiovascular que no cuida su propia salud ni la de su hijo menor pues cada día se ven más obesos.

Si observan con cuidado el voluminoso abdomen de nuestro mesías tropical, notarán un bulto extraño alrededor de su tórax en algunos actos públicos. Eso que le rodea el abdomen no es otra cosa que un chaleco blindado.

Nuestro dictadorzuelo sabe que ha agraviado a amplios sectores de la población y afectado muchos intereses económicos de grandes empresarios locales, y peor aún, intereses geopolíticos de EUA y sus aliados. Recordemos que hasta en el Parlamento Europeo se ha

externado preocupación por la política energética de México, y que tanto en el Congreso como el Senado de EUA se ha descrito a AMLO como un riesgo para la seguridad nacional de esa nación.

Como dijo Claudio X. González sobre la 4T: “Van de pifia en pifia y de fracaso en fracaso”. AMLO tiene muy bien “maiceados” a los militares mexicanos para que no conspiren contra él, pero ha hecho perder mucho dinero a grandes potentados, y ha afectado los

intereses geopolíticos de EUA, y lamentablemente para él, sabe que no puede “maicear” a los vecinos del norte.

El hilo que sujeta la espada de Damocles sobre la cabeza de AMLO en su silla presidencial de Palacio Nacional se vuelve más delgado cada día.

La sombra de Juan de Mariana recorre los pasillos del poder en México.

Al tiempo.

Saludos cordiales,
Oscar Garza Bello.

SOBRE EL AUTOR: Oscar Garza Bello es economista, consultor de negocios, financiero y fiscalista (nombrado uno de los más importantes fiscalistas de México

por la revista Defensa Fiscal). Graduado Licenciado en Economía por el ITESM, Master en Administración Pública por la Universidad de Harvard, y Master en Administración de Negocios por la Escuela Kellogg de la Universidad Northwestern. Se ha desempeñado

profesionalmente en los sectores privado, no lucrativo, la academia, y los 3 niveles de gobierno.
Facebook/Twitter: Ogarzabello
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