Pablo Suárez fue un artista porteño (1937-2006) que comenzó como asistente de Berni (quien fue su mentor), participó del Di Tella, rompió con el Di Tella e hizo arte político y conceptual y luego recorrió todos los caminos, siempre genialmente.
Obra: Exclusión, 1999.
Florero con hojas, 1976. Obra de Pablo Suárez #RayoArte
Uno de los mayores desastres en la Educación fue terminar con la educación federal nacional unificada.
Los argumentos para que cada provincia se haga cargo de la educación en su territorio parecían lógicos, pero en la práctica significó instaurar la diferencia social y cultural.
El traspaso comenzó con Dictadura y fue esencialmente por motivos económicos (les pasaron Salud y Educación, sin recursos, para aliviar el déficit nacional).
Eso hizo caer la calidad educativa, incluso en lugares ricos como CABA. Fue peor para los más pobres.
Durante el gobierno de Menem se completó el traspaso (en los 70 había sido parcial, quedaban algunas pocas escuelas nacionales).
Y desde entonces todos los "cambios" no hicieron más que insistir en este esquema de que cada provincia tiene la educación que puede administrar.
En la mañana del 25 de mayo de 1810 una multitud comenzó a reunirse en la Plaza de la Victoria liderada por French y Beruti.
Reclamaba la anulación de la resolución del día anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de otra Junta de gobierno. 🧵
Como el Cabildo demoraba una resolución, el pueblo en la plaza comenzó a gritar:
"El pueblo quiere saber qué se trata".
Mucha gente invadió la sala capitular del Cabildo de Buenos Aires y exigió la anulación de la resolución del 24, que formaba una Junta de Gobierno presidida por el exvirrey Cisneros.
En mayo de 1810 lo que luego sería la República Argentina era uno de los 5 países más miserables y quizá el más deshabitado del planeta.
Vivían -en 3 millones de kilómetros cuadrados- 380.000 personas que tenían apenas lo básico para subsistir.
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En 1826, Lord Ponsonby (primer embajador de Inglaterra) escribía:
"Buenos Aires es el sitio más despreciable que jamás vi; estoy cierto que me colgaría de un árbol si esta tierra miserable tuviera árboles apropiados".
Realmente el país era miserable, sucio, feo, brutal.
Sin embargo, de esa nada que chapateaba en el barro (en realidad: toneladas de mierda y pis arrojadas a las calles) surgió un sueño.
Ese sueño, tras matanzas terribles que duraron 70 años y diezmaron a la población, se comenzó a hacer realidad: crear un país libre y soberano.
Los números son importantes.
¿Hubo realmente 6.000.000 de judíos asesinados por Hitler? Sabemos que no.
¿Importa que no hayan sido EXACTAMENTE seis millones? No, no importa nada.
El holocausto fue uno de los crímenes más monstruosos de la historia, más allá de la cifra.
Sin embargo, hay negacionistas del holocausto que dicen que al mentir sobre el número de los 6.000.000 de judíos asesinados se miente sobre el holocausto.
Por eso debaten constantemente que no se puede probar -y no se puede- que haya habido seis millones de judíos asesinados.
Ni las reconstrucciones más serias han logrado aproximarse a documentar fehacientemente seis millones de judíos muertos por Hitler.
¿Por qué entonces se habla de 6 millones? Porque fue la primera estimación de la matanza que pudo hacerse cuando se tuvo conciencia del genocidio.
Una de las cuestiones sobre las que más he reflexionado es ver qué proceso llevó a millones a aceptar la irracionalidad más crasa como su forma de vida.
Es un largo proceso de pedagogía mediática que transformó a cada imbécil anónimo en un Luis Majul sin fisuras.
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Voy a ser breve (esto merece un libro): los medios hace ya dos décadas se han transformado en propagadores no solo de mentiras -cada vez más groseras- sin sobre todo en maestros en el arte de no-pensar-jamás-racionalmente.
Durante los 20 años kirchneristas los medios se dedicaron a comparar la Argentina con Uruguay para TODO.
Cualquier economista mínimamente serio nunca compararía la economía de la India con la de Eslovenia. Ni se le ocurriría. Pero es lo que hacen los medios TODO el tiempo.
Una de las escuelas de arte más importantes del siglo XX -buena parte del diseño que hoy nos rodea proviene de allí- fue la Escuela de Ulm.
Foto: Maqueta para el estudio de la forma continua. Obra del taller en Ulm que dirigía el argentino Tomás Maldonado #RayoArte
En 1953 Alemania aún estaba en ruinas.
No solo los edificios estaban destruidos por la guerra, sino que las instituciones educativas y artísticas no se habían recuperado.
A pesar de que el Plan Marshall mostraba éxitos económicos, aun faltaban talentos.
La Fundación Hermanos Scholl aportó dinero para crear un centro de formación en arte y diseño que, además, aportara a la reconstrucción espiritual e intelectual de la Alemania que salía del nazismo.