Tack Tack Tack, pasos tras pasos era lo único que el nervioso moreno oía, su corazón retumbando contra su pecho con fuerza. Sus brazos envueltos en su propio torso con ímpetu, arrugando la camisa vinotinto que le había tomado prestada a su pareja hacia unas horas mientras veía
en todas las direcciones posibles, intentado ver algo entre la profunda oscuridad del lugar, dándole más escalofríos al imaginarse ojos viéndole fijamente. Deja escapar un suspiro tembloro seguido de un gritito al escuchar como de manera imprevista una puerta de madera pesada se
abría con fuerza, saliendo un gran hombre con una motosierra en funcionamiento para asustarlos, consiguiendo al segundo los estruendosos gritos de Alanna y Blake
*Joder joder joder* maldice para si mismo, sintiéndose temblar como si de una hoja a punto de caerse fuera. Más sin
embargo sigue avanzando con cautela junto a sus amigos por el estrecho pasillo de aquella enorme casa a la cual tanto le insistieron en ir, al final debió de aceptar irse junto a Eduardo y Gastón a la montaña rusa, y ahora no estaría a punto de tener un infarto por el miedo.
Nuevamente un estruendoso ruido se deja oír a su derecha sacando otra ronda de gritos de todos y algunas risitas nerviosas, todo parecía tan real qué Horacio debía de admitir que iba a tener una cuantas pesadillas con todos los monstruos que habían aparecido a lo largo del
interminable recorrido. Siente una manos posarse en sus hombros haciendo que dejara escapar un diminuto grito ahogado, rápidamente se voltea encontrándose contra el pecho del ruso — ¡Volkov! —Grita en un susurro llevando una de sus manos a su pecho, sintiendo su corazón latir
de manera desenfrenada, aunque de cierta manera le reconforta el tener a su pareja cerca.
— Priviet amor mío —Murmura el ruso soltando una risa juguetona al ver el estado nervioso del moreno— ¿Algo asustado? —Pregunta llevando sus manos a los hombros del adolescente más joven,
siguiendo a su grupo de amigos por el aterrador y estrechó pasillo. El de cresta despeinada refunfunea por lo bajo, murmurando algún que otro insulto al aire haciendo que su labio inferior sobresaliera haciendo un puchero adorable a los ojos del rubio ceniza.
Y antes de que Horacio dijera algo un muñeco de momia cae del techo logrando gritos de todos, incluyendo al moreno y sonresaltando al más alto, el cual no se esperaba aquel susto a la vez que siente el cuerpo del moreno apegarse a él por completo, envolviendo sus brazos en su
cintura y hundiendo su cara en su pecho, resguardandose ahí— Puta madre, nunca más entro a estas mierdas, jamás rusito —murmura con voz ahogada abrazándolo con fuerza, sacandole una risita a Volkov, quien no dudó en envolver sus brazos en el torso del de cresta,
intentado darle comfort a su pareja, y de cierta manera a él mismo también.
— Tranquilo моя маленькая, ya estamos en la recta final —Dice el ruso suspirando de alivió, el también estaba asustado y algo paranoico por todos las apariciones repentinas de aquellas "criaturas", pero
todo ese martirio había válido la pena por tener a su pareja abrazada a él sin tener que pasar la vergüenza de preguntarle, aún era muy tímido para pedir aquellas atenciones aunque estuviera hambriento de afecto físico de Horacio, a pesar de estar saliendo con este mismo hace más
de más de un año.
El castaño claro suspira con cansancio separándose unos centímetros del delgado cuerpo del ruso para poder caminar correctamente, aunque manteniendo su cercanía — Juro que cuando salgamos de aquí me voy derechito a mi casa a mimir, ya fue suficiente por hoy
para mí y para mi pobre corazón —Dice apoyando su cabeza en el hombro del mayor, agradeciendo internamente al ver, al fin, la salida de aquel horrible lugar — ¿Me invitas? —Murmura la pregunta en tono grave y dulce, conectando sus ojos azulados con los bicolores del más bajó
— Tu siempre tienes un lugar en mi cama bebé —Responde guiñando un ojo con coquetería a la vez que suelta una risita por lo bajo al ver las mejillas pálidas tomar un color rojizo intenso— , y más si es para dormir, ruso mal pensado —Regaña con tono burlón dándole una sonrisa
que es rápidamente correspondida mientras salen de la gran casa temática, no sin antes Volkov robarle un pequeño besito a su novio, había que aprovechar que luego el padre de Horacio no les dejaría ni respirar el mismo aire.
𝙳𝚒́𝚊 15
Tw: V!Licántropo ♡ / Hurt-Confort
Meses antes a la confesión
¿:( :)?
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Su respiración era un completo desastre, apenas pudiendo dar mínimos tragos de aire para complacer el alocado ritmo cardíaco que golpeaba con fuerza contra su pecho. Su mirada borrosa apenas le dejaba distinguir las figuras a su alrededor, siendo las brillantes luces en el techo
una gran molestia para sus ojos semi cerrados. Las voces constantes de los médicos le dejaban más aturdido aún, hablando de cosas que apenas podía registrar por su mal estado.
Está aterrado, por completo, tanto que quería largarse a llorar ahí mismo frente a tanta gente que no
𝙳𝚒́𝚊 5 y 8
Tw: V! Licántropo ♡
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La noche, tan oscura y profunda como el mismo océano, albergando un sin fin de criaturas desconocidas para el ojo humano, alguna amables y dulces, otras agresivas y ferozes, a la espera de un simple despiste para atacar sin remordimiento a su presa. La noche, tan bella, adornada.
con la hermosa luna y las estrellas; La noche, la fiel compañera de Volkov, siempre a la espera de poder dejarse ver luego de un largo día, alumbrando a todas las criaturas nocturnas con la tenue luz de la luna, a veces más fuerte, a veces más débil, por ahí estaba
Sus pasos, tan sigilosos como los de un pequeño ratón, no dejaban rastros de sonido mientras se acercaba rápidamente a su presa, sus ojos en rojo vivo, un color tan poco común en él, siendo usualmente reinado por un azul hielo, que congelaba a quien le mirase. Ahora, como si
del fuego mismo se tratase, se desliza entre los árboles con gracia y elegancia, evitando romper las diminutas ramitas que habían por el todo el suelo o tropezar con las raíces que sobresalían de la tierra.
Se mantiene quieto unos segundos, observando con atención al hombre a
𝙳𝚒́𝚊 2
Tw: Harry Potter au
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La suave brisa otoñal golpeaba con delicadeza el rostro moreno del gryffindor, el cual se encontraba escabulléndose entre los largos y espaciosos pasillos del castillo con una sonrisa sutil y traviesa formada en sus labios, cantando victoria internamente al ver que su plan había
funcionado. Había visto como el alto ruso le miraba de lejos, su curiosidad palpable en el aire al verle, atentamente, cambiar su cabello de color sin siquiera pensarlo a lo largo del día de manera aleatoria, de un rojo fuerte a un turquesa
Volkov daba vueltas en círculos en el living de la mansión,hacia dos horas que Horacio había salido de
servicio y por ende debía de llegar a casa en menos de cuarenta minutos, pero aún nada, el moreno no llegaba y le tenía los pelos de punta. Frustrado se deja caer en uno de los sillones mientras deja escapar todo el aire que había estado reteniendo sin saberlo.
Había sido un día, más bien, una semana complicada, empezando por haber discutido muy fuerte con Horacio por culpa del poco tiempo en el cual se veían a causa de sus horarios y de los viajes constantes a los cuales Madisson había estado
Siete y veinte de la tarde marcaba el reloj digital de uno de los celulares mientras que Volkov y Horacio seguían patrullando tranquilamente por la ciudad, ya era su última vuelta antes de regresar a la sede para salirse de servicio, si le preguntaban al ruso